Capítulo 44

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Los dedos de JungKook se enredaron en los mechones de Jimin, las manos del pelinegro se posaron en los hombros de JungKook, mientras se besaban tiernamente.

–Par de enamorados, dejen de tragarse– dijo Sun hee con un tono divertido –Ahora entiendo porque nos mandaron a nosotros por la comida.

Jimin y JungKook se separaron, un poco avergonzados.

–No los molestes– la regaño Hoseok –La verdad es que hacen una muy bonita pareja.

–Yo no lo niego– se encogió de hombros, mientras tomaba asiento frente al castaño y dejaba la charola de comida –Solo dije que ahora entendía porque querían estar solos.

JungKook carraspeo la garganta tratando de no sonrojarse –Te equivocas Sun hee, yo no necesito estar a solas con mi novio para besarlo– dijo seguro.

– ¡Uhhhhhh! – chillo Hoseok, sentándose frente a Jimin –Estuvo buena esa respuesta amigo.

–Está bien lo entiendo– la pelinegra levantó sus manos mostrando rendición –Tú ganas Kook.

Los cuatro rieron en la mesa y comenzaron a comer, mientras platicaban del evento de Hoseok, de su reconciliación con JungKook y de su estadía en Busan. El castaño mencionó orgulloso que conoció a los padres de Jimin y que les había agradado.

– ¡No lo creo!– chillo Sun hee –Ya tienes a los padres de Jimin a tus pies.

–Así es, mi Kookie logró conquistarlos con su encanto– con sus dedos acarició el cabello de JungKook.

–De verdad que ustedes son muy cursis– la pelinegra llenó su boca de un gran bocado de arroz hervido.

–Déjalos ser– dijo Hoseok, mientras les sonreía a sus amigos –Que sean cursis, quiere decir que se aman y que cumplirán todas sus promesas– desvió la mirada de la pareja y después la poso en su amiga –No como otras, que me dejan plantado en el día de mi evento– atacó resentido.

Sun hee abrió sus ojos y boca indignada.

–Ya te explique porque no pude viajar– aventó su cuchara en su plato –Creí que tenía el dinero suficiente para ir, pero cuando revise mi cochinito estaba completamente vacío. Mi madre tomó todo el dinero para comprarse sus tintes...

Sun hee y Hoseok comenzaron a discutir, como ya era costumbre. Jimin y JungKook se encogieron de hombros e iniciaron a comer, mientras intercambiaban caricias llenas de ternura, ignorando a sus amigos y todas las miradas que les dirigían los demás.

Las clases de JungKook terminaron antes, gracias a que el profesor de álgebra se ausentó. Hoseok se despidió porque quería aprovechar el tiempo para practicar sus pasos de baile y Sun hee se fue siguiendo al pelirrojo, en otro intento por lograr que la perdonara. JungKook sabía que su amigo se estaba haciendo del rogar solo para molestarla. 

El castaño se dirigió al patio, se sentó a los pies de un árbol, para perder el tiempo en lo que su novio salía de clases. Saco su celular, conectó sus audífonos y se puso a escuchar música.

Los ojos de JungKook estaban posados en el pasto, mientras una sonrisa se formaba en sus labios. Recordó cuando Jimin le regaló un nuevo celular en la casa de sus padres, porque aún se sentía culpable por la pérdida del antiguo celular de JungKook, en aquel accidente en el bosque.

A pesar de que JungKook se negó, Jimin le insistió como niño pequeño, haciéndole berrinche, hasta que el castaño terminó por aceptarlo.

JungKook no pensaba quedarse de brazos cruzados, planeaba regalarle algo a su novio.

MI DULCE KARMA #1 - (JIKOOKMIN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora