—____.—la pequeña volteó hacia las escaleras, encontrándose con un Ben sumamente emocionado—. Ya terminé tu sorpresa.—
La niña sonrió emocionada antes de correr hacia el chico.
—¿de verdad?—Ben asintió.
____ tomó la mano de Ben y prácticamente lo arrastró hasta el ático. Múltiples estrellas de colores colgaban del techo, mientras que en el centro de la habitación un muro hecho con libros apilados acompañaban dos sillones y una mesita ratona.
—Me costó un poco colgar las estrellas, aún no domino bien mis poderes pero creo que quedaron bonitas ¿no?—le sonrió a la chica—. Feliz cumpleaños.—
____ lo abrazó de inmediato, acelerando los latidos de ambos. Ben llevó sus brazos temblorosos a la espalda de la chica, correspondiéndole el gesto.
—Ben...—el chico se separó levemente, dedicándole toda su atención—. ¿puedo... puedo besarte?—
La sangre subió de inmediato a las mejillas del pequeño, quien creía increíble que aquello esté pasando.
—¿lo dices en serio?—la chica asintió sonriente—. Pero... ¿por qué?—
—Porque te quiero mucho, Benny ¿Tú me quieres a mí?—un poco de inseguridad se plasmó en su rostro.
—S-sí... te quiero mucho.—____ se alivió un poco, sonriendo levemente.
____ tomó la mano de Ben, guiándolo a los sillones y sentándose uno junto al otro. Al ver que el chico no daría el primer paso, la pequeña Hargreeves comenzó a avanzar, rompiendo poco a poco la distancia entre ambos. Cuando estaban a escasos centímetros de distancia, sintiendo la débil respiración del otro, ambos cerraron los ojos. Siguieron avanzando y avanzando, pero el tacto de sus labios nunca llegó. ____ abrió los ojos confundida, sorprendiéndose de inmediato al ver que había traspasado a Ben... literalmente.
—Este... es mi poder.—sonrió emocionada—. Atravesar cosas ¡al fin ha despertado mi habilidad!—
—¡genial!—Ben aún estaba algo distraído, pero le demostró su emoción—. Felicidades, ____.—
La chica, aún con una amplia sonrisa, tomó las mejillas de Ben y plantó un torpe pero dulce beso sobre sus labios.
—Saber mi poder fue el segundo mejor regalo de cumpleaños... poder darte un beso fue el primero.—
Ben sonrió avergonzado ante aquello, pues el beso también lo había sentido como un regalo de cumpleaños.
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