Capítulo veintiocho ✔

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028: Tu perdón no cambiará nada...

Narra Elena.

Estábamos a mediados de noviembre, aún no se sabe nada del paradero de Alan Blacke, el comisario Smith tiene a varios de sus hombres resguardandonos por ello. Travis, Tara y Jael aún se quedan en casa, Fabiola viene casi todos los días a ver a Cassidy y un día que otro ha salido con Jael, no sé si esos dos tienen algo y tampoco quiero averiguarlo. Ha pasado un mes más y aún sigo sintiendo la misma electricidad recorrer por mi cuerpo cuando él se acerca, es extraño.

Hoy iba a ir a ver a papá, no estoy del todo preparada para encararlo pero debo hacerlo. Mi hermana fue una vez a verle y lo puso al tanto de todo, desde ese día no ha querido regresar, dice que está demasiado decepcionada. Habían encontrado las pruebas de que sí trabajaba con Alan y ahora si que no saldría de allí durante un largo tiempo. Por otro lado, mamá ha ido a visitarlo más seguido, después de todo es su esposo, el hombre del cual está enamorada.

─¿Estás lista? ─Me preguntó Travis.

Él me acompañaría a ver a mi padre, luego iríamos por ropa para Aiden, su nacimiento será dentro de un mes y aún no tengo nada de ropa para él, ni siquiera los pañales. Y no me culpen, apenas es que tengo el valor para ir a hacerlo por mi propia cuenta, Jael se ha ofrecido pero mis palabras siempre fueron: Tengo que hacerlo yo, debo apañarmelas.

Sí, estoy lista, podemos irnos.

El chofer que nos había puesto el comisario Smith aparcó en el estacionamiento y bajé con ayuda de Travis

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El chofer que nos había puesto el comisario Smith aparcó en el estacionamiento y bajé con ayuda de Travis. Mis manos estaban sudando, estoy nerviosa, hace mucho que no veo a mi padre y para ese entonces no tenía idea de que era un narcotraficante.

Ya puedes pasar, Elena. ─Me dijo el comisario.

Miré a Travis quien me animó a entrar con un gesto, tragué saliba y mis piernas empezaron a andar por sí solas detrás del comisario. Entré a un pequeño cuarto y allí estaba mi padre, sentado en una silla con las manos esposadas sobre la mesa que se encontraba delante de él. Tomé asiento y lo escruté con la mirada, estaba descuidado, su barba estaba muy crecida y se encontraba más delgado.

─Connor. ─Dije y un nudo se formó en mi garganta.

─Lena... ─Susurró.

Me quedé en silencio, no sabía qué decir.

─Estás... estás embarazada. ─Volvió a hablar y vi una lágrima rodar por su mejilla.

─Así es Connor Collins, estoy esperando un bebé. ─Solté seca.

No quería ser dura con él, pero después de todo este tiempo ¿cómo se supone que iba a reaccionar al verlo?

─Perdóname Lena, sé que tengo la culpa de todo esto que te ha pasado.

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