Capítulo cinco ✔

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005: Veintiuno.

Narra Elena.

Había pasado una semana desde que me trajeron a este lugar al cual la Russa, como la llamó su hermano ─ lo confirmé por el parecido.─ lo había apodado como prisión. No había dejado de llorar ningún día, estaba más delgada podía notarlo, moría de hambre, me traían una porción muy pequeña de comida una sola vez al día.

Abrieron la puerta y era la Russa.

─Levantante. ─Ordenó.

─¿A dónde me llevas? ─Pregunté nerviosa mientras me levantaba de la pequeña cama.

─A marcarte. ─Puso mis manos en mi espalda y cerró unas esposas en mis muñecas.

¿A marcarme?, ¿de qué está hablando?

Caminamos por varios pasillos, habían muchísimas puertas y todas con un número, pude escuchar algunos sollozos salir de una de las puertas, ¿A cuántas personas más tienen aquí?

Entramos a otro cuarto, pero este era diferente, tenía una cama de metal en el medio con una enorme luz arriba, más allá había una mesa con tres personas en ella.

─Hasta que por fin. ─Dijo una voz que no reconocía.

Cuando se acercaron a la luz pude distinguirlos. Uno era el hermano de la Russa, el otro era un hombre lleno de tatuajes... y no me creerán pero el tercero era el hombre calvo que estaba con Blacke.

─¿Tú? ─Hablé al verlo. ─¿Por qué me tienen aquí?, ¿Blacke está detrás de todo esto verdad? ─Forcejee y caí al suelo. La chica cerró la puerta con llave. No iba a poder salir de aquí.

Me sujetó por al brazo y me llevó hasta la cama de hierro.

─¿Qué me harán? ─Forcejee. ─¡Sueltame!, ¡Ayuda!, ¡Ayuda! ─Gritaba con todas mis fuerzas.

─Russo, inyectala. ─Le dijo al chico.

─No por favor. ─Supliqué al ver que se acercaba con una jeringa. ─Basta por favor, déjenme ir.

Me sujetaron con fuerza y clavaron la aguja en mi piel. Inmediatamente mi cuerpo se debilitó y con mucha agilidad me subieron a la cama.

─No la amarres. ─Dijo el calvo. ─No hará falta, terminemos con esto rápido y llevenla a su celda. Tengo temas pendientes con ella.

─¿Cuál es el número de marca? ─Preguntó el hombre de los tatuajes.

Veintiuno. ─Respondió la Russa.

Veintiuno, era el mismo número que estaba en la puerta donde me encerraban, ellos iban a grabarlo en mi piel...

─Ya está. ─Habló el de los tatuajes cuando terminó.

─Perfecto. ─Sonrió el calvo.

─¿Ahora qué, Escorpión? ─Le habló la Russa.

¿Escorpión?, al parecer aquí todos se llaman por apodos.

─Vamos a su celda, tengo que hablar con ella. Estoy seguro de que tiene mucho qué preguntar y estoy dispuesto a responder.

─Vamos mugrosa.

Me levantó de la cama y todo giró a mi alrededor, no me pude mantener de pie y caí al suelo.

─¡Levantate! ─Me tomó fuerte por el cabello.

Hice mi mayor esfuerzo para mantenerme de pie, se me hacía difícil pero podía hacerlo. Otra vez estaba llorando, no quiero estar aquí, tengo toda una vida por delante, extraño a mis padres, a mi hermana, necesito salir de aquí como sea. Me metieron en mi celda y me tiraron en la cama.

─Déjame solo con ella. Te llamaré cuando vaya a salir. ─Le ordenó Escorpión y ella asintió.

Salió y nos dejó encerrados.

─¿Tienes algo para decir? ─Pregunta.

─Mis... mis... padres... ─Apenas pude hablar.

─Te buscan como locos. Lástima que no te van a encontrar.

Sollocé:
─¿Qué... qué quieren de... mí?

─Fácil, Blacke es un narcotraficante ─Su apellido hizo eco en mi cabeza. ─, usa a niñas hermosas como tú para vender su mercancía en prostíbulos, lo único que tienes que hacer es seducir a los clientes y venderle la mercancía, por ahora. Es un buen trabajo, ¿no crees? ─Sonrió mostrando sus asquerosos dientes amarillos. ─La mejor parte es que desde hoy empiezas a trabajar, la Russa te está dando de comer así que debes seguir ganándote eso. Otra cosa, no busques que te golpeen, no es agradable y no venderás mucho. Nos vemos esta noche, no intentes escapar o tendrás consecuencias.

─Mi padre acabará con ustedes. ─Hablé con más fluidez.

Soltó una carcajada:
─Que inocente eres, Elena. ─Sentí asco al escuchar mi nombre salir de su boca. ─Tu querido padre está detrás de todo esto, ¿Creiste que eso de socios era solo por la empresa?, ¿De dónde crees que sale tanto dinero?, un lote de nuestra mercancía son dos meses de la paga que pueda ganar tu padre con esa empresa. Todo es un disfraz.

No era cierto, él solo quería ponerme en contra de mi padre, él jamás sería capaz de eso, mi papá jamás apoyaría algo así.

─Eres un mentiroso. ─Escupí con asco.

─¿Para qué mentirte?, te digo la verdad. Tu padre esta involucrado en todo esto, pero claro, no sabe que tenemos a su preciosa hija.

Se fue dejándome sola, con mil preguntas en mi cabeza. ¿Será cierto todo esto?, papá no sería capaz de hacer algo así, él es un hombre honrrado, no lo creo capaz de ensuciar sus manos con algo así. Ahora Blacke, desde el primer momento que lo vi no me dio buena espina, su mirada hacia mi hermana y hacia mí era extraña. Dios, solo espero que no le haga daño a Cass.

Lloré una vez más, porque era lo único que podía hacer. Hoy empezaba a trabajar para ellos, no quería ni imaginarme cómo será todo. Miré mi muñeca y tenía en letras  veintiuno, grabado en mi piel. Me han marcado de por vida.

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