15. Las cosas que hago por ser tu amigo

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—Explícame qué es esto —dijo Yuri.

Mila le miraba desde arriba con el ceño fruncido y después de mirarlo por varios segundos se sentó en una silla al frente de él.

—Una hamburguesa. Ahora, tú explícame por qué no estás comiendo.

Yuri se recostó del asiento. Al parecer, todos iban a tener que enterarse de su pequeño percance en Educación Física. Incluyendo Mila, por supuesto. Por un momento pensó en la posibilidad de que tal vez Otabek era quien le había dicho.

—Sabes que si lo hago.

Mila apretó los labios y empujó la caja con la hamburguesa un poco más cerca de él.

—No, Yuri. No puedes andar por la vida saltándote comidas. ¿Tienes idea de lo poco sano que es eso? Yo... —Mila se acercó más a él, bajando la voz—. ¿No se supone que estás yendo al psicólogo?

Yuri frunció el ceño y vio la hamburguesa al frente de él para evitar verla a los ojos. No sabía que tenía que ver Minako con todo, en realidad.

Según lo que le habían explicado después de entregarle los resultados de los exámenes de sangre, tenía anemia por falta de hierro, y dudaba de sobremanera que la hamburguesa tuviese cualquier cosa que él necesitara para ayudar a su condición. De todas formas, sabía que Mila lo hacía con intención de ayudarle.

—Sí.

Mila suspiró.

—Vamos, sabes que no estoy molesta contigo... Solo, pudiste decírmelo. Puedes decirme cualquier cosa. Me cuesta entenderte, pero puedo intentarlo. Sabes que sí.

Yuri desvió la mirada. Había cosas que no podía decirle. Como por ejemplo, que pensaba en su novio en cada momento del día.

—No sé si me entiendas.

—No mucho —ella le dio la razón y tras mirarlo por unos segundos, se llevó la mano a la cabeza—. Mira, Yura. Estás bien así. Ya no tienes que adelgazar. No tienes que volver a lo de antes...

Yuri rodó los ojos. De nuevo, junto con Minako, eran dos personas que se lo habían mencionado en el mismo día.

—No es eso.

Sabía que no. Al menos, sabía que no era el convencional trastorno donde no comía para adelgazar. La razón de la anemia de Yuri es que no se alimentaba bien, tan simple como eso y el problema es que él no hacía nada para evitarlo. Además, el estrés tampoco le ayudaba, y todo se juntaba en una bola de daño hacia su persona al punto de causarle desgaste de forma física y problemas en su día a día.

—Prométeme que vas a alimentarte bien.

—Está bien, veré que puedo hacer.

Mila golpeó el puño contra la mesa.

—No, Yuri. No es «ver que puedes hacer», es alimentarte mejor porque me preocupo por ti y no quiero que recaigas en tu anorexia.

Yuri se quedó mirándole. Tenía tiempo sin escuchar esa palabra, y cada vez que lo hacía era regresar a aquella vez cuando le dieron el diagnóstico. Había tenido trece, y aun así, ya le habían catalogado con un trastorno alimenticio. Le había costado varios problemas a su familia, y sobretodo, gastos de dinero. Los tratamientos y llevadas al psicólogo no eran baratos.

A pesar de la preocupación de Mila, él no lo veía de esa manera. Solo había tenido una mala semana —o un mal mes, en todo caso—, pero volvería a estar bien dentro de poco.

—Oye, perdona —dijo ella, al ver que Yuri no decía más nada. Extendió su mano hacia la de él—. No quise recordarte eso.

Yuri suspiró. Esa, junto con su infancia, eran etapas de su vida que olvidaba la mayor parte del tiempo. Al llegar al internado nadie lo conocía, y había sido como comenzar de cero. La única que sabía de ese detalle era ella.

Handsome Devil [OtaYuri]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora