47. López Córcega

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Este capítulo lo hice hoy para sanar los corazones de algunas personas que andan de luto por un fic que, francamente, no llenó nuestras expectativas. Como soy creyente de los finales felices, la familia y las segundas oportunidades, vengo a dejarles esto que espero que los anime y haga que sus corazoncitos se sientan cálidos y apapachados. El autor.

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"Ahora, todos somos una gran familia"

Cuauhtémoc López y Aristóteles Córcega no podían salir de su asombro. Definitivamente, ver a los tres pilares de la familia Córcega Castañeda y López Córcega era algo que ninguno de los dos se esperaba, aunque definitivamente se sentían alegres. En medio de tanto trabajo, no podían evitar sentirse melancólicos por Oaxaca y la vista ante sus ojos aliviaba el sentimiento.

— ¡Pasen, pasen! — Aristóteles hizo un ademán que indicaba a su familia que entrara.

Lo hicieron. El primero en romper el silencio fue Pancho.

— ¡Órale! ¡Qué limpiecito me tienen esto, chamacos! ¡Y organizado! — Pancho había notado que los frascos en la alacena estaban etiquetados, no había trastes sucios ni nada fuera de lugar.

— ¡Pues claro, si nuestros hijos ya son unos adultos prácticamente! Están a nada de ser mayores de edad y ya son todos unos universitarios. Me anima mucho verlos así de bien — Audifaz estaba bastante sentimental.

— ¡Esposito! No vayas a ponerte a tristear. Se supone que venimos a darle una sorpresa a nuestro Aris y a Temo, algo que los sacara un poco de la rutina.

Temo y Aristóteles vieron a su mamá con extrañeza ¿Qué tipo de sorpresa podría ameritar algo así? ¿Por qué Arquímedes y Susana no estaban con ellos? ¿Se habían quedado en Oaxaca? ¿Cuál era el motivo real de la visita de sus padres? Eran demasiadas preguntas para procesar y responder en tan poco tiempo.

— ¡Pues vámonos, chamacos! Solo venimos por ustedes, porque la sorpresa que les queremos dar no está aquí, sino en otro lugar.

Aristóteles y Temo se dejaron arrastrar por sus padres, quienes no quisieron soltar prenda alguna de su plan siniestro, pero les dijeron que se prepararan un poco para sentirse abrumados. Pidieron un par de taxis porque al ser cinco personas, no darían en uno solo. En uno de ellos se fueron Pancho López y Aristóteles Córcega, mientras que en el otro irían Audifaz Córcega, Amapola Castañeda y Cuauhtémoc López.

— ¿A dónde vamos, Pancho? — Aristóteles se rascaba la nuca, mientras su mente intentaba por todos los medios conseguir la respuesta a esa pregunta que lo carcomía.

— Vamos a hacer algo que hace mucho debimos hacer Aristóteles... algo que te va a poner al límite y a demostrarnos si realmente estás dispuesto a ser un López.

— Mientras no hayan agujas, todo está bien.

Temo también intentaba averiguar cualquier indicio que le revelara su paradero, pero sus suegros fueron igual de herméticos que Pancho.

— Solo podemos decirte algo — Amapola tocó el hombro de su yerno, mientras hablaba — Después de hoy, Aristemo no va a ser el mismo.

Temo no se sorprendió en lo absoluto cuando vio llegar el taxi en el que su novio había viajado con su papá, ni Aristóteles parecía sorprendido.

— Queremos que nos ayuden a elegir un salón para algo especial... necesitamos su visto bueno, así que los trajimos para que nos digan qué les parece este.

Pancho López no pudo evitar juguetear con su bigote, gesto que Temo reconoció, pues su padre lo hacía siempre que estaba ansioso o nervioso. Definitivamente, tenían que esperar una sorpresa grande.

"Por nosotros" || AristemoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora