★Abrazame fuerte.
SeokJin es aceptado en una academia militar, debe tomar un vuelo desde Corea hasta Rusia, todo por el honor de su familia.
No es muy bien recibido por algunos de sus compañeros, éstos se la pasan burlándose de su persona.
Namjo...
—¿Te lo vas a poner o no?— mofó Jimin. ¿Por qué Seokjin tenía que poner peros si él sólo quería maquillarlo un poquito, nisiquiera se iba a notar.
Seokjin miró cuidadosamente el eyesliner de plumón y lo señaló.
—¿Eso no es peligroso?
Jimin casi se ríe de la ignorancia de su amigo, casi, porque en realidad le dieron ganas de llorar.
Seokjin estaba vestido elegante y muy bien arreglado para esa noche, donde al fin saldrían para divertirse un poco. Namjoon no había asomado y sólo le había dejado algunos mensajes brutos a Seokjin.
Já, básico, nadie hace sufrir a su amigo y sale ileso de eso, pero esa noche sólo se preocuparía en él y su salida.
—No hace daño, ven.— Jimin tomó el delineador.— cierra los ojos.— con miedo Seokjin obedeció, Jimin hizo una línea delgada en cada ojo, el pulso no era lo suyo, pero habían quedado bien.— abre los ojos.— Seokjin parpadeó repetidamente y luego fijó su vista en Jimin.— vamos bien.— el rubio tomó lápiz de ojo negro y lo aplicó en la parte de abajo del ojo de Seokjin, difuminando luego con su dedo.— sólo un poco más.— con una brocha limpia tomó sombra de ojos negra y la colocó donde había puesto lápiz para sellar ese parte.— Oh Dios, pareces un muñequito, falta algo.— Jimin aplicó pintura rosa en los labios de Seokjin y luego un poco de gloss.— ¡Cuanta perfección! Espero que ligues mucho esta noche.
Seokjin frunció el ceño.— Tengo novio.
Jimin rodó los ojos.— Como sea. ¿Estamos listos?
Seokjin miró la habitación vacía por última vez antes de asentir a Jimin, quien evocó una sonrisa depredadora.
°°°
—Que bonito es este lugar...— admiró Seokjin.— que bueno que me vestí bien.
—Pero claro, ¿a dónde creías que te llevaría? ¿A un bar loco? No cariño, eso lo dejaremos para mañana.— sonrió victorioso.
—Buenas noches, jóvenes, ¿tienen reservación?— preguntó un mesero que se acercó, el hombre era robusto y no tenía cabello, pero sus facciones brindaban confianza.— Me llamo Patricio y ésta noche seré su anfitrión.
—Somos la cita 17.— contestó Jimin. Los ojos de Patricio fueron de complicidad cuándo le sonrió e hizo un ademán con la cabeza para que siguieran adelante.
—Los esperábamos.
¿Ellos lo hacían? Seokjin agradecía la atención.
Entraron a un gran salón adornado de enormes candelabros de cristal y luces armoniosas que daban un cálido ambiente al lujoso lugar.
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