18. La Tercera Guerra Mundial empieza por un partido de tenis

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Yuri nunca había ido a un partido de tenis.

El deporte no le gustaba en lo absoluto y además, uno de los mejores jugadores en el internado era JJ, así que en sus planes nunca había estado tener que ir a uno. Al menos, hasta que Otabek le invitó y Yuri no encontró que palabras usar para decirle que sí.

La noche anterior él mismo se hizo el favor de educarse un poco. Era lo mínimo que podía hacer si no quería quedar como un idiota. Tuvo que leerse las reglas del juego y aunque parte de él se sentía parecido a cuando iba a presentar un examen sin estar del todo preparado, esperaba poder entender una vez viera el partido en vivo. Incluso, se tomó la molestia en aprender algunos nombres de tenistas famosos, solo por si acaso.

Además de la presencia obligatoria de Mila, Georgi también estaba con ellos. Él tampoco era un amante del deporte, pero al parecer y según lo que pudo escuchar de Mila, Georgi se había peleado con la novia y por lo tanto, el hecho de invitarle era parte de una maniobra de distracción que Mila había creado. A Yuri le daba igual con tal no lo molestaran a él más de lo usual.

Al llegar al sitio no pudo ocultar su sorpresa, llevando su mirada desde las gradas hasta la cancha. Arriba se veía el cielo abierto, y debajo, lo que más resaltaba era el color verdoso del cemento.

—Es gigante —dijo Yuri. Y es que él nunca se molestó en entrar antes. El acceso se reservaba a los tenistas y solo podían entrar los estudiantes si había un juego. De nuevo, antes de ese día la idea de entrar ni siquiera le había cruzado por la mente.

Georgi soltó un chillido.

—Anya era dueña de una cancha de tenis —lloriqueó.

Mila le frunció el ceño a Yuri en forma de reproche, y este rodó los ojos.

—¿Para qué lo trajiste a un partido de tenis? —susurró Yuri, pero con tanta agresividad que hasta Georgi podría escucharles.

—¿Cómo mierda iba a saber que la Anya esa colecciona canchas de tenis? —murmuró en un tono parecido al que Yuri había usado—. Es decir, ¿qué persona hace eso?

—Puedo escucharlos, saben eso, ¿verdad?

—Georgi, ¿quieres hablar de ello? —preguntó Mila, esta vez utilizando un tono más suave—. Sabes que estamos aquí para ti.

—Eh, corrección. Yo no estoy aquí para ti y tampoco quiero escucharlo —dijo Yuri.

—No lo sé —comenzó Georgi. Yuri hizo un sonido de exasperación, sabiendo lo que se venía—. Ella dijo que necesitaba un tiempo. ¡Un tiempo! Ha sido mi novia por un año, ¿qué tanto tiempo necesita alejada de mí?

«Yo, siendo ella, todo el que sea posible», pensó Yuri, sin decirlo.

Se alejó un poco, tratando de ignorarlos. Las personas a su alrededor parecían ensimismadas en hablar entre ellas, y tuvo que escucharlos por unos segundos más hasta que vio a Otabek acercarse a él.

Estaba usando pantalones cortos, y por un momento Yuri se replanteó la posibilidad de que el tenis sí le gustara. Al girar su mirada un poco se fijó en Leo, quien parecía estar diciéndole algo haciendo que los dos rieran.

—Viniste.

Yuri asintió, y sonrió por un momento hasta que escuchó un lloriqueo de Georgi a lo lejos. Leo subió las cejas.

—Viejo, ¿qué le pasa a ese tipo?

—No sé. No preguntes.

—Yuri, puedes irte si en algún momento te aburres —dijo Otabek—. Estos juegos no tienen una duración específica.

Handsome Devil [OtaYuri]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora