21.El amor es una mierda

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Frustración

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Frustración. Desesperación. Angustia.

Me tiré hacia atrás dejando los auriculares sobre la mesa, por los que sonaba —por décimo quinta vez— You're Beautiful de James Blunt, la cual ya tenía en bucle.

No me salían las palabras, y eso me estaba angustiando más de lo que creía. Volví a posar la vista en la libreta donde había escrito todas las ideas una y otra vez, sabía que no faltaba nada, pero aun así el capítulo quedaba soso. Sin fundamento. Sin nada. Le faltaba algo y lo peor es que no sabía lo qué.

Volví de nuevo al principio y me dispuse a releer todo lo que llevaba escrito. Una y otra vez, y así llevaba todo el bendito día.

Sabía que el amor no estaba hecho para mí. Nunca fui romántico, y hasta ahora no había supuesto ningún tipo de problema en mi vida. A mí me daba igual, a mis parejas también, y a pesar de que en mis redes sociales me llegaron a comentar que había faltado algo de química entre la pareja protagonista en mi anterior novela —que básicamente no existía, sino que se la sacaron de la manga— mis lectores tampoco parecían demasiado molestos por ello.

Podría dejarla así y que Miki se encargara de marcarme los fallos, de decirme exactamente qué era lo que hacía que la relación entre ellos no fluyera bien, qué era lo que impedía que yo me la creyera. A fin de cuentas la loca idea de añadirle romance había sido suya, pero era demasiado perfeccionista para permitir eso.

Borré la mitad de lo que llevaba y comencé a escribir de nuevo, intentando describir las miradas sugerentes que se dedicaban, los sentimientos que se despertaban dentro de ellos al sentir el simple roce de sus manos y las tontas risas de enamorados.

Lo intenté una y otra vez hasta que me di por vencido y, pensando que tal vez no sería mi día, cerré la tapa del portátil y lo cambié por mi teléfono móvil.

Llevaba demasiadas horas encerrado dentro de esas cuatro paredes, posiblemente mi mente necesitara oxigenarse un poquito.

Entré en el Whatsapp y pasé la vista por todos los mensajes que tenía por leer, aunque no respondí a ninguno de ellos.

Seguí bajando hasta que llegué a la conversación de Víctor y, con una necesidad sobrehumana de desahogarme con alguien, le comencé a escribir.

«El amor es una mierda»

Envié sin más, dándome todo exactamente igual. Salí de su conversación y de la aplicación para entrar en el Facebook, para no hacer nada. Todo me aburría y me angustiaba.

Tiré el móvil encima de las mantas y me levanté con desesperación, hasta que el aparato comenzó a vibrar. Seguro de que se trataría de la respuesta de Víctor me tiré sobre la cama en plancha y abrí el mensaje sin fijarme en nada.

«Aaaajam. Sabes qué le estás diciendo esto al tío que ayer te comió la boca, no?»

Observé la pantalla durante un largo rato, releyendo sus palabras como si no estuviera comprendiendo nada. Tenía la mente totalmente en off en ese momento.

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