Veintiséis

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¿Qué hacer? Era lo que todos se preguntaba en silencio y meditando en solitario,eso hasta que Shin pidió lo disculparan,
pues se sentía algo cansado y deseaba reponerse. Ninguno puso objeción,de hecho los ángeles y Bills preferían no involucrarlo en ese asunto. Tras decirle a Whis,que esperaba que su hermana estuviera bien y la encontrarán pronto se adentro en el templo,pero no fue a sus aposentos sino donde estaba Tannat y cerro tras él la puerta, para que ningún invitado indeseado ingresará.

Ver la aflicción de Whis,Bills y Merlot le causó un gran pesar y por supuesto no desconocía la parte de Vados en su lucha contra Daishinkan,asi que se sentía obligado a colaborar en su búsqueda,mas él planeaba hacerlo desde un ángulo muy diferente al de los demás y para ello necesitaba la ayuda de Tannat,aunque tal vez podía resultar afectado por aquella oscuridad que devoraba a ese ángel, era un riesgo que debía correr.

Se subió sobre el cuerpo de Tannat y se sentó un momento sobre la cintura de este,para luego reclinarse hacia el rostro de él. Le rodeo la faz con sus manos y luego descanso su frente contra la del ángel.

-¿Me oyes Tannat? ¿Soy yo,Shin? Necesito que me dejes entrar a tu memoria.Necesito saber qué ocurrió en verdad.Tannat,tu hija Vados corre peligro. Necesito tu ayuda.Tengo que entrar en tu mente y no puedo ser tragado por la oscuridad.

Los ojos de Tannat se abrieron subitamente y una bocanada de sangre salpicó el rostro de Shin,quien no se movió y fijo sus ojos en las vacías pupilas del que alguna vez fue el Gran Sacerdote.

Como si una fuerte brisa lo hubiera empujado hacia un abismo,asi se sintió el Supremo Kaiosama, al entrar en la mente de Tannat. Estaba en medio de una extensión oscura con unas débiles huellas luminosas,que se asemejaban a estrechos senderos, en uno de los cuales se encontró con Tannat,pero de espaldas a él.Shin lo llamó,pero él no lo miro y comenzó a avanzar por lo que el Supremo Kaiosama lo siguió durante varios minutos sin llegar a ninguna parte.

-¿Tannat?-le habló Shin,pero no tuvo respuesta-¡Daishinkan!

Entonces él, volteo a verlo,pero su mirada era el mismísimo vacío.Lo vio un momento luego le dió la espalda para continuar avanzando en la oscuridad hasta que sólo se detuvo y señaló algo al frente. Shin se acercó un poco, para ver mejor. Pronto distinguió una imagen que al principio era difusa,pero que de a poco se fue volviendo más nítida y logro ver a un ángel femenino,muy hermosa y que de inmediato supo quien era,pues eran prácticamente iguales: Anís, la hermana de Ginebra,era aquella que intentaba abrazar al Gran Sacerdote quien la repelió con una bofetada que lanzó al piso.

-¿Qué clase de osadia es esta?-le pregunto Daishinkan con un rostro terrible.

-Ninguna osadia,yo lo amo-respondió Anís.

-¿Amor?-cuestiono el Gran Sacerdote-Que ilusa eres al hablar de amor ¿No te das cuenta de quien eres tú y quien soy yo? Ni Siquiera puedes decir me conoces y me hablas de amor Lamento decirte esto,pero tu intento por seducirme  a sido muy pobre.

-Me ofenden sus palabras-dijo la ángel acongojada y aún de rodillas en el piso -Lo que yo siento es genuino...

Daishinkan se sonrió con desprecio. Al ver que sus palabras y su actuación no convencían al Gran Sacerdote,
cuando él le dió la espalda para retirarse, ella intento golpearlo,
pero obviamente no lo logró.

-¡Basta! Entiéndelo de una vez,muchachita. Tú y en especial tu hermano están cometiendo un gran error-le dijo Daishinkan sorprendiendo a la ángel-¿Crees que sus acciones pasan desapercibidas para mí? Yo puedo verlo todo y sé perfectamente lo que Ginebra planea y como tú lo has estado usando a él,para lograr su objetivo ¡Incluso has involucrado a mi hijo Whis en esto!Lo único que ustedes hacen,es romper el balance de la existencia...

-¡Mientes! ¡Mi hermano es un revolucionario! Y yo...yo sólo lo he apoyado porque creo en él.

-Tú sólo lo has manipulado magistralmente-le dijo Daishinkan-Le has hecho creer que todo es idea suya y si bien lo es,tú Anis sólo estás sacando el mejor provecho de esto,pero tú plan falló.Ella lo cambio todo.

-¿De quien hablas?-inquirió.

-¿En serio no lo sabes?

-¡Ast! ¡¡Ast!! Fue ella quien te advirtió de mí ¡Maldita! ¡Maldita sea!-grito y se fue.

Tannat volvio a caminar en silencio una vez más y Shin lo siguió por otro lapso,hasta que se detuvo y señaló en otra dirección.

Reconoció a Ast,estaba dormida en una cama. Junto a ella había una mesa en la que había una jarra con agua,en ella Anís vertió la esencia corrompida. Por la mañana la Shin-jin bebió un poco sin siquiera sospechar que contenía. Así cayó víctima del veneno. Daishinkan llegó después y la descubrió,la cargo en brazos para intentar ayudarla,
mas no había nada que hacer. La llevó con Ginebra y así le enseñó las consecuencias de sus acciones,pero este pensó que fue él,quien la envenenó en castigo.

Tannat se giró a Shin y soplo causando un fuerte viento que lo obligó a cerrar los ojos. Cuando los abrió,estaba sobre el cuerpo de Daishinkan quien tenía un grueso hilo de sangre seca que le broto de la nariz.

-Fue Anís...-murmuró Shin-Fue ella quien quiso matar a Ast, para que no detuviera a Ginebra,
pero el pensó que habías sido tú...Y tú sólo fuiste justo-reflexiono Shin en voz alta.

Bajo se allí y se sentó en la cama,pues estaba algo mareado y sobretodo abrumado.

-Ast...¿Cómo hago para terminar con esto?...Ayúdame por favor-dijo mirando hacia el techo.

Estaba realmente fatigado y se retiró a su habitación.Necesitaba descansar para poder pensar con la cabeza fría y hace días no lo hacía,de modo que se dió un baño y se fue a su cama.
Comenzaba a dormirse cuando alguien se le dejó caer encima cubriendole la boca. Abrió los ojos con espanto y se encontró con unos ojos grises que lo miraban fijamente;era Zamasu.

-Shhhh...No hagas ruido,Shin...-le dijo con una sonrisa.

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