Poco o nada les importó a los Zen oh sama,las horrorosas acciones de Daishinkan. Si el problema era el dolor que esos Shin-jin sentían,simplemente les borrarian la memoria y asunto terminado. Por más que se esforzó en explicarles la real envergadura de todo,ellos se rehusaron a escucharlo y tras horas y horas de exponer los acontecimientos,sólo logro que lo enviarán a un calabozo por el tiempo que les tomará a los Reyes de todo darle un castigo,
pero que en nada sería proporcional a sus terribles acciones.Lo único que durante su estancia en las mazmorras lo atormentaba,eran los recuerdos de sus abusos,de su desprecio ciego por quienes no le habían hecho nada. Tan terrible,tan despreciable y que despiadado fue con tantos entre ellos su propio hijo,Whis a quien por cierto no le pidió perdón por torturarlo y casi matarlo.
Daishinkan entendía todo esto desde la razón,desde la fría y lógica razón que si bien podía hacerlo aceptar sus crímenes,
entender la gravedad de este y denunciarse no le permitía limpiarse.No lo dejaba alcanzar el auto perdón y sobretodo no sentía realmente el dolor de los que lastimó.Lo entendía,pero no lo sentía.De hecho no sentía en realidad muchas cosas,salvo un vacío que de pronto sólo estaba ahí,sin razón aparente. Una carencia abismante que le restaba fuerza a todo;a su culpa,a su vergüenza a sus acciones como haber pedido perdón a Shin. "Shin" con frecuencia se sorprendía pensando en él.En la enorme dignidad de aquel Shin-jin del que pese a todo nunca pudo lograr nada. Ni siquiera amedrentarlo realmente.
Recordar como lo veía la última vez,cuando tuvieron aquella charla. Le causaba algo que no podía definir,tal vez era eso lo que más lo acongojaba;que Shin no lo perdonará,que lo mirara con resentimiento ¿pero que podía hacer sino había nadie que le castigará adecuadamente por sus pecados? ¿suicidarse? Eso era muy sencillo,asi realmente no lograría aliviar el dolor de sus víctimas ¿como conseguir la redención? ¿como?.
Un día o una noche,pues en ese calabozo todas las horas eran iguales,una voz lo arrebató de su letargo.
-Daishinkan-lo llamó sutilmente-Daishinkan.
-¿quien eres?-le pregunto levantando ligeramente la cabeza hacia el muro frente a él.
El espacio vacío entre sus pies y la pared era todo lo que vio,se movió un poco haciendo oscilar las cadenas que sujetaban sus brazos.El sonido hizo eco en las muros y luego desapareció dejando,el silencio estático de aquella celda olvidada.
-Daishinkan...-volvio a llamarlo esa voz masculina joven.
-¿quien eres?
-soy yo...soy yo,Daishinkan...
-crei que habías desaparecido-le dijo sin sorpresa,con toda naturalidad,aunque su voz sonaba cansada.
-crei que me iría,pero aprendí a como subsistir de forma parasitaria.Lo aprendí de un sujeto muy desagradable.
-ya veo-se quedó en silencio un momento con la vista al piso-¿cuanto tiempo llevas pegado a mi?
-desde que recuperaste la cordura,pero entonces estaba muy débil para hacer cualquier cosa-le dijo.
-¿qué es lo que quieres? Si me estás hablando es porque quieres algo...
-¿no lo adivinas,Daishinkan?
El Gran Sacerdote guardo silencio,claro que sabia lo que su otra parte quería,pero no lo dijo.
-¡quiero existir,Daishinkan! No quiero volver a ti y que mi conciencia se disuelva en la tuya.No quiero perder los afectos que siento,ni mi forma de ser y sobre todo quiero volver a él.
-¿a él?-preguntó Daishinkan.
-si,a él ¡quiero volver a su lado! Quiero volver a Shin,como un ser completamente independiente de ti,aunque para ello deba seguir siendo parte de ti-hizo una pausa-dame la vida que me merezco,yo no pienso como tú no siento como tú ¡liberame!...te lo suplico...
-no puedo hacer eso...
-¡claro que si!-exclamó-¡eres Daishinkan y si estás en estas en este calabozo es porque así lo quieres! ¡porque así lo deseas!¡porque así lo pide tu culpa! Pero ambos sabemos que te falta algo y ese algo soy yo,tu lado emocional.Tus afectos sanos y limpios de tu oscuridad. Dame la vida y la libertad,yo te devolvere tu corazón.
Daishinkan lo pensó un instante,luego saco su mano del grillete La contempló y luego la extendió hacia donde escuchaba la voz. Una especie de masa invisible y tibia la envolvió.
Whis había tomado la costumbre de visitar a su padre desde que este estaba en los calabozos.Zen oh sama se lo permitía sin ningúna reserva.Ese día él estaba allí hablando con los Reyes de Todo, respecto así ya habían decidido el destino de su padre cuando todo el palacio temblo y una fuerte energía se dejó sentir por un segundo. Aquello surgió de los calabozos y hacia allí se dirigió Whis y compañía.
Sólo había un prisionero en ese lugar y al abrir la puerta de su celda,se quedaron perplejos ante le escena. Daishinkan estaba encadenado como de costumbre,
sólo que de su costado brotaba sangre de una herida fresca y a sus pies,en posición fetal,el cuerpo desnudo del que en apariencia era un niño de piel azulada y cabello blanco hasta al hombro,lo reconoció en seguida aún que le parecia irreal.Whis avanzó al interior de la celda y con su cetro materializó una manta blanca para cubrir el cuerpo de aquel ser,luego se arrodilló para levantarlo en sus brazos como si cargara un bebé y fue ahí que noto el agitado aspecto de su padre quien lo veía con el rostro cubierto de lágrimas y el cabello desordenando,estaba también cubierto de sudor.
-perdóname,Whis-le dijo con voz quebrada-perdóname hijo
...estaba podrido,podrido por dentro y olvide,olvide tantas cosas...te amo,amo a todos mis hijos...No fue capaz de seguir hablando.
Whis quedó sin reacción a esas palabras,su padre nunca le había dicho que lo amaba.Sonaba sincero,pero tan desesperado.-te amo padre y por eso es que te perdono-le dijo francamente y se puso de pie.
-¿quien es él?-preguntaron los Zen oh sama.
-ese es el menor de mis hijos-dijo Daishinkan con voz agitada-su nombre es Merlot.
-Merlot-repitió Whis-mi hermano...
Dejaron la celda y Whis solicitó a los Zen oh sama cuidar del pequeño y ellos se lo permitieron.Por esos días,Bills dormía de modo que tenía tiempo para ocuparse de aquel ángel que era como un niño de un año.No sabía caminar,hablar o comer por si mismo y tuvo que enseñarle todo. Su progreso fue asombroso.En cosa de semanas ya era autosuficiente,pero no tenía recuerdos de lo que pasó antes de aparecer en aquella celda,sin embargo,no dejaba de preguntar por una persona;el Supremo Kaiosama del universo siete,su señor.
-¿de donde lo conoces?-le pregunto un día.
-se llama Shin y quiero verlo-fue todo lo que Merlot respondió.
Tambien estaba confundido,pues creía que Whis era su padre y cuando esté le explicó que era su hermano mayor pareció sentir algo de tristeza,pero cuando le dió su propio bastón recobro el ánimo.En sólo dos meses,Merlot volvió a ser el que Whis recordaba;un joven insolente y algo ingenuo,pero los recuerdos de su pasado no volvieron.
Así un día,aun cuando le causaba cierta aversión,pues sabía muy bien lo que ni Merlot entendía, lo llevo hasta el planeta supremo para que viera a Shin. Apenas llegó allí se dirigió a la ventana y golpeó suavemente dos veces y en la segunda oportunidad aquellas tapas de madera se abrieron dejándolo ver a quién tanto anehelaba.
-Merlot-dijo Shin al verlo con una expresión de quien está soñando despierto.
-¡Shin!-exclamó el ángel y volando a través de la ventana se arrojó hacia él para envolverlo en sus brazos.
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SÍ
FanfictionEl propio Daishinkan esperaba un castigo más severo a sus acciones, pero resultó sólo destituido de su puesto. Las huellas de su mal persiguen a sus víctimas y un viejo enemigo retorna a exigir justicia.