30. El inicio de todos los sueños

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"Estar contigo es mi mejor amuleto"

Temo y Aristóteles salieron del restaurant de Gabriel después de un satisfactorio almuerzo y de una tarde de mimos hacia el rizado. El chico se encontraba ligeramente adolorido, pero su novio lo trataba como si no pudiese mover ni una célula en su cuerpo.

— Me siento cansadito, Temo — Aristóteles hizo un puchero.

— ¡Uy, no! ¡Y yo que te quería llevar a mi lugar favorito de la ciudad!

— ¡No, no, no! Entonces acepto que me secuestres a donde tú gustes.

El castaño pidió nuevamente un taxi y le indicó que lo llevara al Parque de la Bola.

Temo explicó a Aristóteles que el lugar al que iban quedaba cerca de casa y que, a partir de ahí, incluso podrían caminar si lo hacían despacio, porque estaban a unas pocas cuadras del departamento

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Temo explicó a Aristóteles que el lugar al que iban quedaba cerca de casa y que, a partir de ahí, incluso podrían caminar si lo hacían despacio, porque estaban a unas pocas cuadras del departamento.

Cuando llegaron, Temo bajó primero y después ayudó a bajar a Aristóteles. El chico vio confundido a su novio, pues en ese parque no había nadie.

— ¿Seguro que es aquí? — Aristóteles preguntó.

— Sí ¿Te sorprende? — Temo lo guio hasta una banca.

— En realidad sí, un poquito. Me has llevado a muchos lugares aquí, pero nunca a uno como este ¿Por qué te gusta tanto? — Aristóteles estaba muy interesado en la respuesta de su novio.

— Cuando estoy entre clases y quiero pensar en nosotros... vengo aquí. Este lugar es más o menos lo que era la azotea cuando vivía en el edificio de abuela Imelda.

— ¿Y cómo lo descubriste? Porque la verdad este es un lugar que la gente no busca, sino que encuentras. Lo veo porque no hay mucha gente aquí.

— Durante mis primeros días, me sentía muy nostálgico. Te extrañaba demasiado pero no quería que te alarmaras. Salí a caminar; iba por un café al Teatro de los Insurgentes y, sin querer, estaba frente a este parque. Me extrañó que no hubiese más que una pareja en una de las bancas y fue justo ese sentido de la privacidad el que me invitó a entrar aquí.

— ¿Y en qué piensas cuando vienes?

— En lo difícil que hubiese sido para mí sobrevivir en un mundo en el que tú no estés conmigo.

— Temo. Cuando nos conocimos, no estaba seguro de qué era lo que buscaba en una pareja. Éramos apenas unos chiquillos. Estoy a punto de cumplir dieciocho y... siento que contigo ya gané. Que mi vida ha valido la pena y que ser Aristemo ha sido la mejor decisión que pude haber tomado.

— Hay un tema que aun no se ha resuelto, Ari.

— ¿Cuál?

— Pues... por mi culpa te quitaron la beca para estudiar música. Pero yo te prometo que...

"Por nosotros" || AristemoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora