Catorce

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El miedo es algo que devora muchas cosas,pero la primera es la paz. La paz de nuestro ser es lo que nos permite obrar con buen juicio y no precipitarnos en palabras o acciones. El miedo nos roba la paz y nos regala el desasosiego,la falta de seguridad y el aislamiento,porque te haces temeroso de lo que antes te hubiera traído dicha y eso le pasaba a Shin. Daishinkan dejo el miedo en él y ese miedo no lo dejaba hacer algo que anehelaba y eso era amar.

El amor era un bálsamo que curaba cualquier herida,pero curiosamente no surge de un corazón a carne viva como estaba el suyo. Merlot era alguien que le transmitía una gran paz.A su lado estaba a salvo siempre o al menos eso le hacían sentir,esas pequeñas caricias de cumplido que el ángel le hacía. Que limpiaban el tacto sucio de Daishinkan en su piel.Por otro lado estaba Whis, alguien distante que lo veía con un amor profundo capaz de desafiar a su padre por él,pero no decía nada...Bills le contó que llevaba así un tiempo y nunca decía algo al respecto,de hecho nunca dijo,hizo o lo miro de alguna forma que dejara ver algo más.
En cualquier caso no podía negarse que pensaba en él, algunas veces,mas su nulo interés en el asunto le hacía pensar que quizá,después de todo lo ocurrido,prefería mantenerse lejos. Aquello lo llevaba de regreso a Merlot y su delicada declaración que él entendió perfectamente,pero que lo hizo salir huyendo porque sintió miedo y no quería sentir miedo más tiempo. Debía partir por enfrentar a Daishinkan o Tannat ¡cual fuera su nombre! Para él era la sombra que oscurecia su vida y debía ponerle fin a eso.

Merlot no estaba para nada feliz con la idea de dejarlo ir solo,pero Shin no acepto que lo acompañara,menos si eso implicaba dejar a Whis solo.Asi que terminó por salirse con la suya y partió al lugar señalado. Un mundo de montañas verdes donde Tannat,descansaba a las orillas de un lago.

El ángel se puso de pie, apenas lo sintió llegar. Estaba parado tras  él a unos cuantos metros y no se atrevía a voltear a verlo. Shin estaba apretando los puños para no salir corriendo,respirando profundo para mantener la calma. Cierto era que antes había hablado con él a solas,pero en el templo de Zen oh sama y tras la puerta estaba Whis. Si bien en aquella oportunidad le dijo al ángel,que no era necesario que se quedará por dentro le suplicaba que lo hiciera,mas ahora no estaba Whis allí para sentirse amparado.

-Daishinkan-lo llamo con su voz clara y logrando que sonará firme.

-dime...¿a que has venido?-le pregunto mirando por encima de su hombro.

-Whis necesita su ayuda,algo le sucede y...-no dijo más.

Había dado unos pasos hacia Tannat cuando cayó de rodillas al suelo sin razón aparente. Él se giró a verle y como no respondía se acercó,apoyo una rodilla en el suelo para tomarlo de los hombros y ver que le pasaba,
mas vaciló un momento,pues sabía que su tacto no era del agrado de Shin. Se quedó como petrificado con los dedos estirados hacia el Supremo Kaiosama y los bajo para simplemente seguir hablándole.

Shin no respondía,sus ojos estaban fijos en el piso y subitamente,como si sus extremidades hubieran sido jaladas por hilos invisibles,el Supremo Kaiosama, rodeo el cuello de Tannat con sus brazos y pego sus labios a los de él, buscando entrar en esa boca que se resistió un instante y luego simplemente lo dejo entrar ¿se trataba de un sueño? ¿una ilusión fantasmagorica creada para atormentarlo? Porque de ninguna manera,Shin haría algo como eso,pero por unos escasos segundos de dejo llevar y no fue hasta que rodeo la cintura del Shin-jin que despavilo y lo apartó de él,empujándolo con violencia.
Shin quedó allí tirado,de cara al cielo con la vista perdida y vidriosa.

Un dolor semejante a una apuñalada sintió Tannat en su vientre.Un dolor verdaderamente, fuerte que lo hizo caer a gatas al suelo,e escupiendo sangre.Fue entonces que entendió que sucedía e intentó acercarse a Shin. Con su mano derecha cubierta de luz,logro alcanzar su tobillo luego sólo perdió el sentido.

Zamasu apareció un minuto después, se inclinó junto a Shin y tiró de algo que sólo él veía.
Cuando término de extraerlo los ojos de Shin se cerraron y un profundo suspiro salió de su boca. En seguida Zamasu fue hacia Tannat y lo levantó de la ropa para cargarlo sobre su hombro, dió una última mirada a Shin y se fue.

Ginebra lo esperaba en un planeta entre los universos siete y ocho. Alli disfrutaba del inmenso silencio de un desierto cuando la fusión llegó junto a él y lanzó al anterior Gran Sacerdote a sus pies.

-crei que sería más complicado- comento el ángel.

-sabias que sólo Shin podía acercarsele lo suficiente para poner tu magia en él-le dijo Zamasu algo molesto.

-¿estas molesto,Zamasu? Supongo que tu amor por él,hace que todo esto te sea algo difícil de soportar,pero te juro que si todo sale como lo he planeado,tú serás mi sucesor y te sentarse a su izquierda.Es cosa de esperar nada más,ya tenemos a nuestra arma principal.

-¿qué hay de Merlot? Él esta lejos de ser un ángel ordinario-le señalo Zamasu.

-descuida... también nos encargamos de él, a su tiempo claro.

-soy paciente-dijo Zamasu.

Merlot habia llevado al su hermano al templo y lo recostó en una cama especial que hizo para él. Estaba preocupado por Whis,pues a simple vista se apreciaba el dolor que sentía y también empezaba a angustiarse por la tardanza de Shin,decidió mirar a través de su báculo y descubrió que el Supremo Kaiosama estaba inconsciente, enseguida fue por él y apenas dejo ese planeta Zamasu,fue a recoger a Whis dejando sólo la silueta de su cuerpo en el blanco lecho.

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