Capítulo 2

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—Hola a todos, me llamo Jeon JungKook... Me gusta cantar y tomar fotografías. Soy nuevo en esta escuela y también en Seúl, espero poder llevarme bien con todos ustedes.

— Dijo que era nuevo aquí ¿De dónde viene joven?

—De Busan.

—Interesante... Y dígame, ¿qué tal le está pareciendo Seúl?

JungKook apretó fuertemente sus puños y tragó sonoramente saliva. Estaba tentando a contestar que no le agradaba para nada la capital y que prefería regresar a Busan. Pero en su lugar contestó otra cosa.

—Llegue apenas el sábado... No he tenido la oportunidad de recorrer Seúl, pero se ve que es una ciudad muy hermosa.

—Lo es—miro a todos sus alumnos, específicamente a las chicas que no le quitaban la mirada de encima al castaño—Espero que sus compañeras lo inviten a dar un paseo por la cuidad.

Todos en el salón rieron y la mayoría de las chicas se ruborizaron. JungKook sonrió apenado y bajo la mirada, se sentía muy expuesto parado al frente de todos sus compañeros. Lo único que quería era regresar a su lugar.

—Bueno ya fue suficiente—todas las risas se fueron apagando poco a poco, el profesor miró al castaño—joven por favor siéntese.

JungKook levantó la mirada y asintió, sus piernas se movieron rápidamente y para cuando se dio cuenta ya se encontraba sentado en su lugar. Su corazón estaba acelerado y algo dentro de él no le permitía estar tranquilo. Era como si tuviera el presentimiento de que algo malo le pasaría.

O tal vez solo eran los nervios que tenía por volver a ver a Suni.

Las horas de clases pasaron demasiado rápido, la chicharra sonó anunciando la hora de descanso y JungKook no sabía si debía de festejar o de esconderse bajo su banca. Su mirada se posó en un par de chicas que no paraban de mirarlo y de secretearse. Si el castaño no se sintiera tan deprimido, él mismo hubiera sido el que tomara la decisión de acercarse a ellas y volverse su amigo. Pero no. JungKook sentía que todo su mundo se estaba cuarteando, estando a punto de romperse.

Las chicas peinaron sus cabellos, corrigieron sus posturas y decididas se acercaron a JungKook —Hola guapo— el castaño se sonrojo, pero solo se limitó a sonreírles y a asentir en forma de saludo —Dijiste que eras nuevo en Seúl, a mi amiga y a mí nos gustaría llevarte a pasear para que lo conozcas— JungKook desvió su mirada hacia la puerta y sintió que su corazón se aceleraba — ¿Qué dices? ¿JungKook?

—Luego las veo— el castaño sonrió ampliamente, tomo la correa de su mochila y se levantó de su lugar, dejando desconcertadas al par de chicas.

—Pero, ¿qué le pasa?— preguntó una de ellas, ambas molestas voltearon y sus bocas cayeron abiertas al ver al castaño dirigirse hacia la hija de la directora — ¿JungKook conoce a Suni? — Ambas se miraron sorprendidas — ¿Crees que estén saliendo?—las chicas negaron rápidamente—No creo... Suni tiene novio...

—Hola Jeon—saludo tímidamente la rubia— ¿Listo para conocer la cafetería?

—Hola Suni, cla-claro.

Suni asintió, sujeto la mano del castaño y lo comenzó a guiar. JungKook se golpeó mentalmente. No podía ser posible que la rubia le gustara, apenas la había conocido y no había sido de la mejor manera. Pero por más que JungKook había intentado olvidarse de ella, no lo había logrado, cuando la vio por primera vez sintió que había encontrado a la chica de sus sueños. Suni era todo lo que buscaba en una mujer, era tierna, dulce, amable y muy hermosa.

JungKook levantó la mirada y se topó con varios ojos curiosos posados sobre ellos, Suni caminaba tranquilamente, ignorando a todos los alumnos que se cruzaban en su camino. JungKook se encogió de hombros. Si a Suni no le importaba a él tampoco.

Cuando llegaron a la cafetería JungKook se sintió pequeño. El lugar era enorme y estaba completamente lleno de alumnos. Por suerte el lugar contaba con varios puestos de comida.

— ¿Quieres comprar algo?

JungKook miró sus manos aún entrelazadas y sintió su rostro enrojecer —No... La verdad no— contestó tímido.

— ¿Estás seguro?

El olor a pan recién horneado, combinado con el aroma a café y otros condimentos, hicieron que el estómago de JungKook gruñera.

—Estoy seguro— mordió su labio inferior— ¿Tú no quieres comprar algo?

Suni negó con la cabeza y comenzó a buscar algo con la mirada. JungKook curioso imitó a la rubia, tratando de encontrar lo que ella buscaba. Al no encontrar nada la volvió a mirar— ¿Todo bien Suni?

De pronto la mirada de la chica dejo de viajar por todos los alumnos y se posó en un solo lugar. JungKook se tensó. Los ojos de Suni brillaron y una gran sonrisa se formó en sus labios, dejando ver sus blancos dientes.

JungKook sintió un extraño peso en todo su cuerpo, sus manos comenzaron a sudar y en su estómago apareció un extraño cosquilleo. El castaño conocía esa sensación.

Cuando JungKook iba en la secundaria, era uno de los chicos más guapos y populares de la escuela; las chicas y los chicos solían mirarlo casi todo el tiempo. Por esa razón el más alto supo que en ese momento alguien lo observaba.

— ¿Suni?— el castaño trago saliva y trato de seguir la mirada de la rubia. Sus ojos se encontraron con varios alumnos parados que les daban la espalda. Frunció el ceño. ¿Quiénes eran ellos?

No fue hasta que los alumnos se movieron, que JungKook pudo encontrarse con un par de ojos color avellana que lo miraban penetrante mente. 

Su respiración se cortó. 

¿Quién es él?

MI DULCE KARMA #1 - (JIKOOKMIN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora