016: profundos ojos negros...
Narra Jael.
Un mes después...
El comisario había descubierto este último mes movimientos de narcotráfico en la ciudad, pero aún no conocía el nombre de los autores, yo me podía hacer una idea. Descubrió que habían varios expedientes abiertos sobre mujeres de veinte a treinta años desaparecidas. Estaba haciendo su mayor esfuerzo en recolectar toda la información posible para ver si tenía relación una cosa con la otra.
Por otra parte, papá y el señor Collins se alarmaron cuando el comisario les dijo que alguien estaba repartiendo droga por las calles... Saber a lo que se dedican y no delatarlos me hace sentir estar involucrado hasta el fondo al igual que ellos.
Estaba en casa de los Collins sentado en el sofá con Fabiola. Me había ofrecido a ayudarla a cuidar a Elizabeth, ha estado demasiado deprimida, los últimos días junto a Olga nos hemos encargado que esté comiendo bien y tome sus pastillas sin falta. De hecho la hemos sacado varias veces de casa para que despeje su mente un poco. Connor es un imbécil, toda esta situación está carcomiendo a su mujer y a él le importa un bledo.
Me despedí de Fabiola, aproveché que Elizabeth estaba durmiendo para ir a casa a darme un buen baño. Al llegar pregunté por papá y me dijeron que había salido, estos últimos días ha ido mucho a la finca. Al bañarme salí disparado a esa finca, no entiendo qué tanto hace papá allá si se supone que alquiló el lugar.
Entré a la finca y busqué a papá en el despacho, no estaba allí. Luego seguí buscando y entré a una especie de consultorio. Fruncí el ceño al ver a una de las trabajadoras de papá, ella me miró sorprendida. Además de ella estaba el médico personal de papá y una doctora quien me sonrió al notar mi presencia. También estaba una mujer de cabello negro y largo, la miré fijamente, me recordaba a alguien pero no sabía a quien. Sentía que la conocía, no sabía por qué mi corazón empezó a palpitar fuerte cuando noté que ella me observaba de pies a cabeza. Cuando sus ojos chocaron con los míos apartó su mirada.
─¿Se encuentra papá?
Narra Elena.
─¿A dónde la llevarán? ─Preguntó Cassidy antes de que saliera de la celda con la Russa.
─El jefe quiere ver que esté todo bien con su embarazo.
Este mes transcurrió muy rápido, gracias a Dios que no le habían hecho daño a Cass, ni a mí. Mi hermana estaba asustada desde un principio, lo sigue estando, aún no termina de asimilar que me marcaran como si fuera algún animal, él día que vio mi tatuaje se puso a maldecir como loca.
Entramos al consultorio y el mismo doctor de la otra vez estaba allí, pero ésta vez también se encontraba Angélica.
─Cariño, ¿Cómo estás? ─Me preguntó al verme entrar. Supongo que ya debe saber todo.
Solo encogí los hombros.
Me acosté en la camilla y Angélica virtió un gel en mi estómago y parte de mi vientre. Empezó a regarlo con un aparato extraño y algo empezó a reflejarse en la pantalla. Por un momento creí que sería el doctor que estaría haciendo esto en vez de Angélica, pero él estaba sentado en la computadora tecleando algo.
─Bueno, todo está en orden. ─Me mira y medio sonríe. ─Pero está muy delgada. ─Mira a la Russa.
─¿Y qué pretendes? ─Pregunta ésta.
─Deben alimentarla mejor. Podría afectar al bebé.
Un chico se detuvo en la puerta e inspeccionó el lugar y a los que estábamos allí dentro. Lo observé de pies a cabeza, llevaba unos jeans ajustados, unos tenis marrones y una camiseta negra, su cuerpo estaba bien trabajado, su cabello era negro y sus ojos del mismo color; unos profundos ojos negros.
─¿Se encuentra papá? ─Le preguntó a la Russa.
Pero si es el famoso hijo del infeliz que me tiene aquí.
─¿Tu padre?, hace mucho que no viene por aquí. ─Fruncí el ceño.
¿Por qué le miente?
─Es mejor que te vayas. ─Vuelve a hablar.
─No lo creo, Jessica. ─Le dice. Con que así era su nombre eh.
─Dime Russa, y como ya te dije, Alan no está aquí.
Recargó su cuerpo en el marco de la puerta y cruzó sus brazos.
─No me vengas con eso Jessica, sé que estuvo por aquí ayer. Según él arreglando unos asuntos del alquiler de esta pocilga.
─Ah, no le he visto. ─¿Son ideas mías o se ha puesto nerviosa?
─¿Qué tramas? ─Enarcó una ceja.
Todo esto era extraño, ella no me ha sacado de aquí y está tratando de esconderle todo a ese chico.
─Es mejor que te vayas, Jael.
Jael.
Nunca antes había escuchado ese nombre.
─Dame una buena razón.
─En un rato llegarán los nuevos encargados de la finca y no creo que sea de su agrado tenerte por aquí.
─¿Y por qué no?, esto es de mi padre, por lo tanto, también es mío. ─Enfatizó la última palabra.
─Haz lo que quieras Jael. ─Me mira. ─¿Me acompañas?
No sabía qué hacer, pero tenía que ir con ella, podía ser peor luego, además aquí también estaba Cass, no puedo dejar que le hagan daño. Me levanté y el chico no despegó su mirada de mí.
─¿Todo bien? ─Me pregunto Cassidy al entrar a la celda.
─Sí, el bebé está bien. ─Me senté en la cama. Estaba distraída.
─¿Por qué estás así?
─Pasó algo raro.
─¿Qué te hicieron?
─Tranquila Cass, no me hicieron nada. Es solo que el hijo de Alan estaba aquí.
─¡¿Qué?!, ¡¿Jael?! ─Se sorprendió y luego puso su típica mirada de estúpido infeliz.
─Sí, él. Pero fue raro, preguntó por su padre y la Russa le dijo que hacía mucho que no venía. Ella trataba de actuar con normalidad, tenía miedo... miedo de que él se enterara de algo que no debe. ¿Es posible que ese chico no sepa a qué se dedica su padre?
Suspiró:
─Hay algo que no te he dicho. Jael se mostró muy amable ofreciendo su ayuda para encontrarte, él fue quien me dijo lo de nuestros padres, a lo que se dedicaban y eso... al principio no le quería creer, un día llegó un sobre para papá y fui yo quien lo recibió, me daba mala espina así que fui a buscarlo en su casa para que viéramos su contenido juntos, pero él no estaba... Ese fue el día que Escorpión abusó de mí y me encerró.─¿Él trataba de ayudarte?
Estaba realmente sorprendida.
─Sí, espera, ¿Te ha visto?, por Dios, ¿Te vió?
─Sí, de hecho me observó por unos largos minutos.
─No puede ser. ─Masajeó su cabeza. ─No te reconoció, él nos puede ayudar a salir de aquí Lena, tenemos que hablar con él. Por Dios, era una gran oportunidad.
Y tenía razón, ¿Pero qué iba a saber yo de todo esto?, quizá si me hubiera dicho desde un principio se me habría ocurrido alguna idea para llamar su atención y contarle.
─He descubierto el nombre de la Russa.
─¿Cuál es?
─Jessica, él le llamó así.
Era obvio que tenía que conocerla, esa chica trabajaba para su padre, que no estuviera al tanto de todo lo que Alan hacía no quiere decir que no conozca a sus trabajadores.
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Raptada | 1 | ✔
Mistério / SuspenseSin corregir. Elena Collins, una chica de 23 años, es raptada por narcotraficantes, usada contra su voluntad y maltratada por negarse a cumplir sus órdenes. ¿Podrá Elena liberarse de esa peligrosa mafia, o morirá en el intento? *** 1ER LUGAR EN EX...