Cuando Yuri terminaba de arreglarse para ir a clases fue la segunda vez en ese mismo día que alguien tocó la puerta de su habitación. Yuri se preguntó quién era y por un momento pensó que era Mila, hasta que vio a Otabek asomarse por la puerta segundos después.
Al instante su corazón dio un vuelco. Otabek seguía ahí, con él. En el mismo internado y en la misma habitación. Otabek le sonrió mientras pasaba, y Yuri le hubiese sonreído también, de no ser porque vio que se acercaba a él con muchos globos y flores.
—¿Qué mierda...?
Otabek negó con la cabeza, divertido por la situación.
—En mi país cuando ves a alguien que tenías tiempo sin ver se dice hola —dijo con una sonrisa—. Feliz cumpleaños.
Yuri permaneció escéptico en su cama y señaló lo que Otabek tenía en la mano. Otabek parpadeó varias veces, y pareció abochornado.
—Es... Esto fue una equivocación. —Se quitó la chaqueta, porque como cada vez que regresaban después de vacaciones, Otabek era demasiado genial como para usar el uniforme. Dejó las cosas en la mesa que separaba sus camas—. Leila creyó que eras una chica, así que compró estas cosas. Perdona.
—¿Leila?
Otabek se sentó en la cama, quitándose los zapatos.
—Es como una amiga de la familia —explicó—. Como una...
—¿Asistente? Joder, que tienes una asistente.
—No me gusta decirle así.
Yuri negó con una sonrisa.
—¿Se puede saber qué fue lo que le dijiste para que creyera que yo era una chica?
Aunque en su mente Yuri quería sonar más molesto, dentro de él algo se ablandaba. Otabek le había contado a alguien de su círculo del hogar acerca de él.
—Que alguien cumplía año y necesitaba algo bonito. Creyó que eras niña.
Yuri sonrió, y se tuvo que obligar a mirar hacia otro lado.
—Puedes dárselos a Mila.
Otabek miró los adornos y se pasó la mano por el cabello.
—Sí, supongo que sí. Aunque me quedaré con los chocolates.
Ambos se quedaron en silencio por un momento, viéndose y a la vez sin hacerlo.
Yuri se reprochó a sí mismo el hecho de que ni siquiera había pasado tanto tiempo, pero aun así, Otabek siempre parecía crecer al frente de él. Suspiró. Tenía que tratar de dejar ese tipo de pensamientos de nuevo, y empujarlos hasta el fondo de su mente rogando que no volvieran a aparecer. Otabek se lo hacía muy difícil, sin él darse cuenta.
Por otro lado, a Yuri también le daba la impresión de que Otabek estaba distinto y no necesariamente por el físico, pero no sabía bien en qué.
—Cumples dieciséis, ¿no?
Yuri asintió, y miró el cupcake que le había traído Mila. Otabek pareció notarlo.
—No sé si lo hagan aquí, pero de donde yo soy... hay ciertas tradiciones.
Yuri parpadeó varias veces en curiosidad. Otabek sonrió.
Y en un instante, Yuri vio como Otabek lo agarraba por la envoltura, y lo siguiente que sintió fue la crema en su cara y en su cabello. Demasiado sorprendido como para reclamarle, lo primero que hizo fue quitar un poco con su dedo y probarlo.
—No sabe mal.
Otabek, que todavía tenía el pastel en su mano, lo probó.
—No, no sabe mal.
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Handsome Devil [OtaYuri]
FanficComo cualquier adolescente, Yuri Plisetsky odia compartir su habitación. Medias sucias tiradas por doquier, bolsas de frituras que él no se comió regadas en el piso y madrugadas sin poder dormir por los ronquidos de alguien más. Es por eso que desde...