Capítulo treinta y uno.

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031:  Dios, Aiden...

Narra Elena.

Mamá junto a Cassidy estaban de aquí para allá con los preparativos de la cena de esta noche para recibir el nuevo año. Es una tradición familiar, todos los años el treinta y uno de diciembre hacemos una cena especial y nos sentamos todos a compartir en la mesa como de constumbre, luego a las doce hacemos el conteo para darnos un feliz año nuevo.
Aiden estaba entre mis brazos con su chupete, se veía tan tranquilo, después de todo creo que me he enamorado de mi precioso hijo, además, sí se parece a Cassidy cuando estaba pequeña.

─Buenos días, Cass no se encuentra en casa. ─Dijo Jael al abrir la puerta.

─No vine a verla a ella, necesito hablar con Elena.

Era Fabiola, reconocería su voz en cualquier lugar. Jael la hizo pasar, ella se acercó a mí y se sentó a mi lado, observó a Aiden y sonrió.

─Es hermoso, Elena. ─Dijo.

─Gracias... ¿de qué necesitabas hablarme? ─Quiero ir al grano de una vez.

─¿Podría ser a solas?

Miró a Jael e inmediatamente se fue.

─Bien... ─Continuó hablando. ─Quería pedirte disculpas, ya sabes porqué, fui demasiado grosera. El punto es que, me gusta mucho Jael, y verás, lo conozco desde antes que tú y que ahora no me preste atención por ti y tu bebé es frustrante. Estoy empezando a manejar toda esta situación.

¿Debería sentirme culpable?, no lo creo. Si Jael desde un principio no le tomó tanta importancia no fue mi culpa.

─Tranquila, no pasa nada. ─Decido no tomarle tanta importancia.

─¿Puedo cargarlo? ─Me pregunta.

Le doy a Aiden con cuidado y ella lo toma entre sus brazos.

─Es tan lindo. ─Acaricia su mejilla.

Aiden empezó a llorar y mi instinto de madre protectora ─no tenía ni idea de que eso existía. ─hace que le quite a mi bebé enseguida.

─Ya debo irme. ─Se levanta y se va sin decir más.

No sé porqué no le creo nada de eso de disculparse, estaba un tanto extraña.

***

Ya casi era hora de cenar todos juntos, estaba terminando de maquillarme mientras Jael vestía a Aiden. Los últimos días me ha ayudado bastante para ser sincera, desde que mi hijo nació él se ha quedado a dormir conmigo y créanme que no me arrepiento de permitirlo.

─¿Crees que ya estoy bien? ─Le pregunto a Jael.

Pasa su vista hacia a mí y se queda perplejo. Una hermosa sonrisa se refleja en sus labios, se acerca a mí a paso lento y me da un beso rápido en la comisura de mis labios.

─Estás perfecta. ─Me sonrojo.

Quisiera preguntarle si él siente lo mismo que yo, me gustaría tanto saberlo, pero a la vez me da miedo lo que vaya a decirme. El amor es tan complicado cuando no es mutuo, pero creo lo es aún más cuando no sabes ni siquiera lo que siente la otra persona.

─Muchas gracias, tú vas muy guapo.

─¿Acabas de admitir que soy guapo? ─Pregunta acostando a Aiden en la cuna. Estaba plácidamente dormido.

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