Sin corregir.
Elena Collins, una chica de 23 años, es raptada por narcotraficantes, usada contra su voluntad y maltratada por negarse a cumplir sus órdenes.
¿Podrá Elena liberarse de esa peligrosa mafia, o morirá en el intento?
***
1ER LUGAR EN EX...
004: Elena está perdida por mi culpa, yo soy el culpable.
Narra Cassidy.
Había podido descansar muy poco, pero al menos mamá pudo dormir bien. Me bañé y me vestí con ropa cómoda pero decente y bajé a desayunar. Olga, nuestra cocinera de toda la vida, nos preparó un rico y nutritivo desayuno.
─¿Y papá? ─Pregunté sentándome a desayunar junto a mamá y Olga.
Olga se volvió parte de nuestra familia, desde entonces la tratamos como ello, siempre compartimos la mesa con ella.
─Está en su despacho, no ha querido comer nada. ─Respondió mamá. Podía notar lo triste y desanimada que se encontraba.
Yo también estaba triste, pero teníamos que ser fuerte, por Elena.
Terminamos de comer y ayudé a Olga a recoger todo y a lavarlo.
─Espero que la señorita Lena esté bien. ─Comentó Olga y noté que estaba llorando.
─Estará bien, ella aparecerá sana y salva. ─Me acerqué y la abracé.
─Cassidy. ─Me llamó papá desde la sala.
Besé la frente de Olga ─era más bajita que yo─ y fui hasta donde estaba papá.
─¿Estás lista? ─Me pregunta y asiento. ─ Iremos a la casa de Blacke.
Papá tenía las ojeras marcadas y se notaba que había estado llorando.
─¿Y mamá? ─Pregunto.
─Está en el auto.
─Papá... ¿Puedo hablar contigo antes de irnos?
─¿Qué pasa, Cassidy? No tenemos tiempo, necesito encontrar a tu hermana. ─Solo ha pasado un día y se le veía tan cansado.
─¡Por Dios papá! ─Me mira sorprendido por el tono que acabo de usar con él. ─Todos queremos y necesitamos encontrarla, todos nos sentimos como tú, ¿podrías tener un poquito más de consideración con nosotras?, necesitas comer algo, necesitas mantenerte fuerte.
─¡Ustedes no entienden! ─Alza la voz. ─Elena está perdida por mi culpa, yo soy el culpable. ─Iba a hablar pero me detuvo. ─Nos vamos.
Me dolía ver a papá en ese estado, el se echaba la culpa de todo y no tenía la culpa de nada. Él no tiene culpa de que exista gente con tanta maleza.
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Me senté en unos de los sofás que había en la enorme sala. Era una casa tan grande y no había visto a nadie más que Blacke y los empleados, pero al parecer tenía un hijo por lo que escuché.