34. Dices mi nombre y cada color se ilumina

1.2K 162 78
                                    

Por primera vez en años, Yuri iba a ir al baile de fin de curso. Mejor aún; no iría con Mila, como había ocurrido en la última ocasión. Ella era el tipo de persona que prefería ir con sus amigos antes de ir con su novio. Estaba bien.

Pero ahora, Mila tenía novia y Yuri tenía novio. Así que estaba más que bien.

Era un sábado a las dos de la tarde, el baile era en la noche y siguiendo el orden natural de las cosas según Mila, Yuri y ella se encontraban sentados en la sala común esperando que Otabek saliera con su traje nuevo. Tenían suerte de que la sala común estuviese vacía, y Yuri imaginaba que era por la cantidad de personas que estarían comprando ropa a última hora. Desde hace unos minutos él había optado por revisar su teléfono, con el codo apoyado en el reposabrazos y la mejilla hundida en la palma de su mano.

Al cabo de un rato, Otabek salió de manera silenciosa por el pasillo, mientras trataba de abrochar uno de los puños de su camisa.

La chaqueta del traje era color blanco marfil, y la única razón por la cual Yuri sabía eso y no lo confundía con el blanco puro, era porque la camisa sí era de ese color. Era un contraste que apenas se notaba, en conjunto con un moño negro.

Cuando volteó a ver a Mila, esta subió las cejas y le hizo una seña a Yuri para que se levantara. Yuri no entendió qué quería decirle.

—Anda y ayúdalo —susurró ella con una sonrisa.

Yuri le hizo una mueca, pero terminó por ponerse de pie.

—¿No crees que la elección del color se vea opacada por la textura de la tela? —preguntó Otabek, y Yuri rodó los ojos.

Le gustaba formar parte de ese juego sin nombre que ambos tenían, donde Otabek decía algo extremadamente pretencioso para fastidiarlo, y Yuri le seguía la corriente porque sí, en ocasiones era divertido simular y burlarse del resto de sus compañeros.

—No, pero pienso que la elección del calzado quizá sea un poco estrafalaria para mi gusto.

Otabek miró sus pies, y la verdad era que no llevaba zapatos y estaba usando medias. Mila, con el mentón encima de sus rodillas y los pies sobre el sillón, alzó la mano como pidiendo permiso para hablar. Otabek hizo un asentimiento.

—Queremos ver el outfit completo —dijo Mila.

—Me verán en la noche. Me queda bien, de verdad —dijo, y miró al frente—. Aunque Yuri me verá antes.

—Sí, sí. Te veré antes.

Mila se llevó la mano a la boca y comenzó a moverse en el sitio. Yuri había visto que ella hacía eso cuando veían una película juntos y pasaba una escena muy cliché y romántica.

—¿Qué tal tú, Yuri? ¿Cuándo te veré con tu traje?

—No lo sé, no molestes.

Mientras decía eso, Mila recibió una llamada. Lo más probable es que fuese de Sara, por la manera en la que sus facciones se habían iluminado y había apartado el cabello de su rostro, como si ella estuviese allí. Yuri intercambió una mirada con Otabek y sonrieron.

—Bueno, eso es suficiente por esta tarde —dijo Mila para luego levantarse del asiento, sin siquiera tratar de ocultar la enorme sonrisa de su rostro—. Tengo que irme.

—Manda mis saludos a Sara —dijo Otabek.

Mila asintió y se fue del lugar con un saludo de manos. En el pasillo, se escucharon exclamaciones mientras ella saludaba a alguien, y al cabo de unos segundos Georgi entró a la sala, sin decir nada hasta que vio a Yuri y a Otabek de pie, uno muy cerca del otro mientras se susurraban cualquier cosa.

Handsome Devil [OtaYuri]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora