Epílogo

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Zayn se mudó a vivir con sus primos. Su padre, se suponía que encontraría un nuevo trabajo ahí, gracias a que uno de sus hermanos era el jefe de una compañía de muebles. Se supone que todo estaría perfecto, él iniciaría su vida de nuevo, aunque había dejado su corazón en otro lugar ¿Pero era necesario? Solo viviría por vivir, pagando todas las cosas malas que había cometido.

Estaba tirado en su cama, mirando su celular, totalmente calmado. Ya le había cambiado de número, así que jamás recibiría llamadas de sus amigos. Pero los mensajes quedaban grabados en el aparato. Y ahí se encontraba, revisando uno a uno aquellos raros recuerdos que tenía de Liam. Sus conversaciones extrañas en las que solo insultaban a uno que otro profesor y, finalmente, los mensajes llenos de amor que recibían y mandaban, olvidándose de que el saldo tenía un límite.

-Liam… -Murmuró muy débilmente. -¿Qué estarás haciendo ahora?

-Si quisieras, podrías saberlo.

Escuchó la voz de su hermana, se levantó un poco y la observó, ahí, parada en el marco de la puerta, mirándolo entretenida. Él solo negó con la cabeza; totalmente fastidiado.

-Ya hablamos de esto. ¿Puedes irte? –Susurró.

-Sí, ya hablamos y dijiste que lo superarías, sin embargo, en los días que llevamos aquí no hay ni uno solo en el que no vengas y te pongas a leer los mensajes que se mandaban una y otra y otra vez. ¿Por qué tienes que ser tan terco?

Doniya se sentó al lado de él, en su cama. Zayn soltó un suspiro y colocó el teléfono sobre su pecho, mirando el techo. Desde que había llegado… sí, ponerse a pensar que ya habían pasado dos semanas en las que se quería hacer el fuerte, que no le molestaba haberse separado de su otra mitad, cuando en las noches, en su propia soledad, tecleaba el número de Liam, ya se lo sabía de memoria. Y se media entre su propio orgullo y el botón de llamar.

-Sabes que quieres regresar.

-Doniya, no quiero hablar de eso ahora. –Susurró, cerrando sus ojos.

-¿Por qué? ¿Por qué no quieres que te vea llorar? Vamos, mamá y yo siempre te escuchamos en las madrugadas, no es que seas silencioso ni nada parecido ¿Entiendes?

-Bien, gracias por decírmelo, ahora me pondré una almohada sobre el rostro. –Bromeó, aunque muy amargamente. –No sé qué hacemos hablando de esto.

Ella se levantó, estirándose. Negó con la cabeza muchas veces y luego miró a su hermanito menor con cierta pena, odiaba que fuera tan orgulloso, pero lo peor de todo era que estaba triste de saber que si él y Liam no se volvían a encontrar, ninguno de los dos estaría completo nunca más.

-Tú y papá tomaron esta decisión. Puedes cambiarla si quieres, además, ya tienes edad para vivir solo, si quieres puedes ya vivir solo, te puedo ayudar con los gastos hasta que consigas un empelo y-

-Doniya, por favor. Ya pasó, aunque regresara, seguro Liam ya consiguió a alguien más. ¿Por qué tienes que hacer esto tan difícil?

-¡Tú lo haces difícil! –Gritó ella, perdiendo momentáneamente la cabeza. –Bien, no importa, ¿Sabes? Hagamos algo, si tanto dices que ya no hay marca atrás y que lo superaras. Cuando hayas podido borrar aunque sea uno solo de sus mensajes, avísame.

Salió del cuarto sin decir nada más, dejando al Malik completamente solo de nuevo. Y él, después de unos segundos, regreso su vista al aparato, observando aquellos escritos una y otra y otra vez, como ya lo había estado haciendo.

*

-¡Zayn! Tus primos preguntan si quieres ir a ver una película con ellos.

-No gracias, mamá. Estoy ocupado.

My Bad Guy (Ziam)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora