26.- Tradiciones definitivamente rotas

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Stesha

—¿Qué haces aquí, Stesha? —La voz de mi padre me sobresaltó un poco.

Ni Kevin ni Vicky habían aparecido a nuestra comida diaria. Así que, en vez de ir a gritar a Kevin, como solía hacer cuando faltaba a comer, decidí irme a casa. Me había hecho una pizza en el horno y me había puesto una película con la que estaba llorando como una magdalena. Aunque en realidad, no era por la película. Estaba tan confusa...

—Comer. —Señalé la mitad de la pizza que seguía intacta, después de parar la película.

—¿Y Kevin y Victoria? —preguntó, acercándose a mí.

—Kevin estudiando en plan obsesivo —medio bromeé, secándome las lágrimas—. Y Vicky ni idea. Sacando al perro con su novio.

—¿Tiene novio? —curioseó mi padre, sentándose a mi lado.

—No sé, dice que no, pero se pasan todo el día juntos.

—¿Y no puedes ir con ellos?

—¿Para qué? Paso.

—Para no quedarte en casa comiendo sola y llorando mientras ves... ¿Frozen? ¿En serio?

—¿Qué pasa? —me quejé con un puchero, abrazándome a él, que me rodeó con un brazo y me dio un beso en el pelo.

—Nada, cariño. ¿Has discutido con ellos?

—No. ¿Puedo preguntarte algo, papá?

Alcé la cabeza apartándome un mechón de pelo rizado de la frente.

—Claro. Dime.

Me sujetó la mano con gesto preocupado. Yo clavé la vista en la pizza, para no mirarle a los ojos. Tenía tantas cosas en la cabeza últimamente que me costaba centrarme en todo. No era capaz de tomar una decisión y eso no me dejaba ni dormir.

—Si tuvieras que irte fuera a trabajar, ¿lo harías? —cuestioné.

—¿Ahora? ¿Con vosotras?

—Sí, pero tú solo. Si tuvieras que dejarnos aquí. Para hacer un trabajo que quisieras mucho hacer.

—¿No quieres ir al curso de baile de Inglaterra? —ató cabos muy rápido.

Tener un padre que había sido militar e inspector de policía no dejaba mucho lugar a los secretos.

—¿Tú irías?

—Ahora no os dejaría solas, cariño, no puedo vivir sin vosotras —me dijo—. Pero si a tu edad hubiera podido hacer algo así, lo hubiera hecho sin dudar. Llevas años tratando de entrar. ¿Qué ha cambiado?

—No quiero que mis amigos se olviden de mí.

Aunque no era eso. Estaba confundida, no sabía lo que sentía por Vicky, salvo que no podía dejar de pensar en ella. Estaba celosa por todo el tiempo que pasaba con ese idiota del perro... No dejábamos de enrollarnos, pero no habíamos hablado de ello. Yo no era lesbiana, joder, me gustaban los chicos. Entonces ¿por qué no podía sacarme a Vicky de la cabeza? ¿Y qué pasaba con ella?

—¿Cómo se van a olvidar de ti? Solo es un curso, Stesha, ni siquiera es un año entero.

—No lo sé.

Me eché a llorar de nuevo y me abracé a mi padre, que me palmeó la espalda con cariño. Sabía que mis amigos no se olvidarían de mí, claro, pero ¿y si Vicky...? ¿Me gustaba tanto como para molestarme que pudiera salir con otra persona?

No sabía lo que teníamos Vicky y yo, pero sabía que me gustaba lo que fuera. No podía ponerle nombre, no éramos nada, pero no quería perderlo. Y si me iba un año entero, Vicky conocería a mil personas que le gustasen y se olvidaría de que yo existía.

El nombre de las estrellas - Bilogía Estrellas 1 - *COMPLETA* ☑️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora