Epílogo.

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Dedicado a: Grettyaz


Cuatro años después...

El clima caluroso del verano ya estaba presente, llevaba un vestido sencillo de tiras y mi cabello recogido -lo llevo un poco más abajo de los hombros-. Tenía al pequeño Jael -mi hijo menor- entre mis piernas dándole un puré de patatas.

─Creo que a este campeón siempre le va a gustar que seas tú quien le de la comida. ─Dice su papá sonriendo.

Al terminar de darle el puré se fue a jugar con su hermano mayor- Aiden- con la pelota nueva que Tara le había regalado. Llevé el plato a la cocina con la compañía de mi amado esposo. Esposo... eso suena tan bien.

─¿Sabes que nunca dejaré de recordarte lo feliz que me sentí cuando me dijiste que le pondrías mi nombre a nuestro hijo? ─Dice mientras rodea mi cintura con sus brazos.

─Lo sé, y yo nunca dejaré de responderte que ha sido la mejor decisión que he tomado. ─Me giro y beso la comisura de sus labios.

El timbre sonó y fui a abrir, detrás de la puerta se encontraba cada integrante de mi familia. Tara, Olga, Mamá, Cassidy y su novio Víctor. Me saludaron con un beso en la mejilla y un cálido abrazo para luego entrar.
Todos los fines de semanas hacemos alguna reunión familiar, hoy decidimos hacer una barbacoa y disfrutar la piscina de la nueva casa. Sí, Jael y yo nos mudamos nuevamente hace un buen tiempo, ahora éramos cuatro personillas y necesitábamos un lugar más grande. Fuimos todos a la parte trasera, los observé a cada uno, mamá, Olga y Tara charlaban animadamente de una supuesta tarta que se le había quemado a Tara, mi hermana estaba junto a Víctor y Jael; Cass y su novio no dejaban de echarse miradas y sonreír, dentro de un mes iban a casarse. Me alegraba tanto por ella, después de todo ambas encontramos la felicidad.

Porque tengo que admitir que soy muy feliz, a pesar de todas las circunstancias que pasé he logrado ser feliz. Soy feliz al lado de las personas que realmente me aman. Tengo dos hermosos hijos, Aiden y Jael.

Jael... Después de tanto pensar en cómo llamaría a mi pequeño me decidí por el nombre de su padre, ¿Qué mejor elección que esa?, además, era una copia andante de él. Su cabello liso color negro, esos ojos oscuros y penetrantes, de hecho, tenía ese mismo lunar que tanto me da ternura en la punta de su nariz.

─Mi diosa, ¿Estás ahí?

Apenas me había dando cuenta que Jael estaba frente a mí.

─Aquí estoy. ─Sonrío.

─Empezaré a preparar la comida con Víctor.

Me besa y luego se va a donde está mi futuro cuñado.

Las horas pasan demasiado rápidas, pero disfruto cada minuto junto a mi familia, juego un raro con mis dos preciosos hijos, hasta que ambos caen en un profundo sueño: Aiden en mis piernas y Jael en las de su padre.

Anochece y es hora de que todos nos despidamos; Jael y yo les agradecemos por venir y nos despedimos con besos en las mejillas.

Me doy una relajante ducha junto a mi amado esposo y nos ponemos nuestras pijamas para luego meternos debajo de las sábanas.

─Oye, Elena. ─Toquetea mi nariz.

─¿Mhm? ─Murmuro con los ojos cerrados.

─Sé que sonará loco pero, Jessica quiere verte.

Abro mis ojos inmediatamente, ¿Por qué esa mujer quiere verme?, un momento, ¿Por qué Jael sabe eso? ¿Acaso se ha estado viendo con ella?, los celos se apoderan de mi poco a poco y juro que odio esa sensación.

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