★Abrazame fuerte.
SeokJin es aceptado en una academia militar, debe tomar un vuelo desde Corea hasta Rusia, todo por el honor de su familia.
No es muy bien recibido por algunos de sus compañeros, éstos se la pasan burlándose de su persona.
Namjo...
Después de su baile, Seokjin y Namjoon decidieron que era hora de irse, sorprendiéndose cuando salieron y observaron el oscuro cielo estrellado.
-Wow... la noche de verdad parece mágica en Rusia.- Musitó Seokjin.
Namjoon le tomó la mano al distraído pelinegro, entrelazando sus dedos, observando con adoración el perfil iluminado con la luz plata de la luna de Seokjin.
-Lo es.- contestó.
Seokjin miró a Namjoon, sus ojos brillaban hermosamente, su sonrisa complacida alertando a Seokjin.
-¿Qué estás pensando?- preguntó.
Namjoon sonrió más.- Nuestra cita aún no termina.
Seokjin apretó la mano de Namjoon, sonriendo, y recién dándose cuenta que tenían entrelazados sus dedos.
El toque debería aún ser nuevo para Seokjin, pero por alguna razón, se sentía bien, se sentía correcto, ellos debían estar ahí, eso tenía que pasar.
-¿Qué estamos esperando?-sonrió Seokjin.
Ellos comenzaron su camino para hacer el viaje de pequeño trayecto hasta San Petesburgo. En el camino ellos no soltaron sus manos, y de vez en cuando se lanzaban indiscretas miradas llenas de sonrisas y rostros ruborizados, porque caían en cuenta, verdaderamente, que eso era una cita real.
La primera cita con un hombre de Seokjin. Él quería creer que por eso estaba tan emocionado, tan vulnerable a cualquier cosa que pudiera decirle el castaño, y ese era el día donde el año nuevo comenzaría. Ambos tenían muchos planes a futuro, ¿cómo de verían cada uno en los planes del otro?
Cuando finalmente llegaron a San Petesburgo, tomaron un carro hasta la Academia, ya eran las 9 de la noche y el lugar estaba casi vacío a excepción de algunas personas que quedaban, y para esas personas, la Academia les estaría organizando una pequeña reunión junto con los maestros para celebrar que el año viejo se va.
Entre risas y susurros, llegaron a las habitaciones, entrando a su cuarto.
Seokjin abrió la boca cuando observó una mesa cerca del ventanal estilo terraza que tenían en su dormitorio, con una impecable comida en ella, recordando que Namjoon le había dicho que su cita no había terminado.
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Seokjin sintió como alguien tocó su cintura y se acercó a su cuello.
-¿Te gusta?- susurró Namjoon.
-¡Me encanta, Joonnie!- Seokjin se volteó, buscando los labios del castaño en un dulce pero eufórico beso.
Se separaron sonriendo grandemente, soltando risitas que llenaban la estancia del lugar. Caminaron hasta la mesa y se sentaron, disponiendo de un corto agradecimiento y comenzando a comer.
Hasta ese momento, Seokjin no se había dado cuenta de que de verdad había tenido hambre.
Y Namjoon no estaba diferente, devoraba ágilmente la comida.
