30. for him

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Yuri no era una persona celosa.

De verdad, no lo era, o al menos eso era lo que trataba de decirse a sí mismo cada vez que veía a Otabek en plan cariñoso con alguien más. Lo peor del caso, es que «plan cariñoso» según Yuri, se refería a cada vez que Otabek hablara con alguien más y esa persona lo mirara de esa manera. Ojos anhelantes y párpados caídos, la típica expresión de admiración ciega, y lo peor es que Yuri sentía que todo el mundo miraba a Otabek de esa forma.

A su vez, Yuri tampoco era estúpido. Sabía que Otabek era considerado guapo, siempre lo supo desde el primer momento, aun cuando quería convencerse a sí mismo de que lo odiaba y que quería sacarlo de su habitación. Así como también sabía que ante los ojos de los demás Otabek estaba soltero.

Eso último por ahora no le molestaba. O trataba de que no le molestara al menos. Por más que sintiese algo de pena de no poder hacer ciertas cosas con él en público, Yuri sentía los ojos de Otabek clavados en él en cada clase que veían juntos, sentía su mano rozarle el brazo cuando se levantaba del asiento para hacerle una pregunta a la profesora. Eran cosas tan simples, pero a su vez muy de ellos dos. Nadie más sabía lo que significaban sus miradas cómplices y sus toques ocasionales.

Además de todo eso, Otabek nunca le dio razones para sentir celos, y al menos en ese aspecto estaban bien.

Al menos, hasta el día en el que Yuri estaba en clases de Historia en uno de los pisos de arriba y vio a Otabek hablando con una chica en el estacionamiento.

No era su culpa por haberlo visto, además, no es como si Yuri fuese esa clase de chico que espía a su novio solo para tener la oportunidad de formarle algún lío. Había sido Mila.

—Oye, Yura. —Ella le palmeó el hombro, ya que ese día se había sentado detrás de él—. ¿Ese no es tu chico?

Tu chico. Mila tenía maneras muy particulares de referirse a la gente, así que al principio Yuri no le prestó mucha atención. Podía referirse a cualquiera.

—¿Mi chico?

—Sí, sí. Otabek. —Mila señaló una de las ventanas.

Cuando Yuri se inclinó y arrastró su silla lo suficiente como para poder ver desde donde se encontraba, se fijó en que Otabek hablaba con alguien más. Era una chica, y después de unos segundos de verlos a los dos —Yuri no sabía si era peor seguir viendo o no hacerlo—, observó como Otabek se inclinaba para abrazarla.

—¿Quién es...?

—Ni idea, no lleva uniforme —dijo Mila, mientras permanecía con la cara apoyada en la palma de su mano, pensativa—. Es bonita.

Yuri frunció el ceño. En ese momento, lo menos que necesitaba era que le dijeran que la chica era linda. Ni siquiera entendía como Mila podía darse cuenta, porque desde donde él se encontraba casi ni podía diferenciarle el rostro. Seguro lo decía para molestarlo.

Yuri salió como un remolino apenas terminó la clase.

Sentir celos era una emoción extraña. Era tristeza de no poder estar con alguien más y miedo, de ser dejado de lado por esta nueva persona que se presentaba en la vida de alguien que ya conocías. Todo traducido y exteriorizado en tanta rabia que hacía que le costara respirar y le causaba una sensación desagradable en el estómago. Yuri no tuvo que sentirlo por demasiado tiempo para darse cuenta de que lo odiaba, y odiaba a quien fuese que le hiciera sentir que perdía a Otabek, aunque fuera solo por un par de minutos.

Al llegar al estacionamiento, su respiración estaba acelerada y tenía que peinarse el cabello con las manos si no quería que este se quedara todo en su cara. Además, cada vez se enredaba más seguido y se dijo que iba a tener que cortárselo.

Handsome Devil [OtaYuri]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora