26. Me voy a volver majara

299 41 93
                                    

La música de El Kanka sonando por la radio me despertó

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La música de El Kanka sonando por la radio me despertó. Era bastante temprano pero mi amiga no tenía piedad alguna conmigo. Me arrastré hasta la cocina, donde se encontraba ya canturreando «Lo mal que estoy y lo poco que me quejo». Me parecía de lo más apropiada para aquel momento.

—¡Por fin te veo, chico desaparecido! —me dijo Rocío por encima de la música.

A pesar de no tener aún un café cargado en mi sistema, sí que fui capaz de sentir una pequeña punzada de remordimiento.

—Te tengo muy olvidada, ¿verdad? —conseguí decir.

—Mucho. —Hizo un puchero, pero al instante se rio, liberándome un poco de mi carga—. Es normal de todas formas. Te tiene absorbido el amoooooooorrrr.

—Ves demasiado Masterchef, ya hablas como Samanta —le dije bromista.

—¡Eh, no te quejes! Estoy aprendiendo a cocinar gracias a Masterchef.

—Si llamas cocinar a eso que haces de poner las latas de atún de forma rara...

—Se llama emplatar, chalao. Verás que te voy a acabar haciendo unas esferificaciones.

La miré entrecerrando los ojos, pero con cierta diversión.

—¿Y no puedes acabar haciendo un puchero? Que lo mismo con unas esferitas quemas la cocina.

Se quedó mirándome con cara de pocos amigos y con los brazos en jarras.

—La duda está ofendiendo mucho, Vic. Además, las esferificaciones no se hacen con fuego, por lo que no podría quemar nada —concluyó quitándole totalmente autoridad a su modo ofendido.

Me reí con ella y luego me abrazó, dándome luego un beso en la mejilla.

—Me tengo que ir a trabajar, pero tenemos que echar un rato tú y yo y que me cuentes, ¡eh!

Asentí sonriente y sin esperar más se marchó, dejándome aún con la música de El Kanka a todo volumen. Decidí ponerme en marcha y organizarme un poco, aprovechando además que no entraba a trabajar hasta la tarde, pero sonaba Quién me mandaba a mí y mi mente, por lo general centrada, se evadió. Me dejé envolver por la música y sonreí.

De pronto me acordé de Héctor y, antes siquiera de poder hacerme el café, fui a por mi móvil y le mandé un mensaje.

«Hey! Rocío me ha despertado con su música a todo volumen y en más de una me he acordado de ti. Te estoy haciendo una lista romántispiradora buena buena ;)»

Sin esperar su respuesta fui a por mi café, consiguiendo despertarme del todo. Efectivamente, era para mí un brebaje mágico y no lo podría negar nunca. Me puse a recoger cosas de mi habitación, limpiar un poco la casa y poner cosas en orden. Era un poco dejado, no al punto de ser un desastre, pero si me descuidaba un poco tardaba más de la cuenta en volver a dejar todo en su sitio.

El mejor errorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora