La noche

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La noche.

Cuando Sergi se levantó tenía probablemente la mayor resaca de su vida. No se acordaba de nada, de absolutamente nada. Salió de su habitación como todos los días para prepararse el desayuno. Su madre ya estaba en la cocina.

-Hola mamá.

-¿Hola? ¿Me vas a decir un simple hola?- Sergi no entendió su comentario.

-Si... hola, ¿Qué pasa?

-Como no, no recuerdas nada.- Se noto su tono de rencor.

-Mamá, ¿Pasó algo importante ayer?

-¡¿Que si pasó algo importante?!- Respiró hondo.- Pues resulta que tú padre apareció en casa aporreando la ventana y gritándonos a tu hermano y a mi que le abrieramos. Resulta que tu estabas hasta las trancas de alcohol pegando ostias al que supongo que era tu novio y supongo que ya ni lo es. Por eso tienes el labio y la mandíbula destrozada.- Miró su reflejo en el cristal del armario de la cocina, en efecto. Su madre elevó la voz.- Y tuvo que venir André a mi santa casa porque tu no cogías el móvil, fue él el que llamó a la policía y tu padre ahora está en la comisaría. Tuvieron que traerte a casa porque tú estabas medio zombi en la casa de Mar. ¡Tienes los huevos de llamar a André maricón de mierda cuando es una de las mejores cosas que le ha pasado a nuestra familia y nos ha llamado en cuanto ha podido! Pero resulta que tú no te acuerdas de nada.

En cuanto su madre terminó Sergi se acordó del único dato que le quedaba a su madre por contar. Se había tirado a Lia en los baños, por eso se había pegado con André cuando el solo quería disculparse. En ese momento se sintió probablemente la persona más asquerosa y despreciable del mundo.

-André vino con alguien más, has dicho que me “Tuvieron que traer”.

-Sí, él y un amigo más mayor. No me acuerdo de cómo se llamaba.

-¿Más mayor?- Por un momento paso por su cabeza la idea de que pudiera ser Luis el acompañante, pero eso era imposible.- Tengo que ir a pedirle perdón.- Se dirigía ya hacia la puerta cuando volvió a mirar a su madre.- Y lo siento, siento haberte decepcionado, me siento el peor hijo de la tierra ahora mismo.- La abrazo.- Adiós, tengo que arreglar lo que he hecho.

Las palabras de su madre fueron como un golpe de realidad para Sergi, le hicieron comprender que se había vuelto alguien que no quería ser, el Sergi de principios de curso jamás se habría emborrachado y habría dejado a la intemperie a su familia. Se odiaba a sí mismo.

Cuando llegó a la casa de André picó a la puerta con el mismo miedo con el que había picado a principios de semana tras el malentendido en clase de EF. No sabía que iba ha decir, solo tenía ganas de llorar, cómo podía haber sido tan sucio como para tirarse a Lia frente a él, sin remordimiento alguno, sin plantearse lo que estaba haciendo. Sabía que por muy borracho que estuviera no tenía justificación, pero al menos debía mostrarse arrepentido.

Llamó a la puerta y André tardó en abrirle, escucho sus pasos corriendo hacia la puerta. En cuanto le vio hizo amago de cerrar la puerta pero Sergio la sujetó.

-¿Podemos hablar por favor?

-Podríamos haberlo hecho ayer, Sergio, vete.

-Déjame pasar, lo siento, hablemos las cosas.

-Sergi, no estoy solo.

-Pero, es fin de semana, todos los fines de semana tus padres tienen que irse a hacer trámites a Francia.

-Sergi, no estoy solo.- Y André cerro la puerta. Entonces Sergi se acordó de quien le había llevado a su casa la noche anterior. Luis conducía el coche. Si no hubiera sido tan imbécil como para hacer lo que hizo con Lia... Sentía que todo era culpa suya.

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La noche anterior tras el beso, Luis y André continuaron caminando en silencio hasta llegar a su casa. Luis por su parte contenía la emoción de haber besado al fin a André. André, sin embargo, tenía un cúmulo de emociones que no le hacían pensar en sus actos. Solo sabía que como siempre, cuando estaba con Luis, se olvidaba de todo. Dejo de pensar en Sergi, lo hundió en lo más profundo de sus recuerdos y comprendió que si quería seguir adelante tenía que pasar página. Por eso sacó valor suficiente como para besar a Luis, porque Sergi tenía que pasar de una vez por todas a la historia.

-Es muy tarde.- Eran casi las 5 de la madrugada.- ¿Por qué no te quedas aquí?- Luis se quedó atónito.

-¿Dónde?¿En tu casa?¿Tú estás loco, qué pensarán tus padres?

-No están en casa, están de viaje.

-André, sabes que esto no está bien.-Tan solo les separaban cinco años pero todo era demasiado complejo.

-Lo sé.- Luis Sonrió. André se lo tomó como un sí y le dió un beso en la mejilla. Le cogió de la mano y comenzó a correr hacia la puerta, Luis corrió tras él y rápidamente le adelantó siendo él el que tiraba. Andre abrió la puerta y pasaron.

-Gracias.- Le susurro una vez dentro. Luis abarcó su cara con sus dos manos una a cada lado, y le volvió a besar.

-¿Dónde está la cama?- Preguntó.

-Sígueme.

Cuando llegaron se tumbaron en ella pero no se taparon.

-No se como agradecértelo.- André rompió el silencio.

-No tienes que hacerlo.

-Estás aquí conmigo, escuchando los problemas de un adolescente que no sabe ni la mitad que tu de la vida y te has quedado a escucharme.

-André, creo que lo que uno sabe de la vida no depende de la edad.- Le beso la nuca.- Y tu sabes mucho más de la vida que los de tu edad.

Cuando Sergi pico Andé le pidió a Luis que se metiera en la habitación porque supuso que su ex sería el que llamaba a la puerta, por eso tardó tanto en abrir.

No hizo falta que Sergi viera  a Luis para imaginarse cuando André le dijo que estaba acompañado que su compañía era el profesor de dibujo. Supuso que eso implicaba que habían pasado la noche juntos y se imaginó cómo, pero se equivocaba. André no había sido tan rastrero como él lo había sido con Lia.

Esa noche André y Luis solo durmieron, lo hicieron abrazados y André, tras varias semanas, volvió a sentirse protegido.

El color del amor (LGBT) *Completa*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora