Yuri no era del tipo de persona que extrañaba a los demás. Nunca había tenido que hacerlo, quizá por la misma razón de que jamás había tenido muchas personas a las que pudiera extrañar en primer lugar.
Su papá era inexistente y al parecer, este no tenía hermanos ni familia cercana que quisiera comunicarse con Yuri —o al menos eso le habían dado a entender con sus ausencias estos últimos dieciséis años—. Su mamá apenas era tolerable, y aunque Alina no dijera nada al respecto, Yuri sospechaba que Nikolai era el único en la familia que quería seguir teniendo contacto con ella.
Mila era su amiga, y junto con Georgi, tenían un grupo de chat que había nacido hace unos años para hablar de una serie en emisión de aquel entonces. Yuri había olvidado cómo se comunicaba con ellos antes de eso. Se escribían todos los días, y por lo mismo, Yuri no solía extrañarlos a menudo.
Estaba de más decir que extrañaba a Otabek, y mucho. Pensaba en él antes de dormirse, cuando su mente se encargaba de recordarle la vez de su primer beso, su primera cita, y todo lo que había pasado antes de poder siquiera aceptar que le gustaba.
—Siete —dijo Yuri.
A través de la pantalla, Otabek subió las cejas, luego miró a la cámara y negó con una sonrisa.
—Se acerca.
—Pues no lo sé. Me rindo. No sé cuántas tías tienes.
Llevaban más de media hora hablando de esa manera, Otabek usando su portátil y Yuri usando su teléfono. Otabek se quedó viéndolo y luego su mirada se desvió hacia otro sitio.
—Escucha esto.
Yuri se llevó la mano a la cara para ocultar su sonrisa; le gustaba ver a Otabek emocionado.
Esperó unos segundos mientras la canción sonaba, y algo que usaba muchos bajos y letra que sonaba como una melodía reproducida al revés resonó en sus audífonos. De manera algo amortiguada, claro, considerando que lo escuchaba a través del micrófono de Otabek.
—¿Cómo se llama?
—No lo sé, no he querido ponerle nombre. —Parecía entretenido en la portátil, y por un momento solo se escuchó el sonido de las teclas sonando—. ¿Cómo te gustaría que se llamara?
Yuri recordó la vez que había buscado uno de los artistas favoritos de Otabek, y como un álbum entero tenía títulos como «Vacío Inminente» y «Motociclista Demonio».
De todas formas, Yuri no fue obligado a contestar porque alguien entró en la habitación. Un niño se sentó al lado de Otabek como si nada, tendría como siete años. Otabek lo miró con una sonrisa, mitad divertido y mitad sorprendido y negó con la cabeza.
—Es uno de mis primos —dijo a modo de explicación, y le dio un toquecito al hombro del niño—. Sergei, ¿qué haces aquí?
El niño tenía mayor interés en ver a Yuri, o mejor dicho, a ver a lo que fuese que estuviera en la pantalla de la portátil de Otabek. Yuri le sacó la lengua.
—Mamá dijo que viniera a hablar contigo. —Sonrió y saludó a Yuri con una mano. Luego, empezó a posar como si estuviera tomándose fotos mientras se veía a sí mismo en la esquina de la pantalla.
Otabek suspiró y le dedicó una mirada de disculpa a Yuri.
Yuri entendía, pero a la vez le hubiese gustado que Otabek hablara solo con él, y de preferencia más de media hora al día.
Toda la familia de Otabek estaba en la misma casa, y contrario a la suya donde algo parecido pasaba, en la de Otabek todos estaban juntos, pasaban tiempo juntos, iban a obras de teatro de vez en cuando, o al cine, o hacían partidos de béisbol, o iban a nadar. Eran una familia muy unida y eso le dejaba a Otabek mucho tiempo donde tenía algo que hacer, y poco tiempo para hablar con Yuri. Las pocas horas libres donde lo dejaban solo, era tiempo valioso que Otabek lo utilizaba para realizar las actividades que le gustaban, como leer o hacer música. Y hablar con Yuri.
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Handsome Devil [OtaYuri]
FanfikceComo cualquier adolescente, Yuri Plisetsky odia compartir su habitación. Medias sucias tiradas por doquier, bolsas de frituras que él no se comió regadas en el piso y madrugadas sin poder dormir por los ronquidos de alguien más. Es por eso que desde...