Las calles de roma

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Las calles de roma

Roma se había puesto especialmente bonita para André y Luis. Todos los días tenían sol y calor, y las fuentes siempre tenían agua fría para refrescarlos. Se había convertido en uno de esos viajes que jamás se podrían olvidar, sobre todo para André porque para él Roma de por sí era inolvidable. Por eso el último día, el día de la vuelta al pasado, a los recuerdos y a las heridas André y Luis se despertaron tristes.

La amplia habitación de hotel, que se había convertido en una confortable casa durante una semana, quedaba solitaria y desordenada mientras los dos hacían las maletas. Se habían duchado juntos justo al despertarse y la habitación conservó el vapor de la ducha durante un tiempo. André  con la ropa ya doblada sobre la cama buscaba hacer el máximo tiempo posible y tumbado sobre un pequeño sofá que tenían su habitación pegaba pequeñas patadas a Luis para reclamar su atención, como un niño pequeño.

-¿Quieres parar?- dijo Luis sonriente.- Haz la maleta anda...

-¿Por favor quedémonos?- Luis se rio.

-No digas tonterías.

-No, no es ninguna tontería, quedémonos.

-André...- Dijo Luis mientras recogía la maleta.

-Vayámonos a casa de mis tíos, seguro que tienen una habitación para nosotros.

-Tenemos que volver André.

-Dijiste que serias capaz de dejarlo todo por mí.- Luis se quedó de piedra.

-Ha sido la semana más increíble de mi vida, claro que lo dejaría todo por tí, pero es hora de volver.

-Continuemos aquí, donde nadie nos conoce.

-Sí y tus padres me denuncian por secuestro, deja de decir tonterías.

-Solo una semana más.

-No.- Luis no se sentía preparado para una perreta de niño pequeño en ese viaje, no trás lo bien que se lo habían pasado.

-Yo me quedo.

-Deja de decir tonterías por favor y haz la maleta, vamos a llegar tarde.- Luis también sentía unas ganas irrefrenables para quedarse allí, con él. Pero sabía que no podía, que tenía demasiadas cosas pendientes en Gijón.

-Voy a llamar a mis padres, te pagaré el vuelo de vuelta de mi bolsillo pero me quiero quedar aquí.

-¿Cuánto tiempo?- André vio un atisbo de esperanza en esa pregunta.

-No se, una semana, un poco más, lo que nos apetezca, por favor, déjalo todo.

-No puedo y lo sabes.

-Sí puedes.

-Mira André da igual, quédate si quieres, yo te esperare en Gijón para cuando quieras volver, si es que lo haces.

-Dijiste que lo dejaríais todo.-"Otra vez esa frase no" pensó Luis.

-Sí, lo dejaría todo por ti André.

-Hazlo.

-Creo que separarme de tí durante el tiempo que quieras estar en Roma es dejar ir bastante.- André estaba decepcionado y se le notaba, su cuento de hadas no había salido como o planeado.

-¿Te marchas entonces?

-Sií igual que tú te vas a quedar.

-¿Vas a volar solo?- André se sintió cruel al dejar que Luis se enfrentará a eso solo.

-No pasara nada estaré bien.- Mentira, serían las peores dos horas de toda su vida.

-Sí necesitas algo llámame vale, y también en cuanto llegues a Gijón y también durante el viaje. Por favor háblame.- André no quería que Luis se enfadara por lo que estaba haciendo.

-Lo haré tranquilo.- Y así Luis y André se separaron.

Cuando André se quedó solo en la habitación tuvo que recapacitar para saber qué hacer, no se paró a analizar si realmente merecía la pena.

-Zia, ¿c'è un letto nella tua casa per me?- (Tía, ¿hay una cama en tu casa para mí?)

André continuó hablando con su tía, ésta ilusionada por la vuelta de su sobrino al que no había visto en años, le recibió con los brazos abiertos. Le dijo que ella se encargaría de todo y hablaría con sus padres.

___________

-Perdone caballero, ¿Se encuentra bien?

-Sí sí, no se preocupe, son solo un poco de nervios.- Luis, sentado allí, en el avión sin André estaba pálido y no podía parar de sudar. La chica que se sentaba al lado del asiento de André le miró preocupada, veía Anatomía de Grey en su iPad.

-Yo también lo pasó mal, pero me pongo alguna serie y se me hace más fácil, siéntate aquí, te dejo un casco.- Luis no sabía bien qué decir.

-¿Estás segura?- "Dios mío" pensó, "Con esa frase he parecido un puto psicópata" con esa chica hablándole se había puesto aún más nervioso.

-Claro, toma, por cierto, me llamo Laura.- Finalmente Luis se sentó en el asiento de André.

-Encantado, yo Luis.- Y por eso Luis llegó a Gijón sin André, pero sabiendo todo tipo de cosas sobre Anatomía de Grey que Laura le fue explicando con paciencia mientras veían los capítulos.

Cuando llegó a Madrid llamó a André como había prometido.

-Hola.

-Hola, ¿Que tal el viaje?- Luis lo había pasado mal, pero no quería hacer sentir culpable a André, que aunque no lo aparentaba, lo sentía.

-Bien, conocí a una chica muy maja, me vió un poco nervioso así que me dio un casco y estuvimos viendo una serie.

-¿Ahora que vas a coger el coche?

-Sí, sera aburrido sin tí.

-Te juro que en dos semanas estaré allí.

-Te esperaré.

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La sensación que producía Roma en André era extraña. Se veía en casa de su tía, con dos primos que ni siquiera recordaba, en una casa que nunca habia visto en un país que le costaba reconocer. Sin embargo, algo en él le gritaba una y otra vez que pertenecía a ese lugar.

Pero André echaba de menos a todas y cada una de las personas que había dejado en Gijón, y sobre todo a Sergi. Se sentía mal por echar de menos con menos fuerza a Luis, se sentía increíblemente mal. Se había alejado de la ciudad para olvidar por completo a Sergi y no solo le recordaba aún más sino que encima tenía menos presente a Luis, que era el que más le tenía que importar.

Todo estaba desordenado y Roma era lo único que le mantenía en pié.

El color del amor (LGBT) *Completa*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora