La casa

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La casa

Cuando el magistrado le preguntó a André por el día en el que comenzó su relación con Sergi, el día cero, omitió toda la información sobre el padre de Sergi. Se podían meter en un lío si así lo hacía, tampoco recordaba mucho de ello, la adrenalina y el alcohol les hicieron actuar por impulso, sin pensar.

Cuando llegaron a su casa vieron que habían tirado la puerta abajo, entraron con rapidez y se encontraron un escenario que a André se le iba de las manos. Su padre tenía ahora el cuchillo con el que la madre debía defenderse y forcejeaban en el sofá. Por otra parte el hermano de Sergi, con un puñetazo en el ojo, tirado, llorando en una esquina del salón.

Ambos corrieron y se abalanzaron contra el padre, entre los dos, lo sacan fácilmente de la casa. Lo tiraron entre los dos al asfalto de la carretera, por la que a esas horas ya no pasaban coches. Al principio ambos le pegaban, guiados por la ira, Sergi gritaba y le maldecía, sentía odio, odio por ser hijo de un hombre como él. En un momento determinado André paró, vio a aquel señor tirado en él suelo y se dio cuenta de que, si seguían, quizás ya nunca se levantaría.

-¡Hijo de puta! No te vuelvas a acercar a mi puta familia.

-Sergi déjale, ya está bien, no se atreverá a hacerlo.-Tirando de él suavemente consiguió que se apartará.

Vieron juntos como como a duras penas, el padre se alejaba del lugar. Entonces entraron para ver a la madre y el hermano, que ahora estaban abrazos, Sergi se unió a ellos y André supo que era suficiente por esa noche, que debía marcharse.

-Gracias.- dijo Sergi cuando esté se marchaba.

-No pasa nada.

Esa noche, ninguno de los dos pudo dormir, todo lo que les había sucedido, todo les superaba.

El día siguiente en clase Sergi no apareció y André se preocupó. Todos le decían que qué tal la noche, que si se lo había pasado bien. Pensaban que había pasado algo más que un simple beso, se marcharon sin decir nada, solos.

André no se pronunció al respecto, ni afirmó ni desmintió nada, le gustaba fomentar los rumores, le daba morbo. Su shipeo era Serdre y pronto se extendió por todo el instituto. No le dijo la verdad a nadie, nunca nadie lo supo.

Cuando terminaron las clases André se dirigió hacia la casa de Sergi, hacia donde creía que estaba, no lo recordaba bien. Para recorrer la ciudad durante 40 minutos la encontró, era una pequeña casa en los alrededores de Gijón. Picó a la puerta. Se escucharon voces dentro de la casa, Sergi les decía a su madre y a su hermano que abría él, que no se preocuparan. Tenía miedo.

Cuando abrió la puerta y vio a André, a Sergi se le iluminó la cara. Rápidamente le dio un abrazo, uno con el alma.

-Como no has venido al instituto me estaba preocupando... ¿Estás bien?

-Ahora mucho mejor. Mi madre no ha salido de la cama, está aterrorizada. Me he tenido que ocupar de mi hermano, no quiere salir de casa por si se encuentra a mi padre. Bueno... pasa.
La casa estaba relativamente ordenada para el caos que había la noche anterior.

-Bueno, ¿necesitas algo, alguna ayuda?

-No no te preocupes, más bien necesito compañía, así que gracias por venir.-Le puso la mano en la pierna. -No sé cuándo volveré a clase, tengo que ir a hablar con el instituto uno de estos días para explicar la situación. Tengo que ponerme a trabajar, si mi padre no va ha volver a casa y mi madre no es capaz, nadie traerá dinero, quizás tenga que dejar bachiller.

-Ni se te ocurra, yo te ayudaré en lo que sea, seguro que encuentras un trabajo por las tardes. ¿Has ido a la policía?

-No, le hemos pegado una paliza, no quiero que esto te repercuta André.

-Pero...

-No.

-Vale.

Se miraron, la tensión sexual se notaba en el ambiente. André se acercó a él. Sergi le separó.
-Aquí no.

-¿Entonces dónde?

—André...- miró hacia el pasillo, su madre y su hermano estaban en sus habitaciones.- No puedo dejarlos solos ahora.

-¿Significó algo para ti?

-¿El qué?

-El beso.- dijo serio André

-Supongo, ¿para tí?

-Eres mono, no estuvo mal.

A ambos les supo a poco la respuesta.

-¿Quieres seguir con esto?- Dijo Sergi. La conversación se había vuelto muy incómoda.

-¿Tú?

-Si, podríamos seguir conociéndonos.

-Vale.

Ninguno aguantaba más. Se besaron, lentamente, para hacerlo, como estaban en el sofá, André se tumbó sobre Sergi, la temperatura subía. Ambos decidieron parar, apenas se conocían, querían ir mucho más lento pero su cuerpo se lo impedía, André comenzó a besarle el cuello.

-¿Entonces sí no?- Dijo Sergi. Andre dejo de besarle y le miró.

-Desde luego que sí.- Sergi lo levantó y llevó a su habitación, en voz baja para que nadie en la casa se diera cuenta. Cuando entraron André cerro con cuidado la puerta y dándose la vuelta empujó a Sergi contra la pared. Le besó, sin compasión, sin consentimiento. Como si de un muñeco se tratara André le volvió a coger y le tiró contra el colchón de la cama, como hizo en el sofá se tumbó sobre él. Se besaron, efusivamente y André dio el paso y guiado por la adrenalina del momento coló su mano bajó el pantalón de Sergi y tras un primer reconocimiento su mano se deslizó, esta vez, por debajo del calzoncillo. No era la primera vez que lo hacía y Sergi, inundado de sensaciones, se dio cuenta de ello.

-Estás empalmado.

El color del amor (LGBT) *Completa*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora