Capítulo veinticuatro ✔

1K 104 15
                                    

024: No los voy a desamparar...

Narra Elena.

A la mañana siguiente me levanté bien temprano junto a Tara para darle una buena limpieza a la casa, estaba un poco descuidada. De paso, Travis nos ayudó a armar una pequeña cama en la habitación de Tara para mí. No tengo nada que quejarme de estos chicos, más bien les debo mucho. Es sorprendente como unos chicos de veinticinco y veinticeis años -Travis siendo el mayor - hayan tenido que hacerse cargo de ellos mismos desde los quince años.

Me sentía más tranquila desde ayer, gracias a la visita de Jael, mi hermana está en el hospital pero sé que allí estará mucho mejor que encerrada en aquel infierno donde nos tenía Alan.

─Elena, han venido a verte. ─Dijo Travis y al ver hacia la puerta me encontré con la mata de pelos negra de Jael.

─Vaya, no esperaba verte tan pronto por aquí.

Llevaba unos jeans ajustados, una camiseta negra y unos tenis del mismo color. Su cabello iba un poco despeinado, lo miré a los ojos y me fasciné con sus largas pestañas; realmente no sé qué fue lo que me llamó más la atención, sus perfectos ojos acompañados con esas tupidas pestañas o la forma en la que me estaba mirando.

─Te he traído un poco de ropa. ─Levantó el bolso que traía en sus manos. ─Compré todo de acuerdo a la vestimenta que llevabas ayer, ¿Dónde puedo dejarlo?

─Me encargaré de esto. ─Habló Travis tomando el bolso y llevándolo hacia la habitación en la que dormía.

Salió junto a Tara en la camioneta a hacer una buena compra en el supermercado con la tarjeta de crédito que les facilitó Jael. Me encontraba sentada en una de las sillas, me había echado un baño recién, la ropa que me trajo Jael me agradaba, eran puros suéters manga largas. Si soy sincera la mayoría de las marcas en mi piel eran muy notables y no quería tener la mirada de nadie clavada en mí.

─¿Te gusta este lugar?, si no es así puedo buscar otro en la ciudad para que todos se queden.

─Tranquilo, estoy cómoda aquí. Además, no creo que Alan venga a buscarme en este lugar.

─Buen punto.

Ambos quedamos en silencio, clavo mi mirada en un punto fijo y noto que Jael está mirándome. Me sentía incómoda así que empecé a mover mis piernas como en una especie de tic nervioso.

─¿Cómo se llamará?

─¿Eh?

─El bebé. ─Sonríe y déjenme decirles que es la sonrisa más preciosa nunca antes vista.

─Oh, si es niña Ariel.

─¿Y si es niño?

─Aiden.

─Me gustan.

─Cass tiene buen gusto para los nombres. ─Sonrío.

Últimamente no he sonreído mucho, he cambiado hasta en eso, meses anteriores no paraba de sonreír, pero ahora es como si me hubieran arrebatado mi felicidad, y es algo literal.

─Elena, se qué tal vez suene estúpido, pero quiero hacerme cargo del bebé, ningún niño merece crecer solo. No los voy a desamparar, ni a ti, ni al bebé.

Suspiré. Creo que se estaba tomando muchas molestias.

─No te tomes muchas molestias por favor...

─No es molestia Elena, sé lo que es crecer sin un padre.

Fruncí el ceño:
─Eso es ridículo, tienes a Alan.

Raptada | 1 | ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora