"Por nosotros" || Aristemo

51. Apoyarse y crecer

Bueno... ayer fue un día complicado que me hizo incluso dudar respecto a si quería seguir escribiendo esta historia. No me lo tomen a mal, pero por un momento me sentí algo culpable de alimentar los sueños de las personas y los escenarios "ideales", porque por lo general me considero una persona realista. Lo único que puedo decirles es que no le cambié nada al capítulo y que esta era originalmente la idea de lo que iba a ser, pero les pido algo de favor.

A cada una de las personas que leen: Cuando encuentres a un compañero (a), dale espacio para crecer. No limites sus sueños, ni creas o te aferres en el amor de los sacrificios, en el que un sueño tiene que morir para que ambos se realicen. Una persona que te quiere de verdad va a dar la vida para que seas libre, para que cumplas tus sueños y lo va a hacer porque el amor no es amigo del miedo. No va a tener miedo a soltarte para que vueles porque sabe que, al final, conoces el camino de regreso y vas a volver más feliz y más preparado para construir un proyecto de vida a su lado. El amor es una unión, no una atadura.

Al final, para muchos esto es solo una historia, pero para mí es mi manera de decirles que sus sueños y los de las personas que aman son iguales de valiosos y estoy seguro de que van a encontrar compañeros que los ayuden a realizarse en todos los aspectos.

Gracias por leer 

Adrián.

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Narra Aristóteles

Justo cuando tengo el alcohol en la mano, recuerdo que en mi cajón de noche no hay sólo curitas, sino un secreto que sé que puede lastimar a Temo. Camino con normalidad, esperando que no se haya dado cuenta porque sé que si armo un alboroto, lo único que voy a hacer es alertarlo.

Me asomo con la botella de alcohol en la mano y me doy cuenta de que estoy perdido, pues tiene una hoja en sus manos y la mira con estupefacción. No puedo negarlo más, así que espero la avalancha de preguntas que sé que vienen con su descubrimiento.

No puedo evitar sentir miedo de lo que viene, sobre todo porque sé lo unidos que Temo y yo somos y también entiendo que tenga dudas.

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Cuauhtémoc López sostenía una hoja incrédulo, sintiendo el golpe de realidad que le decía que los momentos son pasajeros, que la vida se vive solo una vez y que los instantes importantes son siempre lo único que nos queda. Vio a Aristóteles en la puerta con una pequeña botella de alcohol y recordó qué era lo que estaba pasando: su dedo sangraba un poco y ahora había manchado la hoja que tenía en las manos.

Aristóteles lo vió con comprensión, mientras notaba algunas lágrimas en el gesto de Temo.

— ¿Por qué no me dijiste nada de esto? — Temo le extendió la hoja a su novio, haciéndole frente.

— ¿Por qué no ves la fecha? — Aristóteles sonrió, mientras Temo buscaba el dato en la hoja.

— Aristóteles... ¡Debiste irte hace un mes! — Cuauhtémoc López no entendía muy bien lo que estaba pasando ¿Había Ari dejado pasar una oportunidad de ese tamaño por él? — ¿Por qué no lo hiciste? ¿Fue... fue por mí?

— Temo... cuando me dieron la noticia, al inicio me puse muy feliz. Estaba bastante ilusionado con la idea de conocer otros lugares, de aprender más, de hacerme mejor. Luego ví las actividades y los conocimientos que se requerían para aprovechar de manera óptima el viaje y me sentí un poco intimidado porque no sabía más de la mitad de las cosas que debía saber. Entendí que lo que tenía qué hacer era prepararme más, aprovechar las oportunidades cuando pueda sacarles provecho y no lanzarme al vacío así nada más. — Aristóteles comenzó a aplicar el alcohol a la herida de Temo, para luego poner una curita sobre ella — Si te das cuenta, esto es casi llegando a la ciudad. Me querían mandar porque tengo presencia en redes sociales, no porque fuese el mejor candidato... o al menos así lo sentí. Es por eso que, desde que rechacé la propuesta, me metí a más clases, practico mucho más y compongo más música. Porque cuando tome la oportunidad, voy a estar listo para ella.