La preparación

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La preparación.

-Julia.- Esta se giró y le miró preocupada. Tal y como iban las cosas ni siquiera se esperaba que André la volviera a hablar.

-Dime que… ¿Qué quieres?.- Lo dijo con un tono de alegría contenida.

-Tengo que hablar contigo, por favor, esta tarde en La Revoltosa.

-¿A las 6?

-Perfecto

André agradeció que no hiciera preguntas, que no le pidiera explicaciones, que aceptara sin más.

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-En dos días tengo un juicio.- Julia casi escupe su bebida.

-¿¡Qué!?

-He sido denunciado por la madre de Sergi, intento de homicidio junto con Luis y Lia.

-Pero espera, ¿Cree que intentasteis matar a Sergi? ¿Qué cojones estás diciendo André?

-El dia que Sergi se tir… se cayó. Luis, Lia y yo llegamos instantes antes que la policía y la madre de Sergi. Tal y como se planteaba la situación parecía que nosotros le habíamos tirado por el puente.

-Pero si ella te adora.

-No, ya no y no la culpo. Si mi hijo aparece casi muerto en las vías de un tren yo también acusaría a gente sin lógica.

-Sergi no se suicidó.- Dijo Julia convencida.

-Lo se.

-¿Pero cómo acabasteis allí?

André se tuvo que remontar hasta la fiesta. Recordarla le hizo más daño del que él pensaba. Recordar todo lo que pasó era increíblemente difícil y en ocasiones tenía que parar y respirar hondo para no llorar. Se dió cuenta de que no quería haber hablado con nadie de ello porque le era increíblemente difícil recordarlo todo y sobre todo recordar sus errores.

-Pero si no tienen pruebas para inculparos, ¿Por qué lo hacen?

-No tienen pruebas para no hacerlo y yo…- Rectificó.- Bueno eso, no tienen pruebas para no hacerlo.

-¿Tú que André?

-Tengo antecedentes.

-¿Perdón?

-En Francia una vez, me metí en una pelea.

-¿Por qué?- André resoplo, no soportaba que Julia le hiciera preguntas cuando ella sabía que él no quería responderlas. Se forzó a hacerlo, se lo merecía después de haberse alejado tanto de ella.

- En Francia mis compañeros de clase me acosaban, me insultaban y me llamaban maricón en cuanto tenían oportunidad. Ni siquiera sabían si era verdad o no, simplemente lo hacían porque era divertido verme llorar. Un día Adam, el más imbécil de todos, me empujo por por la calle cuando volvía a casa. Yo me giré y le partí la nariz, le rompi la muñeca y le luxé el hombro derecho. Le deje tirado en el suelo sin remordimientos. Los policías nunca entendieron que su “maricón” para mí era mil veces peor que una paliza.

-Por eso en la fiesta, cuando Sergi te llamo “maricón de mierda”...

-Sí, me recordó todo lo que tuve que pasar, todos los insultos, todos las risas. Entré en cólera, por un momento Sergi dejó de ser Sergi y pasó a ser Adam. Por mucho que ahora sea capaz de controlar mis impulsos… A veces pienso que sigo siendo un monstruo.

-Venga ya, eres como Hulk, Hulk no es un monstruo, solo lo destroza todo cuando se enfada.- Julia sacó una sonrisa a André.

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-Hoy es el gran día.- André estaba frente a Sergi vestido de traje. Eran las  6:30 de la mañana y había madrugado solo para verle.- Igual ya no puedo venir a verte más, espero que no me eches mucho de menos.

André se quedó en silencio. Quería decir demasiadas cosas y no sabía cómo ordenarlas, no se le daban bien las despedidas y sabía que después del juicio lo más probable era que la madre de Sergi también fuera a visitarlo por las mañanas. Quizás esa era la última  vez que le vería.

-Necesito que despiertes Sergi, lo necesito.- Le apretó la mano con fuerza y por un momento sintió que Sergi también se la apretaba.- Nunca había necesitado tanto una cosa como esta, por favor, despierta.

André se levantó y se marchó, deseando que Sergi le hubiera escuchado, deseando que un milagro le hiciera despertar por muy imposible que fuera.

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Cuando André se subió al coche de sus padres para ir al juicio desapareció de su mente todo lo que la abogada le había dicho que tenía que decir, tampoco preguntó a sus padre. Por eso en el juicio sus padres se desesperaban a cada palabra que decía, porque la verdad, en ocasiones, dolía.

En la sala de espera se encontraban ya Luis y Lia con sus padres. La madre de Sergi aún no había llegado, cuando lo hizo nadie le dirigió la palabra y todos le miraron con odio en los ojos. A André le dio pena, la madre que él había conocido no era la misma que la que allí se encontraba.

Luis se acercó a André.

-¿Como estás?

-Nervioso.

-Si dices lo que te han dicho en el bufete todo va a ir bien.

-No me acuerdo de nada.

-¿Y qué haces que no estás repasando?

-¿Para qué?

-André ya hemos hablado de esto, deja de darle vueltas, voy a estar bien.

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Dos días antes del juicio.

-André ya te he dicho que tienes que decir la verdad, es un juicio, no un juego de niños.

-¡Quieren contarlo todo!¡Te echarán del trabajo!¡No voy a tirarte a los leones!

-Tienes que hacerlo.

-No.

-¿André quieres actuar como un adulto?

-No, voy a actuar con sentido común.

-Pues yo no voy a mentir, así que tendrás un doble problema, tenlo claro.

-¿Por qué lo haces todo tan difícil?

-Por qué el mundo real es difícil.

-Tu haz lo que quieras, yo hare lo que me apetezca también.

-Harás lo que te digan tus abogados.- André no respondió y directamente se fue.

Al día siguiente Luis había vuelto a hablar con él por teléfono y parecía haber vuelto en razón, sin embargo André solo dijo lo que Luis quería escuchar, que diría la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad.

Por otra parte los padres de André le decían que lo de Luis lo dijera pero sin embargo censuraban otras partes de la historia que para ellos no debían ser contadas ante el juez porque podían dejar a André en una posición desfavorable. Solo podía mencionar aquello que diera la imagen de que era un chico ejemplar guiado por el amor verdadero.

El color del amor (LGBT) *Completa*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora