Capítulo catorce ✔

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014:  Es positivo...

Narra Elena.

Dos semanas con malestar, dos terribles semanas. Lo único bueno de todo esto es que no me han vuelto a llevar al prostíbulo. La Russa me dijo hace un par de horas que en un rato pasaría por mí, venía un doctor a checarme.

Temprano me llevaron a ducharme, tenía varias marcas en mi cuerpo, me puse a llorar apenas las noté. Si llego a salir de aquí viva los recuerdos de este lugar, mis marcas, el tatuaje... absolutamente todo me hará recordar lo mucho que he sufrido.

─Levántate. ─No me di cuenta en qué momento entró la Russa.

Le hice caso y me llevó al pequeño consultorio donde Angélica me curaba. Pero esta vez ella no estaba, sino un doctor, pintaba unos cincuenta y tantos años.

─Hola Elena. ─Me saludó al verme. ─Puedes tomar asiento. ─Señaló la camilla.

La Russa se sentó en una de las sillas que habían en el lugar.

─¿Qué me harán? ─Me atreví a preguntar.

Estaba asustada.

─Tranquila, solo te haré una prueba de sangre. ─Respondió el doctor.

Luego de que el doctor me sacara la sangre esperamos una media hora por los resultados. La Russa caminaba de un lado a otro inquieta, en cambio yo seguía sentada en la camilla sin formular ninguna palabra.

─Ya está. ─Rompió el silencio el doctor.

─¿Qué dice, doctor? ─Preguntó la Russa angustiada.

Estaba confundida, ¿Tenía alguna enfermedad o algo?

El doctor me mira a mí, luego al papel y después a la Russa.

─Es positivo... está embarazada.

¿Qué?

La vista se me nubló y gracias a Dios que estaba sentada. Unas ganas inmensas de vomitar se apoderaron de mí, el doctor lo notó y me pasó un balde y boté todo el líquido en el.

─¡No puede ser! ─Dijo la Russa tomando su cabello con desesperación.

No podía ser cierto, no podía estar embarazada... ni siquiera recordaba a la perfección el rostro de aquel hombre que me hizo esto, aunque pensándolo bien prefiero no recordarlo. Llevo una criatura en mi vientre, un crío fruto de toda esta tortura que estoy viviendo.

─¿Qué... qué harán conmigo ahora? ─Le pregunto a la Russa con mis ojos empapados de lágrimas.

Me mira con lástima:
─No lo sé. Debo decirle al jefe como has salido en la prueba. Vamos a tu celda.

Tomó los resultados y se los guardó en el bolsillo, luego me acompañó hasta mi celda y me dejó allí.

Todavía no puedo creer todo esto, ¿De verdad estoy esperando un bebé?, ¿Ahora que será de mí?, esto no puede estar pasando, no puedo traer a ese bebé al mundo, mucho menos en las condiciones en las que estoy, es un completo infierno.

Todavía no puedo creer todo esto, ¿De verdad estoy esperando un bebé?, ¿Ahora que será de mí?, esto no puede estar pasando, no puedo traer a ese bebé al mundo, mucho menos en las condiciones en las que estoy, es un completo infierno

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