~° One Shots The Umbrella Academy

~°VII°~

Dedicado a __Paul__Rovia

☂️

—¿puedes llevarme al centro, ____?—miré fugazmente al hombre en el umbral de la puerta, para luego volver a enfocarme en mi bordado.

—¿qué dijo Diego?—

—Que no.—sonreí.

—¿y por qué yo debería llevarte?—

—Porque tú eres la jefa aquí, no Diego.—soltó seguro—. Sin mencionar que tú le regalaste el auto, por ende es tuyo también.—

—... no voy a caer en esa trampa.—

—Por favoooooor.—suspiré cansada.

—¿qué diablos quieres hacer en el centro?—

—... comprar algunas cosas.—

Dejé el bordado a un lado y le dediqué toda mi atención al hombre.

—¿cosas? ¿cosas como qué?—

—No lo sé... cosas.—enarqué una ceja.

Cuando Klaus se dio cuenta de que su chantaje no funcionaría, intentó escapar. Muy tarde.
Lo elevé por los aires y lo senté sobre la silla del escritorio, atándolo a ella con algunas bufandas.

—¡las bufandas son para abrigar, no para amarrar!—se removió.

—En teoría, las amarras a tu cuello así que...—me acerqué sonriente hasta él.

—Por favor, suéltame.—

—No, tú te quedarás aquí hasta que estés limpio.—me miró—. Oh si, por supuesto que lo noté ¿de verdad pensaste que te llevaría a comprar drogas?—

—... ¿tal vez?—

Tomé mi bordado y me senté frente a él.

—Te quedarás aquí hasta que termine esta preciosura.—el hombre bufó.

—El bordado es para ancianos...—

—No deberías tratar de anciana a la mujer que te tiene amarrado.—

•○•

Cuando Pogo nos avisó que la cena estaba servida, el rostro de Klaus se iluminó.

—No te preocupes, te traeré la cena aquí.—

—Por favor, ____... Déjame ir. Ambos sabemos que no servirá de nada todo esto.—

—Habla por ti, yo sí tengo fe... tengo fe en ti.—le sonreí antes de caminar hasta la puerta—. Vas a salir de ese pozo, Klaus. Y yo estaré ahí para lo que necesites.—

•○•

Después de la cena y durante toda la noche me mantuve junto a Klaus, quien a pesar de quejarse las primeras horas, terminó aceptando que no iba a liberarlo.

—¿puedes verlos?—puse un sorbete en el café y lo acerqué a la boca del chico, quien lo bebió de inmediato.

—Solo a Ben, pero a él lo veo siempre.—sonrei.

—Hola, pulpito.—saludé al aire—. Tanto tiempo quejándote de que Klaus era un idiota y mírate ahora.—

—Dice que después de tanto tiempo sigues sin ser graciosa.—reí por lo bajo.

—Al menos no me morí.—

—Ese fue un golpe bajo...—

—¿te sientes mejor?—Klaus asintió.