"Claro que me importa a dónde voy, pero me importa más llegar contigo"
Aristóteles y Temo despertaron muy temprano y pidieron un taxi para ir a casa del rizado.
Aunque la noche anterior había sido idílica para los jóvenes, el día siguiente fue algo complicado por dos razones principales. La primera era el hecho de ser lunes. Cuauhtémoc no tenía que ir a la escuela, pero Aristóteles sí. En eso no cederían ni sus papás ni el mismo Temo.
— ¿A poco no te gustaría que pasáramos todo el día juntos? — Aristóteles se acercaba de manera sugerente a Temo.
— ¡Atrás, Satanás! — Temo bromeó — Claro que me gustaría, Ari, pero hay cosas que tenemos que hacer, aunque no nos gusten del todo. El deber antes que el placer.
— ¡Temo! ¡Yo creí que ibas a estar de mi lado! — Aristóteles hizo un puchero.
— ¡Que lado ni que ocho cuartos! ¡Te me pones tu uniforme y te me vas a la escuela!
Amapola sonrió cuando Aristóteles, derrotado, entró al baño a darse una rápida ducha y prepararse para ir al colegio.
— ¡Ya lo tienes bien dominado! Creo que me tienes que compartir tips, yerno. — Ambos rieron, mientras una voz se oía desde el baño.
— ¡Ya los escuché!
— ¿Y? Eso no va a cambiar nada ¿verdad? — Temo preguntó.
— No...
Temo y Amapola rieron de nuevo. Aunque quedarse con su novio le había costado una regañada de Papancho y casi casi tuvo que entregar un certificado de virginidad (adulterado, por supuesto), Temo estaba contento de estar ahí. Mientras Aristóteles se bañaba, tomó huevos y tocino de la despensa de su nueva abuelita y preparó el desayuno para todos.
— ¿Qué es eso que huele tan rico? — Aristóteles preguntó, cuando se abrió la puerta del baño.
— ¡Ahh, es mi perfume! — Temo bromeó — ¡Apúrate, mi vida! ¡Te preparé el desayuno!
Amapola y Audifaz veían con mucha ternura la forma en la que Temo disponía la mesa, buscando la simetría en los cubiertos, que el mantel estuviese bien colocado...
— Nosotros éramos así a su edad ¿Te acuerdas? — Audifaz habló.
— Sí. Recuerdo que siempre quería verme muy bonita para ti.
— Siempre fuiste bonita, pero cuando me sonreías, te veía como la más bonita de todas. Aún lo hago.
— ¡Chiflando y aplaudiendo! — Aristóteles interrumpió el beso de sus papás.
— ¡Ese Pancho ya me los traumó! — Audifaz Córcega soltó una carcajada, que fue secundada por los demás.
Aunque el desayuno era algo sencillo, todos lo disfrutaron mucho. Aristóteles relamió el plato y después dio un beso a su novio en la mejilla.
— Gracias amor — sonrió.
— Apúrate, que se te hace tarde para la escuela. Voy por ti a la salida.
Los padres de Aristóteles veían a los chicos y no podían evitar sonreír, pues eran la muestra en vida de lo que el amor y la preocupación por la persona que amas te pueden animar a hacer. La forma tan libre en la que se demostraban su amor, el esmero que ponían en causarse sonrisas, en bromearse todo el tiempo. Aristóteles salió de casa acompañado de Cuauhtémoc, quien le dio una pequeña bolsa en la que había una fruta y un chocolate. Justo cuando el rizado iba a salir a la calle, su novio lo llamó.
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"Por nosotros" || Aristemo
FanfictionContinuación de la historia "Por mi cuenta" || Aristemo. Cuauhtémoc López y Aristóteles Córcega empiezan una vida juntos. Por seis meses, ambos chicos deberán luchar con la distancia, permanecer fieles a sus promesas y continuar construyendo su fut...