Capítulo doce ✔

1.6K 142 4
                                    

012: Blacke no permitirá eso.

Narra Elena.

Mis condiciones físicas no eran las mejores. Escorpión se había pasado de la raya, estaba muy herida y a parte me encontraba muy débil, tampoco había querido comer nada, la comida que me traían me causaba repulsión.

Sentí que abrieron la puerta y al ver el rostro de Escorpión me alarmé.

─¿Cómo es eso que no quieres comer? ─Me miró furioso. ─¿Tienes idea de cuanta cantidad de dinero nos estás haciendo perder?

Dinero, dinero y más dinero.

Eso es lo único que les importa.

─Te daré sólo esta semana para que te recuperes. Pero todo esto te traerá consecuencias.

─¿Consecuencias? ─Al fin rompí el silencio.

─Cassidy.

Me dio asco al escuchar el nombre de mi hermana salir de su asquerosa boca.

─No le hagas daño por favor... haré lo que me pidas, pero no le hagas daño, por favor. ─Le supliqué.

─Ya es tarde Elena. Acabaré contigo y con toda tu familia.

─Estoy segura que Blacke no permitirá eso. ─Dije segura.

Era obvio que ganaba mucho dinero conmigo retenida aquí y teniendo a mi padre con él es más fácil que no me encuentre.

─No será con su consentimiento.

Se fue dejándome nuevamente sola, tenía que proteger a mi hermana a como de lugar, pero no tenía la menor idea de cómo hacerlo. Encerrada aquí es algo imposible, no hay nadie que pueda ayudarme, Angélica se ve tan amable, pero lo que más puede hacer por mí y por todas las otras mujeres que también tienen raptadas es curar las heridas que esos desgraciados nos hacen.

 Encerrada aquí es algo imposible, no hay nadie que pueda ayudarme, Angélica se ve tan amable, pero lo que más puede hacer por mí y por todas las otras mujeres que también tienen raptadas es curar las heridas que esos desgraciados nos hacen

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

─Te he traído pan con jugo. ─Dijo la Russa entrando.

─No tengo hambre. ─Respondí en un hilo de voz.

─Pues tendrás que tragartelo a la fuerza. Vamos Elena, no me obligues a esto, sabes que si no comes Escorpión volverá a golpearte.

─¡Me importa un bledo Escorpión! ─Gruñí. ─ Necesito hablar con Blacke.

─Eso no será posible. Ya basta, come eso sí no quieres que te obligue.

Y no me tocó más que comer. Mi estómago dolió, no me he alimentado como es debido y estoy segura que es por eso. Quiero que esta pesadilla acabe pronto, cada día tengo menos fuerzas y menos ganas de seguir luchando. Si aún me queda una pequeña chispa de vida es por mi familia, porque aquí me han arrebatado todo, me privaron de mi  libertad y se deshicieron de mi virgidad a la fuerza, me obligan a estar con distintos hombres en una noche solo por llenar sus bolsillos de dinero. Toda esta gente no tiene corazón, solo espero que un día los descubran y se pudran en la cárcel.

Narra Cassidy.

Busqué a Jael básicamente por toda su casa y no encontré rastros de él. Subí las escaleras y me encontré con un montón de puertas, imagino que serán las habitaciones, ¿Cuál sería la de él?, di media vuelta para regresar abajo pero me detuve cuando alguien habló.

─¿Se te perdió algo, muñequita? ─Me giré y era Escorpión con una sonrisa extraña en su rostro.

─¿Has visto a Jael? ─Pregunté rápido.

Ese hombre no me era de fiar, además, no me gustaba para nada cómo me estaba mirando.

─Puedo llevarte con él. ─Se ofreció y mojó sus labios con la punta de su lengua. Asqueroso.

─No. ─Me negué. ─Solo dime dónde se encuentra, puedo ir a buscarlo sola.

Sonrió:
─Está en la última habitación. ─La señaló.

─Gracias...

Pasé por su lado y mis nervios se pusieron de punta. ¿Estaría bien ir a buscar a Jael en su habitación?

Iba a tocar pero Escorpión habló nuevamente.

─Ya, solo entra. ─Cruzó los brazos.

Me adentré a la habitación, no había rastros de Jael por ninguna parte. Oh por Dios, ¿Se estará bañando? Me regresé rápidamente y cuando iba a salir Escorpión entró cerrando la puerta con llave.

─¿Por qué cierras con llave? ─Le pregunté asustada.

─Tú y yo nos vamos a divertir un rato. ─Se acercó un paso y yo retrocedí.

─¿De qué hablas?, déjame ir. ─Intenté acercarme a la puerta pero él me empujó y caí al suelo.

Iba a empezar a gritar cuando sentí algo clavarse en mi brazo. Mi cuerpo se debilitó un poco y apenas podía hablar.

─¿Qué me inyectastes? ─Me sentía más débil al hablar.

─Te dije que nos vamos a divertir un rato, tenía que domarte, eres un poco inquieta como tu hermana.

¿Qué? ¿Mi hermana?

─¿Qué sabes tú de ella?

─Esa mugrosa me las va a pagar caro. Hemos perdido mucho dinero por su culpa, además, como se negó a divertirse un rato conmigo, he venido por ti.

─Tú, tú tienes a mi hermana, eres un desgraciado. ─Traté de levantarme pero no pude.

Escorpión me confesó que Alan tenía a mi hermana, como también me confesó que mi padre estaba detrás de todo esto, ¿Ahora sí tendría que creerle?

─Déjame ir por favor.

─Lo siento pequeña Cass, ya no podré dejarte ir, ya sabes mucho.

Y entonces puso sus asquerosas manos sobre mí y se deshizo de lo más sagrado que tenía.

¿Cómo existía gente con tanta maldad?, ¿Qué les hicimos para merecer esto?, ¿Acaso tendrán alguna deuda con mi padre?

Estaba adolorida, Escorpión me levantó del suelo y me dijo que si no actuaba con naturalidad se iba a deshacer de mi hermana.
Me subió a su auto de copiloto y cuando se subió él me amarró las manos y los pies, luego me vendó los ojos.

─¿A dónde vamos? Eres un desgraciado, vas a pagar por todo esto. ─Lloré. ─Vas a pagar por lo que me hiciste así sea lo último que haga en mi vida.

─¡Cierra la boca! ─Gritó mientras conducía. ─Todo esto es gracias a tu hermanita, si ella hubiera cedido ni siquiera tendrías que venir conmigo.

─Te juro que vas a pagar por todo esto. ─Estaba recuperando un poco mi fuerza y como pude me abalancé encima de él y lo golpee.

Por un momento perdió el control del auto e hizo un giro demasiado brusco.

─¡Vas a matarnos! ─Gritó.

─Eso sería estupendo, ¡así acabaría contigo de una vez por todas! ─Grité.

Golpeó mi rostro y quedé inconsciente.

Raptada | 1 | ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora