La mesita de noche

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La mesita de noche.

-¿Entonces está todo bien?¿Saldrá pronto?- Luis hacía una compra en el ordenador mientras hablaba con André, preocupándose por que su pareja no viera lo que había en la pantalla.

-Ya te he dicho que sí, te quieres tranquilizar.

-Es que no me lo puedo creer.- Luis abrazó con una fuerza descomunal a André.- Por fin está bien y esta pesadilla terminó.- Le besó. André se apartó disimuladamente.

-Pues ahora tranquilízate vale, ya está, ahora podemos volver a ser normales.

-¿Y sabes qué es lo mejor? El curso terminó, ya no soy tu profesor André, es que por fin todo es perfecto.

La felicidad de Luis desbordaba a André, le ponía nervioso. Sentía que Luis le destinaba todas sus fuerzas y él solo era capaz de pensar en si Sergi seguiría bien. 

Luis por otra parte estaba confuso, su felicidad era parcial, la mayoría era de nerviosismo y los nervios eran por miedo miedo. Se alegraba enormemente de que todo hubiera acabado, pero también tenía miedo. Miedo de perder a André. 

Sabía perfectamente que lo que sentía Luis por Sergi era mucho más fuerte que lo que sentía por él. Sabía que la vida les había unido más que a cualquier otra persona. Por eso estaba tan feliz, por eso derrochaba cariño, porque necesitaba que André se lo devolviera para saber que todo estaba bien.

-Sí, por fin.- Dijo ilusionado, aunque no lo suficiente como para contentar a Luis. Este fue a darle otro beso.

-¿Luis?¿Te pasa algo?

-A mí, no. ¿A tí?

-Estoy un poco estresado la verdad, todo ha cambiado tan rápido que no se cómo afrontar esta nueva situación, me abruma todo a mi alrededor, necesito descansar.

-¿Un masaje?¿Cena?¿Té?

-Nada Luis, nada.- Luis resopló ante su contestación.

-¿Qué cojones te pasa?- Preguntó André.

-André relájate, por favor, es solo que quiero ayudarte en todo lo que puedo y no encuentro cómo.- Había conseguido justo lo que temía, una discusión.

-¡Es que no necesito ayuda ¿Vale? Necesito estar solo!- No podía con la situación, sentía que todo a su alrededor se abalanzaba sobre él y lo devoraba.

-Vale.

-¡Dios!- Dijo André desesperado, sin saber lo que quería, sin saber qué hacer.

-¿Pero qué pasa?

-Puedes tener un poco de sangre en las venas. “Vale”. Puedes decirme algo más, qué quieres, qué te pasa.- André sentía que desde que Sergi había despertado Luis no hacía más que darle la razón, aunque no estuviera de acuerdo. (No se equivocaba).

-Que tengo miedo André.

-¿A qué? ¿A que me vaya con Sergio?¿Acaso no confías en mí?- André reventó, no sentía lo que decía, se sintió mal en el mismo momento en el que terminó su segunda pregunta. Se quedó paralizado, asustado de lo que acababa de decir. A Luis se le inundaron los ojos.- Perdón… perdón, yo no quería decir eso, yo no… no quería decir eso. 

-Claro que querías decirlo.- Luis mantuvo la compostura a pesar de todo lo que sentía por dentro.- Ahora, vete.

-Luis en serio, yo no quería decir eso.- La mirada de Luis bastó para hacer comprender a André que no tenía nada que hacer. Salió por la puerta, ya abierta por Luis y escuchó como pegaba un portazo en cuanto puso los dos pies fuera de su casa.

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André fue hasta el hospital después de la discusión, hacía unas semanas del despertar de Sergi y su madre veía cada vez con mejores ojos que André apareciera por allí. Odiaba discutir y sin embargo, sabía que la pelea con Luis, se la había buscado él solito. 

Cuando llegó a la habitación la enfermera le avisó de que Sergi estaba dormido, nadie estaba con él, ni familia ni amigos. Quedaba poco para que le dieran el alta y había insistido a toda la gente para que no se quedaran a pasar la noche con el. La enfermera le había dicho a André que se solía quedar dormido viendo Game of thrones, la serie que solían ver cuando estaban juntos. 

La enfermera del turno de la tarde-noche no le dejaba pasar pero finalmente lo consiguió con insistencia y sobre todo, prometiendo que no le despertaría, que solo le haría compañía aunque él no se diera cuenta.

Le miraba, solo le miraba. Pensaba una y otra vez en todo lo que había pasado, en su historia, en su vida, allí, en Gijón. Como todo se había torcido de la noche a la mañana. Como todo había cambiado, como al igual que las montañas que podía ver desde la ventana de la habitación de Sergi todo subió, y cuando llegó a la cima, su historia cayó por el precipicio.

Temió que la calma jamás llegará a su vida, cuando parecía que todo iba a ser por fin normal, de nuevo, recaía en Sergi Palacios, por muy enamorado de Luis que estuviera. Algo tan sencillo convertido en algo tan complicado ¿Por qué no podía querer a dos personas a la vez?¿Por qué tenía que escoger a una?

Ya veía a Luis como el padre de sus hijos, su pareja de por vida, aquel que estaría con él siempre, en lo bueno y en lo malo, al que diría que sí vestido de traje frente a un altar. 

Pero Sergi, Sergi era el que en esa habitación de hospital, dormido, parecía el amor de su vida. A pesar de todo lo que le había hecho, a pesar del daño que había sufrido, daba igual, sentía que recaería una y otra vez. Por mucho que le clavara un puñal, si lo hacía besándole, le daría igual.

Estaba perdido, como siempre, con Luis enfadado y con Sergi dormido. Sin saber que hacer, sin encontrarle la lógica a la situación.

Ahí se quedó André Vidas, sentado en la silla frente a él hasta quedarse dormido sobre la mesita de la cama de Sergi Palacio. 

El color del amor (LGBT) *Completa*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora