La torre

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La torre

El patio estaba vacío, más de lo habitual, o así lo sentían todos el día que todo pasó. Nadie se lo esperaba, no encontraron explicación, todos lloraron.

Cuando Sergi llegó a clase tras el incidente con su padre todos se dieron cuenta, le dijeron que le habían echado de menos, pero nadie le preguntó cómo estaba, por eso ese día Sergi también sintió que el patio estaba vacío, como lo harían sus compañeros meses más tarde. No estaba preparado para volver, sentía que abandonaba a su hermano y a su madre, pero lo hacía por André, por verle, por asegurarse de que todo iba bien, de que todo siguiera como antes.

-¿Por qué no me dijiste lo de Sergi?-Lia hablaba con André, tenía un gesto triste.

-¿Por qué debería de haberlo hecho?

-No sé, al fin y al cabo, te ayude un poco y bueno, pensé que confiabas en mí lo suficiente como para decírmelo.- De no ser por ella entre Sergi y André no habría pasado nada y al recordarlo, aún le entró más la angustia.

-Bueno lo siento, la verdad es que no me di cuenta, pero tienes razón, debería de haberlo dicho, no volverá a pasar vale, tú siempre serás mi primera amiga aquí, y la más especial.

La abrazó y le dio un beso en la frente y a Lia eso la mató. Supo que la bola se hacía más as grande, que André solo podía ser un amigo y que debía controlarse aunque no pudiera hacerlo. Andé se separó suavemente.

-Bueno, ahí está, voy a saludarle.- Al girarse Lia vio a Sergi, como no.

Cuando Sergi vio a André le entró el pánico, deseó desaparecer en ese exacto momento, no estaba acostumbrado a verle en el instituto, no sabía como actuar con él allí, cada vez que le veía solo quería besarle, estar con él, pegado a él, sentía que era su protector, lo veía como lo más importante en el mundo y casi no lo conocía. Esa era la reacción que causaba André Vidas en los demás, una sensación de dependencia incontrolable.

-Hola.

-Hola.

-¿Debería besarte?- Dijo André. Sergi paró en seco, no contestó.

-Me lo tomaré como un sí.- Y André le besó, todo el mundo les vio, todo el mundo lo supo, todo el mundo supuso que los rumores de la noche pasada eran reales.

-Todos nos miran.- Dijo Sergio preocupado, pero a André eso le gustaba.

-¿Qué más da? Si estoy contigo para mi el resto de la gente da igual.- Le volvió a besar, Sergi le dio otro. Se dieron la mano y pasaron por el centro del pasillo, siendo objetivo de todas las miradas de aquellos que les rodeaban, tristemente, Lia entre ellos.

-Gracias.

-¿Por qué?- Respondió André.

-Por no odiarme.

-¿Qué dices Sergi?

-Que gracias por tomarte bien lo de ayer, fui un imbécil, me arrepiento muchísimo de todo lo que pasó.-André le dio un beso en la cabeza, como lo había hecho con Lia anteriormente.

-No pasa nada, lo entiendo.-Susurro. A Sergi le recorrió un escalofrío.

Paralelamente Lia hablaba con Julia mientras veía todo lo que sucedía entre ellos dos.

-¿Qué tal estás tía?

-Mal, cómo voy a estar. Mírales, si es que son perfectos.

-Si se lo dices a André igual tienes suerte.

-Pero como se lo voy a decir a André. Además, si lo hiciera y saliera todo bien, le jodería la vida a Sergi.

-Pues tienes que olvidarlo, si no te consumirá por dentro y lo sabes.

-¿Y si no puedo?

-Puedes.

-¿Y si no quiero?

-Entonces tienes un gran problema.

En historia su profesor les puso una gráfica en la pantalla, estaba lleno de colores y ambos, Sergi y André, tuvieron un problema para interpretarlo.

-André, dime, a qué imperio pertenecía Alemania en el año XVIII.-Señaló en la gráfica a Alemania, era muy obvio, el color del que estaba sombreada representaba el imperio al que pertenecía (dato que ponía en la leyenda del gráfico), pero para él, era lo más difícil que le podían pedir.

-Es qué... soy daltónico, no le puedo contestar.- Toda la clase le miró impactada y se empezó a reír.

-¿Por qué os reís?-Preguntó André, que no entendía el motivo de las risas.

-Sergi también es daltónico.- Respondió Mar, una de sus compañeras de clase.

André miró a Sergi, ambos se empezaron a reír con el resto de la clase y André guiñó un ojo y sonrió. "Cabrón" pensó Sergi, le tenía enamorado desde el primera día y aún así, le seguía enamorando aún más cada día, con una simple sonrisa, con un simple guiño.

Ambos dejaron de prestar atención a la clase de historia. Sintieron que era el destino, que alguien les había enviado una señal tan especial como el daltonismo para que fueran conscientes de que estaban hechos el uno para el otro. Pensaron en cuanto duraría y se les vino a la cabeza la eternidad.

-Así que eres daltónico.-Dijo André con tono chulesco en el recreo.

-Si, tú también, ambos vemos a Nemo rojo y a la vaca de Milka azul.

-¿No es maravilloso?

-¿El qué?- André cogió a Sergi por la cintura.

-Que estemos juntos y que para nosotros todo sea del mismo color.

-Dame la mano.- Así lo hizo André.

-A dónde vamos.

-Al aula de dibujo.

-¿Pero no hay ningún profesor?

-No, se ha jubilado y aún no ha llegado el sustituto.

-Estas loco.

-Por ti.

Subieron a una de las torres que poseía su instituto, en ella se encontraba la clase de dibujo, en ese momento en reformas. Subieron corriendo las escaleras de caracol para que nadie les viera y llegaron al piso más alto de todo el instituto. Sergi cogió una mesa y la colocó frente la puerta.

-¿Que haces?
-

Así si nos pillan nos da tiempo a vestirnos antes de que entren. 

El color del amor (LGBT) *Completa*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora