Treinta y dos.

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-Te juro,Whis que tenía un plan diferente para ti,pero como lo arruinaste tuve que cambiar tu papel en la historia. Lo lamento, no sabes cómo lo lamento porque se que hubieras sido perfecto para estar a la diestra del nuevo Rey de Todo-le dijo Ginebra al pararce frente a él- Limpia aquí...

Whis no respondió bajo la cabeza y obedeció.Zamasu dejo a Shin recostado en el trono,mientras Ginebra se perdía por un pasillo.

Hace mucho tiempo,después de que Daishinkan terminara con la rebelión de ángeles liderada por Ginebra,este llevo a Whis a un apartado calabozo en el templo de Zen oh sama. Allí estaba recluido Ginebra,que parecía un despojo. Su cuerpo mostraba signos de tortura,tenía esa cicatriz que le surcaba el rostro a medio sanar y un desagradable olor se desprendía de él obligando a Whis, a cubrirse la nariz con la mano.

-Adelante-le dijo Daishinkan-puedes disponer de él como tú gustes...

-¿Qué le has hecho,padre?-preguntó Whis manteniendo la compostura, aunque dejando ver lo que pasaba por su mente.

-Nada que no merezca...

-¿Podrías dejarme solo con él? Sólo será un momento-Daishinkan aceptó.

La pesada puerta del calabozo se cerró tras él y entonces Ginebra alzó la vista hacia Whis.

-Supongo que te complace verne así..¿No,Whis?

-Un poco debo admitir...Pero más que complacerme,me das lástima,Ginebra y llámame blando o cobarde si quieres,pero por la misma lástima que me provoca verte así es que intercedere por ti ante mi padre para que no te mate...

-¿Te conmueve verme lastimado, Whis? Eres tan...

-Me conmueve saber que perdiste a Anís y a Ast-lo interrumpió-Aunque ambos sabemos que sólo Ast valía la pena.

-¡Cierra la boca! ¡No te atrevas a hablar de mi hermana!

-Fue Anís la que te convenció de que los ángeles deberían gobernar y luego,tú con tu radical postura...En fin...No hay nada más que yo pueda hacer por tí-le dijo Whis y dejo esa habitación.

Whis fue el que le salvó la vida y nunca entendió el motivo para eso,desde el punto de vista de Ginebra la explicación más lógica era la bondad de ese ángel,la verdad es que Whis vio en aquello un castigo y una moraleja que Ginebra nunca siquiera se planteó. No quería lastimarlo, no quería dañar a Whis,le guardaba algo semejante al respeto desde su forma de ver las cosas,mas la verdad era que se sentía culpable de haberlo engañado. Ginebra era en el fondo un ser de sentimientos muy nobles,el sufría con el sufrimiento de los otros,en especial con los indefensos,pero su hermana supo aprovechar esto y acandicionó su forma de pensar para conseguir el poder que tanto ambiciono,como también el corazón de Daishinkan,mas ella término sólo siendo borrada sin conseguir nada más que haber contaminado el corazón de su hermano,algo de lo que Ginebra fue cayendo en cuenta en esos años de encierro y soledad.

En la oscuridad y angustioso abandono fue que Ginebra, consiguió si habilidades de volverse intangible,incorporeó. Su necesidad de escapar a la demencia que podía atacarlo en ese cautiverio,lo llevo a entrenar su mente y a entender que él, como todos los ángeles,era sólo una forma de vida...que su existencia no estaba atada a la materia y que la materia no posee un único estado. Cada partícula de ese cuerpo que poseía podía transformarse y así con el paso de los años obtuvo esa habilidad que tan útil le era para espiar a Daishinkan.

Finalmente estaba ante la sala donde se guardaba la corona universal,esa que Zen oh sama jamás llevaba porque era pesada y peligrosa. Se asemejaba a un nido de pájaros,pero hecho de algún material luminoso que desprendía un vapor en el que podían verse estrellas. La tomo en sus manos y la llevó con solemnidad hasta ese salón donde Zamasu y un sometido Whis aguardaban,para entonces Shin había recobrado el sentido.

Lo primero que vio fue a Whis con una rodilla en el suelo, inclinado en reverencia y en cuanto a Zamasu lo encontró parado a su izquierda con un rostro extrañamente serío y la mirada en la lejanía.

-¡Whis! ¡Whis!-lo llamó,pero el ángel no se movía.

Un vapor púrpura salía como una estola de su hombro izquierdo y sus ojos quedaban, por su posición,fuera del alcance de los de él.

-¿Zamasu que está sucediendo?- le preguntó,más el no respondió.

-Sucede lo que siempre debió suceder,Shin-le dijo Ginebra apareciendo desde un costado con la corona en sus manos-finalmente estos universos tendrán un rey digno,un rey de amor y no uno caprichoso.

-¿Qué está diciendo? ¿Donde están los Zen oh sama? y ¿Qué le ha hecho a Whis?

-Whis pasará a la historia como la espada que libero al multiverso del gobierno injusto y cruel.Pero lamentablemente por esto mismo no podrá permanecer a su lado-le dijo Ginebra y vio al supremo kaiosama correr hacia Whis.

Lo sacudió,lo llamó...Era inútil, Whis era como un muñeco en una postura que no podía abandonar. Shin se paro en frente de él como si intentara protegerlo de la influencia de Ginebra,pero este sólo lo miro con consecuencia y le señaló volver al trono.

-¡Nunca! Esto que hace es una blasfemia...

-¿Blasfemia?

-Puede parecer cruel y sin duda lo es que los Zen oh sama vean a la existencia como algo de lo que disponer conforme a sus caprichos,pero ellos nunca van mas allá de las reglas.Son los universos más mediocres siempre sus víctimas y no me causa placer decirlo,pero si hay universos mediocres es porque hay dioses mediocres...

-¡Los Shin-Jin sólo siguen las indulgente reglas..!

-¡Cállate Zamasu!-le dijo Shin y volvió su mirada a Ginebra-Nosotros,los Shin-jin,pasamos por una ardua preparación para alcanzar el puesto de Supremo Kaiosama.Al llegar a ese puesto todo depende de nuestro criterio y la forma de hacer las cosas...Estoy de acuerdo en que no es justo para los mortales que paguen por nuestros errores
¡Pero no lo estoy en cambiar el orden que sostiene el equilibrio de la existencia!... Para crear hay que destruir,para destruir hay que crear...Todo lo que existe parecerá...esas son las reglas ancestrales y pese a todo zen oh sama y Daishinkan sólo son quienes las sostienen..

-¿Acaso no ve que todo esto...?

-¡El que no ve es usted!-exclamó Shin-Esta ciego en su verdad...
Está ciego en que es el único que puede cambiar las cosas y las ve tal como son ¡Usted está ciego en su vanidad!

SÍDonde viven las historias. Descúbrelo ahora