Stesha
Me había tumbado en el sofá de casa de los Torres, con las piernas sobre Kevin. Estábamos mandando mensajes a Victoria, porque habíamos quedado a comer, y llevaba media hora de retraso. Pero no leía los mensajes y empezábamos a preocuparnos.
—¿Y si vamos a buscarla? —sugerí, cuando probamos a llamar y no respondió.
—Vamos —aceptó Kevin.
Me puse de pie a la vez que se abría la puerta de la casa. Charly y Lucía entraron delante y me preocupé aún más. Vicky entró la última, con la cabeza gacha, los brazos amoratados y arañazos en la cara y el cuello.
—¡¿Qué cojones te ha pasado, Victoria?! —pregunté en un grito, sujetando su mano para mirarla bien.
—Nada, Stesha, no tengo ganas de hablar —suspiró, con la vista clavada en el suelo—. Me voy a dormir.
—Vicky —la llamó su madre—. Deberíamos hablar.
—Ya, pero no quiero hacerlo. Quiero dormir.
—¿Qué ha pasado? —insistió Kevin.
—Se ha pegado con una compañera de clase —explicó su madre.
—¿Me sueltas, Sty? —pidió con suavidad, pero ni me había mirado.
Sujeté su barbilla para obligarla a mirarme. Tenía los ojos muy rojos y la cara muy pálida. Y quise matar a la zorra que la había hecho llorar. ¿De qué iba? Victoria era la niña más buena del mundo y solo se merecía cosas bonitas, no que la zurrasen.
—Pero estos moratones no son de hoy. —Giré su brazo para ver unas marcas más amarillentas.
—Ya está todo solucionado, de verdad. —Pese a sus palabras apretó los dientes y se le aguaron los ojos.
La rodeé con los brazos y ella apoyó la cabeza en mi hombro y se abrazó a mi cintura. Oí su sollozo y sentí la humedad de sus lágrimas en mi cuello. Subí una mano hasta su pelo y le acaricié la cabeza con cariño.
—¿Queréis pizza? —nos invitó Charly, que parecía algo desubicado—. Voy a pedir pizza.
—Yo me muero de hambre —admití—. ¿Tienes hambre, morena?
Negó aún con la cabeza en mi cuello y me apretó un poco más fuerte. Así que la apreté yo también para que se sintiera querida.
—¿Quién ha sido? ¿Ha sido por lo de Manu? Voy a matarlo.
—¿Vosotros sabíais que la estaban molestando? —preguntó Lucía, aunque no parecía cabreada, solo curiosa.
—Nos dijo que ese imbécil estaba cabreado con ella, pero no entró en detalles —respondió Kevin.
—Yo sabía que se estaban burlando, pero no pensé que fuera para tanto y no me dejó ir a pegarlos —expliqué.
—Ya lo ha hecho ella, y muy bien hecho —alabó Charly, colgando la llamada al Telepizza—. Aunque la han expulsado tres días.
—Vacaciones pagadas, morena.
La oí reír contra mi hombro y me soltó, secándose las lágrimas.
—Muy bien hecho no. —Lucía miró mal a Charly—. La violencia no es la respuesta.
—Depende de cuál sea la pregunta —me metí de nuevo—. Si la pregunta es: «¿Qué se merece ese gilipollas de Manu?» La respuesta sí que es violencia.
Charly y Kevin se rieron sin disimulo, y Vicky sonrió un poco, dando la espalda a su madre para que no la pillase.
—¿Por qué no vas a lavarte la cara y comemos? —sugirió Lucía, agarrando la mano de su hija—. Hablaremos más tarde, cuando estemos más calmados todos y Stesha deje de decir tonterías. —Me dirigió una sonrisa pese a todo.
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El nombre de las estrellas - Bilogía Estrellas 1 - *COMPLETA* ☑️
RomansKevin es un defensor de las causas perdidas y piensa que Lindsay necesita su ayuda. Lindsay cree que su vida es perfecta, al menos hasta que sus padres la exilian a Madrid. Victoria solo se preocupa por el siguiente partido de vóley o su liga de fút...