Victoria
Me había besado. Stesha me había besado. Y por propia voluntad, yo no había hecho absolutamente nada. ¡Me había besado!
Y no solo había sido un beso bestial. Además me había metido mano, por un momento pensé que... Me sonrojé intensamente y me alegré de que la oscuridad de la tienda de campaña no permitiese ver absolutamente nada.
Al volver de aquel beso bajo las estrellas (¡Stesha me había besado!), dije que estaba muy cansada y me metí del tirón a la tienda de campaña. Oí a Sty hablar un rato con Lara, pero luego se había metido en el saco de dormir, palpando en la oscuridad para encontrarlo, y tocándome la pierna en el proceso.
¡Me había besado!
Quise patalear en el saco, pero me mantuve completamente inmóvil para no despertarla. Estaba segura de que para ella no había significado nada especial, pero para mí había sido increíble.
Había dado por hecho que quizá si nos besábamos se me pasase el enamoramiento por ella. Pero las mariposas se habían dado un festín en mi estómago y lo habían celebrado haciendo puénting.
—¿Vicky? —me llamó Sty en un susurro.
Tragué saliva con dificultad, tratando de encontrar mi voz. ¿Qué iba a decirle? Estaba segura de que no podía confesar cuando me había gustado aquel beso. Pensaría que era un bicho raro.
—Dime —respondí finalmente.
—¿Estás dormida?
Se me escapó una risa y me giré en el saco para verla, aunque apenas diferenciaba su contorno, la oscuridad era casi absoluta.
—Sí, Sty. Lo estoy. ¿Y tú?
—Ahora no, me has despertado con esa risa —resopló, pero tuve claro que sonreía—. ¿Te he asustado con ese beso? Creo que me he emocionado demasiado, hace mucho que no besaba a nadie.
Me lo pensé un segundo. ¿Qué iba a decirle? No quería que pensase que era un bicho tan raro como las mariposas de mi estómago. Prefería hacerme la loca. Quizá así no se diera cuenta de lo coladísima que estaba por ella y lo lesbiana que era, al parecer.
—No ha sido para tanto.
Crucé los dedos dentro del saco, para compensar la mentira. ¿Qué iba a hacer? No quería que me creciera la nariz.
—¿Qué no ha sido...? —resopló antes de acabar la frase y temí que se ofendiese y se cabrease—. ¡Escúchame, Juanita Patricia! ¡Escúchame bien!
—Te está escuchando hasta el dueño del sitio —aseguré, porque había subido el tono.
—Mis besos son para tanto y más. Doy los mejores besos de Madrid... ¡¿Qué cojones?! Los mejores besos de España y puede que de parte de Europa. Los franceses se creen los dueños de los besos. Pero deberían consultarme a mí.
—Deja de gritar —pedí, porque no quería que todo el mundo supiera que nos habíamos besado... Aunque pensándolo mejor, yo también tenía ganas de gritar que Sty me había besado.
—Pues no mientas, morena —resopló de nuevo y me pareció que la había ofendido mucho.
Y una idea se cruzó por mi cabeza. Stesha era muy competitiva. ¿Conseguiría rayarla lo suficiente como para que me besase otra vez?
—No miento, Sty. Quizá solo sabes besar a chicos, no sé. Creo que ha sido normalito. Sinceramente, no entiendo por qué tanto revuelo con esto de los besos. No me parece diferente a un beso de mi abuela... —Y quizá ahí me pasé.
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El nombre de las estrellas - Bilogía Estrellas 1 - *COMPLETA* ☑️
RomanceKevin es un defensor de las causas perdidas y piensa que Lindsay necesita su ayuda. Lindsay cree que su vida es perfecta, al menos hasta que sus padres la exilian a Madrid. Victoria solo se preocupa por el siguiente partido de vóley o su liga de fút...