10 || Madre tierra

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Capítulo 10: Madre Tierra.

[RECORDATORIOS:
• Este capítulo esta llevado en el pasado (aun)
• Cuando hablo de la "reina Serenity" me refiero a a la mamá de Serena en el pasado -Milenio de Plata.
• Representación de Atlas, Tanya y Shaylee en galería. Sabrán quienes son en poco.]

Venus observó por los pasillos, cerrando su comunicador. Había hablado con Mars, quien le dijo que la reina se encontraba hablando con Luna, y que también se encontraba con "las otras guardianas" hablando sobre la niña del futuro. Chibiusa supuso que se referían a Uranus y Neptune, pero no fue así, pues Venus le explicó que habían dos guardianas...dos guardianas que nadie había visto y que solían solo venir cuando habían "grandes problemas". Aún así, la rubia no pudo decirle más, pues no sabía. Con eso, Venus llevo con cuidado a la pelirosa hasta un punto lejos del castillo. Chibiusa la miró extrañada, pero de la nada, ella simplemente tomó una de las flores y tomo uno de los pétalos, entregándole uno a la otra chica.

— Lo pondrás en tu boca. — le dijo la chica. — Y solo deberás pensar en la tierra. Si piensas en otro lugar, terminarás...muerta.

Aquello no era del todo cierto, pero Venus no le diría que podría ir a cualquier lugar que quisiera con un simple pétalo. Aun no confiaba del todo en ella para decirle que aquellas flores tenían el suficiente poder para llevarla a donde ella quisiera, y por la misma razón, solo ella y la reina sabian donde estaban las flores. Chibiusa asintió suavemente, sin dudar de la palabra de la rubia, luego llevando el petalo de la flor con cuidado a su boca. Venus no lo hizo.

— ¿No vendrás conmigo? — preguntó Chibiusa al ver que la guardiana no imitaba su acción.

— No. Toma. — Venus le dió otro pétalo. — No estoy permitida allí a menos que sea específicamente enviada. Esté pétalo te ayudara a volver...— la rubia levantó la vista. — Si le dices a alguien que te ayude...

— Secreto por secreto, ¿lo recuerdas? — la pelirosa sonrió suavemente. Aunque ella no confiaba del todo en Chibiusa, la estaba ayudando, y eso era mucho más de lo que cualquiera haría. — Gracias por ayudarme.

Venus asintió. — Si vuelves aquí...ya sabes, alguna otra vez...tal vez puedas traerme un libro.

Chibiusa sonrió, llevando el pétalo a su lengua. Dos segundos después, se encontraba en un gran jardín de rosas de miles de colores. El viaje se sintió como una simple brisa, y el petalo en su boca se deshizo de inmediato. El que estaba en sus manos, al contrario, permaneció intacto. Chibiusa miró alrededor, no viendo a nadie, asi que comenzó su camino entre las miles de flores del mismo aroma...el mismo olor a hogar. La chica se preguntaba si de lo que había estado hablando su mamá tenía que ver con Venus y Mars, o con Star Fighter, o con su madre siendo algo...extraña sobre la gente de la tierra.

La pelirosa guardó el pétalo que Venus le dió, llegando a una gran casa que parecía adornada en aromas y flores hermosas. Por unos segundos, aquel lugar le pareció tan sereno y tranquilo...hasta que escuchó la conversación adentro. Parecía que alguien estaba discutiendo.

— ¿Qué demonios? — Chibiusa levantó una ceja ante los gritos. — ¿Cómo demonios se le ocurre insultarnos de esa forma? ¡Mira que acusarnos de que enviamos espias a la luna! Nisiquiera sabemos como llegar a la jodida luna.

— Shaylee, no utilices ese vocabulario tan vulgar, te lo suplico.

— ¡Nos están acusando! ¿Sabés que es eso? Nos ve cara de...de idiotas. — la quién supuso que se llamaba Shaylee siguió gritando con frustración. — También cree que podemos llegar a la luna, que ilusa. Cuando Atlas se enteré...

— Calla. — la otra voz dijo, y todo de hizo silenció. Incluso Chibiusa se mantuvo quieta, esperando que volviesen a hablar. — Presiento...

— Yo también. — Shaylee dijo rápidamente, y entonces Chibiusa escucho sus pasos acercarse a la entrada. Para su suerte, solo tenía dos opciones: correr y ser vista escapando y quedarse en su lugar. Ella decidió quedarse quieta, mientras la puerta de aquella cabaña se abrian y dejaban ver a una mujer con cabello púrpura asomándose. Sus ojos, en busca de algo, rondearon primero el jardín y luego se posaron en los de Chibiusa. Eran unos ojos purpura, como su cabello, que la miraban con curiosidad...y luego sospecha. — ¡Quieta! ¡No te muevas!

Destino de cristal [Sailor Moon] [SD3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora