~°III-B°~

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Entrar a la academia después de tantos años fue más difícil de lo que creía.
Tantos recuerdos llegando a mi de repente me ocasionaron un leve dolor de cabeza, y la mayoría de esos recuerdos no eran muy buenos.

—Al final llegaste.—miré hacia el sofá de la sala, encontrándome a Klaus mirándome sonriente—. Ya hicimos la ceremonia, pensamos que no vendrías.—

—Perdón por llegar tarde.—me acerqué y lo abracé.

—¿qué pasó?—

—Nada, simplemente no quería venir.—el chico rió.

—Bueno, eso es de las pocas cosas que todos tenemos en común.—

Miré el enorme cuadro de Cinco en la pared, sintiendo como el pecho comenzaba a doler.

—Aún lo extraño ¿sabes?—me acerqué al retrato—. Estoy comprometida, tengo una vida feliz y un negocio próspero... pero sigo esperando que aparezca en casa y que me pida un café.—sonreí.

—Pues la verdad me encantaría que me prepares un café, sí.—

Al escuchar aquella voz a mis espaldas, sentí un escalofrío recorrer todo mi cuerpo.
Me volteé lentamente, encontrándome a un pequeño Cinco. Se veía igual a como estaba el día en que desapareció.

—¿cómo es eso de que estás comprometida?—enarcó una ceja—. ¿no íbamos a estar juntos para siempre?—el chico me miró confundido—... ¿Estás bien?—

Sin decir nada, me acerqué y lo abracé con fuerzas.

—Sí, eh... no le gustan los abrazos.—soltó Klaus, por lo que me separé del chico.

—¿cómo...? ¿tú realmente has...?—me senté junto a Klaus—. No entiendo nada.—

Cinco estaba por responder, pero Klaus levantó la mano enérgicamente.

—¡yo se lo explico! Créeme, hermanito. Me entenderá mejor a mí.—Klaus me miró—. Cinco viene del futuro, en realidad es un cincuentón y ahora está atrapado en su cuerpo de 14. Listo.—

El chico sonreía complacido por su resumen, mientras que yo intentaba procesar todo.

—¿____? ¿estás aquí?—

Volteé hacia la entrada, viendo como mi prometido Bryan entraba a la academia.

—Aquí estoy.—llamé su atención, recibiendo una sonrisa de su parte.

—Hola, tú debes ser Klaus.—lo saludó—. ¿Y tú eres su hijo?—

El rostro molesto de Cinco fue más que suficiente para entender que debía sacar a mi prometido de ahí.

—Él es nuestro hermanito, pero no le des mucha importancia.—Klaus tomó a mi prometido y se lo llevó—. ¿Qué te parece si te muestro la casa? Es enorme.—

Apenas quedamos solos, Cinco volteó a verme.

—¿me cambiaste por ese idiota?—señaló la puerta por la que los dos chicos acababan de salir.

—Ese idiota no desapareció por 16 años.—

—Sí sí, entiendo pero ¿en serio, ____?—rodé los ojos.

—¿qué esperabas que hiciera? ¿que te esperara? Y si te hubiese esperado mírate, eres un niño y no tengo planes de ser una... una pedófila.—

—¡soy mayor que tú!—

—De edad seguro, pero mira tu estatura. ¿Crees que podríamos tener una cita sin que la gente nos mire raro?—

—¿estás intentando decirme que te gustaría salir conmigo?—alzó las cejas.

—No estoy bromeando.—

—Vamos, ____. Tú puedes cambiar de forma, vuelve a convertirte en una niña y estaremos parejos.—

—Cinco, yo ya tengo una vida. No puedo abandonar todo solo porque tú... hayas vuelvo.—

Aquello pareció molestarle, pero no dijo nada. Sabía que yo tenía razón.

—Al menos... ¿aceptarías ir al parque junto al lago conmigo?—lo miré durante unos segundos.

—No veo porqué no.—

•○•

—¿Dolores?—

—Sí, así se llama.—reí.

Ambos nos encontrábamos sentados en la misma banca que compartíamos años atrás.

—Te quejas de mi prometido y tú me cambiaste por un maniquí, que triste.—

—Ese maniquí fue lo único que me mantenía cuerdo, eso y el pensamiento de volver a verte.—

Un silencio algo raro nos rodeó.

—¿sabes algo?—bajé la mirada a mis manos—. Durante los primeros años, yo te esperaba en la noche. Preparaba un sándwich y un café y me sentaba a los pies de la escalera durante horas hasta que Pogo y mamá me obligaban a ir a la cama.—

—¿De verdad?—asentí con algo de melancolía.

—Te esperé durante mucho tiempo, Cinco... ¿Tú cuánto tardaste en reemplazarme por un busto de plástico?—

A pesar de que yo sonreía, Cinco no lo hacía. Estaba por preguntarle qué le sucedía, cuando sentí sus brazos rodear mi cintura.

—Lo siento... lo siento mucho.—me estrujó entre sus brazos—. Si te hubiese hecho caso, yo sería tu prometido ahora y no ese idiota.—le correspondí el abrazo con la misma intensidad.

—Lo hecho, hecho está. No pienses en eso ¿sí? Lo importante es que estás aquí de nuevo.—

—¿para qué volver si no voy a poder estar contigo?—

Me separé levemente de Cinco, notando como sus ojos comenzaban a cristalizarse.

—____ ¿puedo... puedo besarte?—

 puedo besarte?—

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~° One Shots The Umbrella AcademyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora