Kevin
Entré a clase justo detrás de la profesora. Me había dormido y aún llevaba el pelo mojado, pese a que no hacía precisamente calor esa mañana. El finde mirando las estrellas no había descansado precisamente, me había pasado toda la noche acariciándole el hombro a Lindsay y observándola dormir. Y esa noche me había costado horrores dormirme, pensando en cómo reaccionaría Lindsay cuando nos viéramos a la mañana siguiente. El domingo había estado majísima, pero con ella nunca se sabía.
Cuando pasé por su lado, me quedé parado mirándola, estaba sentada sobre la mesa retocándose los labios con un espejito redondo. Me pareció que aquella mañana estaba más guapa que nunca, con el pelo rizado, el maquillaje que hacía parecer sus ojos grises más claros, y unos vaqueros largos y llenos de rotos, junto con una blusa negra y transparente que dejaba a la vista su sujetador del mismo color. Además de unos botines con un tacón enorme que tenía apoyados en el respaldo de su silla.
—Te has perdido las tortitas de Carlos, greñas —me dijo, mientras yo la miraba de arriba abajo.
—Pues me arrepiento mucho —aseguré.
Carlos no cocinaba demasiado, pero era un máquina con las tortitas. Aunque por su horario no solía estar para los desayunos, solía trabajar de noche bastante a menudo.
—Kevin, a tu sitio —ordenó la profesora de inglés.
Puse los ojos en blanco, para que solo me viera Lindsay y ella soltó una risita. Tuve que convencerme para moverme y alejarme de ella. ¡Maldito tonto era yo, que había acabado colándome de Lindsay! Me senté al lado de Violeta, que me lanzó una mirada asesina, seguramente porque hubiese hablado con Lindsay.
Abrí los libros de inglés, pero clavé la mirada en el pelo rizado de Lindsay, que también se había sentado en su sitio. ¡Y pensar que el primer día había tratado de protegerla como si fuera un animalito asustado! Y había acabado a sus pies como un idiota más en aquella clase.
Se quitó el pelo del hombro y me miró de reojo. Me sonrió al ver que yo la estaba mirando, y le devolví la sonrisa.
—Límpiate la baba, Kevin —me pidió Violeta en un susurro, dándome un codazo.
—Gracias —respondí bromista, pasándome la mano por la barbilla.
—Que asco dais los tíos.
—Lo mismo pienso, por eso me gustan las tías —me burlé, porque no parecía que le importase tanto que yo diese asco unos meses atrás cuando nos habíamos acostado varias veces. Y luego había aparecido Lindsay...
—Kevin... —me llamó la profesora y siguió hablándome en un idioma ajeno a mí.
De verdad que me parecía trágica mi relación con ese idioma. Desde pequeño me había sido imposible entender nada de lo que me decían en inglés. Escrito podía entender algo, pero cuando me hablaban, podían estar haciéndolo en élfico. Aunque mi problema no era solo con el inglés, realmente era con todos los idiomas. Era un negado, en fin, algún defecto tenía que tener.
El caso es que era la única asignatura que año tras año había aprobado raspada y generalmente por compasión de los profesores, porque realmente me esforzaba. Incluso había pedido unos años atrás a mis padres que me apuntasen a una academia, pero ni por esas. Ni viendo series en idioma original como me había recomendado Sasha. El inglés no era lo mío, pero lo necesitaba para no bajarme la media de selectividad.
Después de su perorata esa señora gorda y desagradable, que llevaba todo el curso burlándose de mí, o eso me parecía, me miró esperando mi respuesta. Pero no había entendido ni una palabra, salvo mi nombre. Tampoco es que estuviera escuchando, la verdad, había desconectado completamente. Tragué saliva y esperé una revelación divina, pero no llegó.
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El nombre de las estrellas - Bilogía Estrellas 1 - *COMPLETA* ☑️
RomanceKevin es un defensor de las causas perdidas y piensa que Lindsay necesita su ayuda. Lindsay cree que su vida es perfecta, al menos hasta que sus padres la exilian a Madrid. Victoria solo se preocupa por el siguiente partido de vóley o su liga de fút...