Capítulo cuarenta y cinco.

598 64 4
                                    

045: Otra vez no Dios, por favor...

Narra Elena.

Desperté con unas cosquillas en mi mejilla, sonreí al ver que era la mata de pelos de mi chico, acaricié su cabello y enseguida se despertó.

─Buenos días, grandulón. ─Dije sonriendo.

Hace mucho que no sonreía así, con sinceridad...

─¿Grandulón? ─Ríe.

─Me encantan tus besos, ¿Te lo había dicho?

─Shh, calla. ─Me besó por unos segundos.

Acaricié su mejilla y luego planté un beso en ella para despues levantarme. Nos dimos una ducha juntos y yo me vestí con ropa cómoda.

─Hay que ir al supermercado. ─Dijo Jael revisando los gabinetes de la cocina. ─Vamos a morir de hambre si no hacemos una buena compra.

─Podemos ir justo ahora si quieres. ─Lo abrazo por la cintura.

─Claro que sí mi diosa, pero antes, hay que preparar algo de desayuno sino moriré. ─Reí ante su comentario. ─. ¿Tostadas?

Asentí.

Observé cada uno de sus movimientos, estaba realmente hermoso, su cabello negro estaba húmedo y se encontraba un poco despeinado, la camiseta gris que llevaba puesta se amoldeaba a la perfección en su cuerpo al igual que sus jeans. La radio estaba encendida y él cantaba levemente la canción que sonaba; tenía una voz hermosa. Ese pequeño lunar en su nariz me causaba gracia y a la vez ternura, era un adorno en su rostro, lo hacía lucir más guapo. Es increíble la cantidad de sensaciones que causa en mí en sólo unos segundos.

─¿Tengo un moco en la cara? ─Pregunta con las manos en su cadera y río.

─Sí, justo allí. ─Me acerqué para toquetear su nariz.

Di un respingo cuando me agarró de manera brusca por la cintura para acercarme a él.

─Un moco, ya lo creo. ─Unió nuestros labios por unos segundos y solté una risilla.

Minutos más tarde el chofer ya nos llevaba al supermercado, por un momento los recuerdos de mi padre vinieron a mi mente, aquellos fienes de semana en los que íbamos a la playa cuando Cass y yo estábamos pequeñas. Siento el pulgar de Jael rozar mi mejilla, apenas me doy cuenta que se me ha escapado una lágrima.

─Hey, todo estará bien. ─Me asegura.

Me acerco a él y me acurruco en sus brazos, sinceramente me sentía genial así. Estoy agradecida con la vida por este hombre tan maravilloso que tengo a mi lado.


***

─Quiero ir hoy por Aiden, ya lo echo mucho de menos. ─Digo mientras empujo el carrito y Jael va tirando dentro de el los comestibles.

─Me parece muy buena idea, por cierto, conduciré yo, al chofer se le presentó un problema en su casa y le di permiso a irse.

Me sentí un poco aterrorizada, sólo un poco.

─No hay problema, hacemos la compra y nos vamos a casa de mamá.

Hicimos una gran compra, llenamos dos carritos, ya se pondrán imaginar, y todo eso por el simple hecho de que venir al supermercado da pereza, siempre hay muchísimas personas, por lo tanto las colas para pagar todo son gigantescas y debo admitir que eso me estresa.

─Dios, siento como si llevara un siglo aquí parada, me duelen mis preciados pies. ─Me quejo.

─Tus preciados y diminutos pies. ─Ríe y le doy un leve golpe. ─Tranquila mi diosa, en casa te haré un masajito, de esos que tanto te gustan. ─Mueve sus cejas y me ruboriso por el tono en doble sentido.

─¡Calla! ─Susurro.

Solté un largo suspiro cuando por fin salimos de esa inmensa cola que parecía no tener fin. Llevamos todo hasta el estacionamiento en los carritos y Jael empezó a meter todo en el maletero del auto. Me abracé a mi misma y mordí mi labio inferior, tenía el presentimiento de que me estaban observando.

─¿Te sientes bien? ─Pregunta Jael.

─Sí, es sólo que... olvídado.

Estábamos a punto de entrar al auto cuando escuchamos una voz, esa voz que me atormentó por largos días, esa voz que odio con todo mi corazón. Algo en mi pecho se contrajo e inmediatamente mis nervios se pusieron de punta.

─Jael, hijo.

Me giré poco a poco con los ojos cerrados, los abrí con temor, el cual empeoró al confirmar que si era él, Alan Blacke, apuntandome con un arma. Mi respiración se volvió pesada, Jael ya se encontraba frente a mí tapándome con su trabajado cuerpo.

─¿Qué haces aquí? ─Escupe Jael.

─¿Es que acaso no me extrañaron? Yo sí los eché de menos, a mi queridísimo hijo y mi apreciada yerna.

Tan sólo con escuchar su voz me causaba repulsión, los recuerdos de cuando estaba encerrada en aquella pocilga vinieron a mi mente, mis mejillas ya estaban empezando a humdecerse, me aferré con fuerza al brazo de Jael.

─He venido por ustedes, quiero compartir un rato, después de todo somos familia ¿No?

─Yo jamás seré familia suya. ─Dije con asco.

─Yo creo que sí querida yerna. Estás casada con mi hijo y me darás un precioso nieto.

¿Qué? ¿Cómo es posible que él sepa todo eso?

─¿Sorprendido, Jael? ─Le pregunta.

─¿Y qué piensas? ¿Tú solo contra nosotros dos? ─Le reta Jael.

─No está solo. ─Escuchamos la voz de una mujer.

Giro mi rostro encontrándome con Fabiola acercándose hacia nosotros con un arma en sus manos. Dios mío, ¿Ella no estaba presa?

Mi labio inferior empezó a temblar, cada vez apretaba más mi agarre, tanto así que creo que ya le estoy lastimando el brazo a Jael.

─Tú no quieres hacer esto, padre. ─Habló lentamente Jael acercándose a él.

Alan me apuntaba a mí y Fabiola a Jael.

─Me das asco. ─Le digo a Fabiola con repulsión.

─Ay querida, no lo tomes personal, mi rollo aquí siempre ha sido con Jael, aunque debo admitir que fue buena elección quedarme con su padre. Volviendo al caso, tu queridísimo esposo nunca me prestó atención y me juré que me las pagaría, y aquí estoy buscando venganza.

─¿Todo esto es porque no te veía con los ojos que tú querías que lo hiciera?─Río con amargura. ─Definitivamente, me das lástima.

No sé cómo pasó, Jael me gritó que corriera y mis piernas reaccionaron por sí solas hasta que escuché un disparo, me detuve de inmediato, Fabiola me sujetó fuerte del brazo, me solté como pude y volví mi mirada hacia Jael, estaba de rodillas en el suelo, sujetando su brazo que... sangraba. Luego sentí un fuerte golpe en mi cabeza y perdí el conocimiento.

Otra vez no Dios, por favor...

^^

N/a: heme aquí con una nueva actualización. Raptada ya está en la recta final y les tengo una sorpresa que les encantará. Con respecto a las actualizaciones, disculpen la tardanza, estoy teniendo ciertas dificultades personales. Me gustaría que se pasaran por mi otra obra, "Un Infierno llamado Venus" y me dejaran mucho amor por allá.

Por favor, no se olviden de votar y comentar su opinión.

Xoxo.

Raptada | 1 | ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora