08 || Bomba de tiempo

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Capítulo 8: bomba de tiempo

Serenity se encontraba mirando a su hija bailar junto a Helios. Aunque tenía una mirada sonriente, se sentía algo inquieta en su lugar. Sabía muy bien, mejor que nadie, que debía hablar con sus hijas. El problema siempre había sido que no sabía como hablarles. Nunca había tenido que sentarse con su mamá a hablar sobre parejas, o del amor, o de algo malo que Ikuko hubiese hecho, por lo que no tenía ninguna experiencia ni tacto para hablarles a sus hijas de lo que de verdad sucedió con Seiya y Kaori, y como ella quería mantener a Kaori cerca. Si, Zoisite le había dicho que seguramente solo era lo mismo que hablar con las guardianas pero el problema era que aun cuando ella había pedido perdón a las guardianas, y todas le hablaban, no se sentía igual.

Y no era que se sentía mal estar con las guardianas. Pasaban tiempo juntas y todo, pero Serenity sentía que aún ellas no aceptaban el hecho de lo que dijo, o tal vez el beso con Seiya. Aún tampoco se atrevía a preguntarles.

Por su lado, Chibiusa había olvidado que estaba enojada. Su mente estaba completamente concentrada en moverse a la par de Helios, y lo estaba haciendo perfectamente. Si algo disfrutó Chibiusa de sus "clases de princesa" fue aprender a bailar, aun cuando no lo aceptara en voz alta nunca. Helios llevaba una de sus manos con delicadeza, y la hizo dar una vuelta llena de gracia. Los ojos de todos estaban en ellos, admirando como la hija de los reyes no era un desastre en el baile. La canción que sonaba repetía que eran infinitos, y asi se estaba sintiendo ella en ese momento; infinita. Y quería, también, que el momento lo fuera por que ella no sabía que pasaría luego con ellos. Si se enamorarían, si él se iria, si ella lo haría, si acabaría...pero mientras bailaban, mientras él la miraba, ella se sentía completa. Y entendió por unos momentos a su papá. Entendió por que no podía dejar ir a Serenity. Iba a doler dejarla ir, y ella sabía que le dolería dejarlo ir a él, pero a veces...los cortos infinitos eran buenos. Podían ser infinitamente infinitos. Cuando la canción acabo, Helios la atrajo a ella, quedando lo suficientemente cerca de la princesa para hacerla sonrojar. Esto último lo pudo disimular un poco, pues algunos invitados comenzaron a aplaudirles y eso la hizo sonrojar aún más. Aún así, la pelirosa no podía dejar de desear que no hubiese acabado.

- ¡Mirenlos! Tortolitos. - Cere río suavemente, acercandose a la parejita. - Aceptalo Helios, te soprendio que Lady sepa bailar.

- Debo aceptar que no pensé que ella disfrutara de bailar. - dijo él, con una sonrisa divertida.

- Soy una princesa, sé hacer de todo. - dijo Chibiusa, encogiéndose de hombros mientras miraba a la entrada. - Son mis abuelos y mi tío.

Hotaru, junto a los demás, no pudo evitar girarse para ver hacia donde Chibiusa miraba. Había escuchado tanto de como ella y Samuel habían estado enamorados, pero jamás lo había visto luego de renacer. Allí vieron ver a los padres de Serenity junto a su hermano, quien estaba notoriamente cambiado. Había crecido, obviamente. Por un segundo, la única guardiana exterior que faltaba por despertar sintió que todo le volvía de golpe, pero solo fue un segundo. Un segundo donde pudo sentir la nostalgia de un amor que no recordaba.

- ¡Oh! Samuel siempre esta muy guapo. - la voz de Hana hizo que todos volvieran la vista a la castaña. Ella llevaba su cabello suelto, y un hermoso traje color verde.

- Hana, me encanta tu traje. - dijo Chibiusa, riendo suavemente. - Pero por favor, no hables así de mi tío.

- Solo Hotaru puede. - dijo Juno, viendo sonrojar a la mencionada.

- ¡Claro que no! - Hotaru se cubrio el rostro con las manos mientras los demás reían.

- Como sea, feliz cumpleaños Lady. - Hana abrazo a la pelirosa por los hombros. - ¿Ya Helios te besó? Ya saben...

Destino de cristal [Sailor Moon] [SD3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora