—¿estás seguro de esto?—Klaus y su novio Jack se pararon en la puerta de la academia.
—Seguro seguro no... pero ¿qué importa? Quiero que conozcas a mi familia.—
—¿Ellos saben que soy...?—
—¿holandés? Sí.—el chico rió por lo bajo.
—No hablaba de eso, tonto.—
•○•
Cuando ambos jóvenes se presentaron en la casa, ya casi era la hora de la cena. Allison, Luther, Diego y Pogo eran los únicos en la casa además de Grace.
—¿cómo se conocieron?—preguntó Allison mientras cortaba un poco de pollo asado.
—En un bar de la avenida.—
—Déjenme adivinar.—intervino Diego de mala manera—. ¿El bar de donde salen docenas de locos disfrazados y donde todos se acuestan con todos? Vaya, qué linda primera cita.—Klaus miró molesto a su hermano, pero decidió no decir nada.
•○•
—Perdón por Diego, es un idiota.—soltó Klaus mientras que él y Jack lavaban los platos.
—Tranquilo, no pasa nada.—
—Claro que pasa, se suponía que todo esta noche debía ser perfecto.—
—Bueno... tal vez podríamos ir por el postre, eso ayudaría ¿no crees?—Klaus lo miró sonriente.
—¡eres un genio, vamos por helado!—tomó sus mejillas y plantó un fugaz beso en sus labios.
Ambos hombres terminaron de secar los platos y se dirigieron a la sala.
—¿ya se van?—Diego los miró desde el sofá—. ¿Es que los gays se van a dormir temprano o algo asi?—
—¿¡cuál es tu maldito problema!?—Klaus se acercó molesto a su hermano.
—Ninguno, en absoluto.—
—Entonces deja de ser un imbécil.—
Diego se puso de pie de inmediato.
—Haré de cuenta que no me llamaste imbécil.—
—Oh, pues claro que lo hice.—le sonrió—. Eres un imbécil, uno que nunca en su miserable vida ha amado a alguien y por eso no sabe una mierda del amor.—
—No sabes lo que dices...—
Por impulso, Klaus empujó levemente a Diego, quien se tomó aquello de muy mala manera. Luther se interpuso entre ambos antes de que pasara a mayores, mientras que Jack tomaba a Klaus del brazo y lo sacaba de la casa.
•○•
—¿por qué tiene que ser tan idiota?—Klaus se encontraba recostado en su cama, con un tazón de helado en sus manos.
—No puedes esperar que todos lo acepten con facilidad, Klaus.—Jack se sentó a su lado, robándole un poco de chocolate.
—Pero no era necesario ser tan imbécil...—
—Ya no pienses en eso ¿sí?—besó su frente—. Tenemos helado, películas y lo más importante... nos tenemos el uno al otro.—
~Pero que cursi...~Ben hizo una mueca de asco desde el sofá.
•○•
Eran altas horas de la madrugada, y a pesar de que Jack llevaba un buen rato dormido, Klaus aún estaba despierto, observando en silencio al chico.
~¿sabes, Klaus? Eres afortunado de tenerlo.~Ben le dio unas palmadas~. Nadie soportaría a nuestra familia de locos Adams, además tú eres algo... especial. No lo dejes ir, hermano. Es el indicado.~el médium sonrió.
—Tienes toda la razón, Ben... espera ¿a qué te refieres con especial?—
El asiático sonrió divertido antes de volver a su lugar.
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