Capítulo cuarenta y seis.

638 69 11
                                    

46: tengo que buscar la manera de salir de aquí...

Narra Elena 

Desperté con un dolor punzante en mi cabeza, apreté los ojos, era un dolor demasiado intenso e insoportable. Ayer había tenido un sueño horrible, la idea de que Alan Blacke regrese me está carcomiendo la cabeza. El miedo se apodera de mi cuerpo, en ese sueño él le disparaba a Jael, pensar  que me arrebaten a otra persona importante en mi vida me desespera, no puedo creer soportar otro golpe así. Abrí los ojos lentamente, parpadee un par de veces, frente a mí había una silueta, se veía demasiado borrosa, froté mis ojos para poder tener mejor visión...

No, esto no puede estar pasando.

El asqueroso y repugnante rostro de Alan estaba allí, me miraba con tanto odio que mi corazón se oprimió del miedo, luego los latidos empezaron a ser tan rápidos que tenía el presentimiento de que me iba a perforar el pecho. Y eso sólo puede ser una cosa: No fue un sueño, no estoy en un sueño, esto es real.

Me han raptado nuevamente, y esta vez no ha sido sólo a mí, a Jael también.

─Buenos días, querida yerna. ─Habla por fin.

¿Buenos días?, ¿Cuánto tiempo a pasado?

Me incorporé en la cama y me sujeté la cabeza, el dolor era insoportable.

─¿Dónde está Jael? ─Pregunté en tono duro.

Esta vez no quería echarme a llorar, lo único que deseaba era poder acabar con Alan en este preciso momento, me importa una mierda si llegara a ir a la carcel, necesito que este infierno se acabe, tanto para mí como para el resto de mi familia. Primero Travis y luego papá, no puedo permitir que haya un próximo.
Lo que menos debo hacer ahora es demostrarle debilidad a este imbécil, tengo que estar fuerte y firme, lo más importante: tengo que buscar la manera de salir de aquí .

─Tranquila querida yerna, pronto estarán juntos otra vez. ─Y se fue.

Me daban arcadas cada que él me decía yerna. Lo odio tanto, maldigo con todas mis fuerzas el día que lo vi por primera vez, desde entonces sólo ha hecho mi vida y la de mi familia miserable.

Las horas pasaban y mi estómago gruñía de hambre, no había comido nada desde mi desayuno con Jael. Mi dolor de cabeza había disminuido pero aún seguía allí, además, tanto pensar no me está ayudando para nada.

Escruto el lugar buscando alguna salida, pero nada. Es un cuarto con las paredes color marrón claro, sólo contiene una cama, una mesita con una lámpara y un váter. ¿Cómo se supone que saldré de aquí?

Vamos Elena, piensa, piensa...

El chirrido de la puerta hacer que mis alarmas se activen. El rostro de la Russa aparece frente a mis ojos. Las imágenes de la primera vez que me raptaron se hicieron presentes en mi memoria.

─¿Me extrañaste, mugrosa? ─Ríe.

─No lo creo, no tienes un rostro tan bonito como para que yo pueda extrañarte. ─Arqueó una ceja.

Aprieta su mandíbula:
─Así que te has vuelto parlanchina, pues hagamos callar esa boquita sucia.

Intentó abofetiarme, pero fui más rápida que ella, le detuve la mano y la empujé tan fuerte que calló al suelo.

Esta es tu oportunidad, corre.

Mis piernas reaccionaron rápidamente y me eché a correr. Habían demasiados pasillos, no tenía idea de donde estaba la salida.

Raptada | 1 | ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora