Cuando Yuri llegó al sitio lo primero que captó su atención fue la decoración. Luces amarillas, varias mesas repletas de comida y guirnaldas que adornaban todo el techo. La mayoría de los adornos eran dorados y con colores que combinaban como blanco y negro, porque alguien en el comité organizador había mencionado lo horrible que iba a verse todo de color rosado solo porque era un baile en honor al día de la mujer.
Yuri admiró el sitio en silencio y de inmediato lo recubrió una ola de orgullo. Era reconfortante ver la cantidad de colores cálidos dentro del lugar considerando el frío que hacía fuera, así que la elección de colores era perfecta. Además, las luces daban un aspecto elegante sin necesidad de ser sobrecargado. Al darse cuenta de sus pensamientos, Yuri negó con la cabeza. Nunca hubiese pensado que le apasionara el diseño de interiores, pero allí estaba.
A las personas que estaban en el lugar probablemente no les importara, o tal vez no lo sabían y nunca iban a saberlo, pero toda esa decoración estaba de pie gracias al trabajo suyo y de sus compañeros. Y para Yuri, se sentía bien formar parte de algo después de tanto tiempo.
Con una mirada rápida visualizó los trajes de los demás chicos alrededor de él, para luego compararlos mentalmente con el suyo. No por razones de atracción o cualquier cosa que significara más que verles la ropa, sino porque quería estar a la altura de todos ellos. Esa vez, su madre se encargó de ello sin saberlo: Yuri llevaba puesto el traje Saint Laurent que ella le había obsequiado.
El sitio estaba lleno de gente y empezaba a incomodarle haber llegado solo, hasta que vio a Yuuri de pie con otra chica. Yuuri volteó a los pocos segundos, y le sonrió para luego acercarse.
—¿Estoy viendo un milagro entonces? —bromeó. Se había peinado el cabello hacia atrás y no usaba anteojos, haciendo que se viese muy distinto a lo que Yuri estaba acostumbrado—. Yuri, ella es Yuuko. Es la chica que quería presentarte.
Yuuko era más o menos de su misma altura, con rasgos asiáticos y con un vestido de volantes que le hacía ver más joven.
—¡Yuri es más lindo de lo que pensaba! —dijo ella.
Esa tenía que ser la primera vez en un buen tiempo que alguien le decía esas palabras a Yuri. Una de esas veces era su madre entre los pocos recuerdos que tenía de su infancia. Ella pellizcándole las mejillas y diciéndole lo buen chico y lo lindo que era.
Al conocer a Mila ella también solía decirle guapo, pero dejó de hacerlo cuando supo lo mucho que le molestaba. Actualmente, las veces que lo decía eran para molestarle.
Y lo último, aunque a su vez muy distinto, Otabek había halagado su cabello.
De todas formas, ninguno parecía a punto de llorar de la emoción al verlo, tal y como estaba Yuuko ahora.
—¿Qué? Oye, ¿vas a llorar...? —Yuri alternó miradas entre Yuuri y su amiga, buscando ayuda—. ¿Por qué tienes esa cara?
Yuuri sonrió a modo de disculpa.
—Ya se le pasará.
Yuri se fijó en que Yuuko se abanicaba con las manos, y quiso tratar de desviar la conversación.
—¿Vienen juntos?
Y eso, eso fue lo que hizo que Yuuko saliera de su trance y negara, pasando de casi llorar en un instante a estar riéndose. Yuuri por otro lado, negó con timidez.
—Ay, Yura. Si supieras que somos como hermanos. Algo así como tú con esa chica... Um, ¿Mila?
Yuri asintió y no pudo evitar hacer una mueca. Esperó que no se notara demasiado, aunque sabía que era casi imposible. Toda su cara era un reflejo de sus emociones, y tuvo que negar con la cabeza al pensar quien era el acompañante de su amiga.
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Handsome Devil [OtaYuri]
FanficComo cualquier adolescente, Yuri Plisetsky odia compartir su habitación. Medias sucias tiradas por doquier, bolsas de frituras que él no se comió regadas en el piso y madrugadas sin poder dormir por los ronquidos de alguien más. Es por eso que desde...