Yuri llevaba rato sentado en una de las esquinas del salón de manualidades.
En realidad, ni siquiera estaba allí por decisión propia. Les habían convocado a todos mediante un grupo de mensajes que habían formado desde aquella vez que organizaron el baile por el día de la mujer. Lo peor del caso, es que Yuri se fue del grupo apenas terminó todo eso, pero alguien se encargó de agregarlo de nuevo y de enviarle el mensaje. Clásico.
Para su alivio, a los pocos minutos llegó Yuuri, escabulléndose apresurado por la puerta ya que iba tarde. Luego al verlo, se sentó a su lado con una sonrisa.
—Hola.
Yuri saludó de manera vaga con la mano.
—¿Qué crees que hagamos aquí?
Katsuki miró a su alrededor, fijándose que la mayoría de los integrantes del antiguo club de manualidades estaban allí. Probablemente se preguntaran lo mismo que ellos.
—Ni idea —dijo—. ¿Viste el mensaje también? —Yuri asintió, y por unos segundos solo se escucharon los susurros de las personas que estaban en el salón. Katsuki suspiró—. ¿Cómo te fue con tu mamá?
Yuri frunció el ceño. Recordó que, hace unos días cuando llegó al internado después de haberse «desaparecido» por menos de una hora, su madre le agradeció de manera infinita a Otabek, pero Otabek fue específico y aclaró que Yuri merecía su espacio. Yuri no supo cómo Otabek tenía esa habilidad de poder hablar con los adultos y que estos le prestaran atención, pero tanto fue el caso, que Alina anotó el número de Otabek y todo, solo por si el evento volvía a ocurrir.
Yuri tuvo que soportar las miradas curiosas y preguntas de las personas que estaban alrededor, así que no le sorprendía que Katsuki también se hubiese enterado.
—Creo que tendré que visitarla en vacaciones —le dijo Yuri.
Katsuki quiso contestarle, pero Isabella Yang apareció por la puerta poco después. La mayoría guardó silencio al instante, más que conscientes de su presencia. Yuri no los culpaba, tomando en cuenta que casi nadie en ese club esperaba verla, y que Isabella daba algo de miedo. A pesar de su popularidad, era de las mejores estudiantes, buena en todo lo que hacía y con fama de ser mandona. Llevaba consigo una carpeta y un bolígrafo y apenas todos parecieron callarse, ella habló:
—Buenas tardes —dijo, para luego levantar el mentón y sonreír—. Los hemos traído aquí con el propósito de que nos ayuden en el nuevo proyecto que se avecina para nuestro colegio.
Algunos empezaron a susurrar y a verse entre sí. Yuri rodó los ojos.
—¿Qué hace la novia de JJ aquí? ¿Y por qué habla de esa manera?
—Es la coordinadora de gran parte de los eventos culturales del colegio —murmuró Katsuki.
—Y su novio es coordinador de los eventos deportivos. Qué hermosa pareja —dijo Yuri con ironía.
—Tendremos que organizar una obra de teatro —dijo Isabella—, y ustedes me ayudarán a realizar la escenografía.
—¿Qué? ¿Por qué? —preguntó Yuri en voz baja, y le empujó la rodilla a Katsuki tratando de buscar su atención—. ¿Por qué vamos a...?
—Plisetsky, ¿quieres decir algo a todo el grupo?
—¿Eh? —Yuri levantó la mirada hacia Isabella, donde ella anotaba algo en una carpeta.
—Dije que si quieres decir algo al resto del grupo.
Yuri frunció el ceño.
—No por ahora, pero gracias.
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Handsome Devil [OtaYuri]
Fiksi PenggemarComo cualquier adolescente, Yuri Plisetsky odia compartir su habitación. Medias sucias tiradas por doquier, bolsas de frituras que él no se comió regadas en el piso y madrugadas sin poder dormir por los ronquidos de alguien más. Es por eso que desde...